Vol. 72/No. 44 10 de noviembre de 2008
A finales de 1934, la Liga Comunista de América acababa de salir de la tremenda experiencia de las huelgas de los Teamsters en Minneapolis, que habían tenido lugar ese verano y aprovechaba las oportunidades en el movimiento de masas como resultado de la profundización de la radicalización laboral. Frente a las nuevas oportunidades en la lucha de clases en Estados Unidos, la Liga Comunista propuso una fusión al American Workers Party (Partido Obrero Americano - AWP) dirigido por A.J. Muste.
Una importante contribución del AWP al movimiento de masas fue la huelga contra la Auto-Lite en Toledo, Ohio, en la primavera de 1934, que fue una de las más poderosas en la oleada de huelgas aquel año. Demostró por primera vez el importante papel que la organización de los desempleados puede tener en las batallas obreras militantes. La fusión de militantes obreros de la huelga de los Teamsters de Minneapolis y la huelga contra la Auto-Lite en Toledo ofrecía una oportunidad poderosa para el avance de la dirigencia proletaria con conciencia de clase en Estados Unidos. Las dos organizaciones se fusionaron en un congreso conjunto el 2 de diciembre de 1934, formando el Workers Party of the United States (Partido Obrero de Estados Unidos, WP por sus iniciales en inglés).
El WP apenas había empezado su trabajo político cuando comenzó a tomar forma en el Partido Socialista una nueva ala izquierda bajo el impacto de los acontecimientos en la lucha de clases internacional. En Estados Unidos, crecían las batallas obreras militantes y el Congreso de Organizaciones Industriales experimentó dos masivas olas de crecimiento. En Francia, se dio una situación pre-revolucionaria que consistió de plantones obreros masivos. La guerra civil española había creado nuevas posibilidades de que se dieran victorias proletarias en Europa. El surgimiento del fascismo en Alemania ejerció presión adicional sobre el movimiento obrero mundial. En estas condiciones, el ala izquierda del PS experimentó un crecimiento. A pesar de que hubo una resistencia inicial y de que eventualmente algunos de los dirigentes del WP se escindieron, el WP decidió aprovechar las oportunidades de reclutamiento y entró al Partido Socialista en junio de 1936.
Los camaradas que se unieron al PS confrontaron a la dirección de derecha y presentaron un programa de lucha revolucionaria por el poder político. Publicaron y distribuyeron su propia prensa, Socialist Appeal (Llamado Socialista). Eventualmente la dirección conservadora expulsó a varias de las ramas en las cuales los comunistas tenían influencia. A finales de diciembre se realizó en Chicago un congreso de las ramas expulsadas del PS que culminó en la constitución del Partido Socialistas de los Trabajadores el 1 de enero de 1938. Un segundo congreso se realizó del 1 al 5 de julio de 1939.
Los congresos de fundación del PST discutieron y adoptaron muchas resoluciones basadas en la continuidad y experiencia del movimiento obrero internacional y desarrolló un genuino programa marxista. Se adoptó una resolución sobre la situación rusa que abogaba por una revolución política contra la burocracia y afirmaba la defensa incondicional del estado obrero soviético. Se aprobó también otra resolución sobre la guerra civil española. Esta resolución condenó las tácticas colaboracionistas de los estalinistas y social-demócratas quienes traicionaron la lucha obrera contra el fascismo formando un bloque con el ala liberal de la burguesía que culminó en una derrota sangrienta de los trabajadores y el surgimiento del fascismo.
La colaboración con el movimiento internacional fue central para forjar el programa del partido. El Programa de Transición para la Revolución Socialista fue un documento escrito por León Trotsky, el principal dirigente de la lucha por mantener la trayectoria comunista de Lenin. Delineó reivindicaciones estratégicas para ganar la conciencia de masas al campo de la revolución proletaria. El documento fue aprobado en un referéndum nacional del partido y reafirmado en el segundo congreso del PST.
Durante el siguiente año y medio el PST continuó por el camino delineado por los congresos de fundación. Siguió construyendo el partido a través de su trabajo sindical y otros aspectos del movimiento de masas. Sin embargo en agosto de 1939, poco después del segundo congreso, empezó a surgir una lucha faccional que se convertiría en la lucha más decisiva en la historia del partido desde el punto de vista programático.
Bajo la presión del pacto Stalin-Hitler y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, una sección pequeño-burguesa del partido comenzó a rechazar los fundamentos teóricos, principios políticos y métodos organizativos que forman la base del movimiento comunista. Una combinación sin principios dirigida por James Burnham, Martin Abern y Max Shachtman inció un ataque contra la posición del partido en cuanto a la defensa de la Unión Soviética de un ataque imperialista. Doblegándose a la opinión pública burguesa, posteriormente culminaron luchando contra muchos de los principios leninistas históricos del partido - desde la cuestión de la democracia del partido y el centralismo democrático, hasta el método de pensamiento y práctica política dialécticos.
Cannon llegó a ser el dirigente principal de la mayoría proletaria y respondió a los ataques revisionistas de la oposición pequeño-burguesa. Trotsky ayudó el lado de Cannon y de la mayoría, aclarando la posición marxista y explicando la base clasista de la lucha faccional. Trotsky y Cannon explicaron que las presiones de clase ajenas que se transmitían al partido por una capa pequeño-burguesa sólo se podrían contrarrestar incorporando más trabajadores a la base del partido y profundizando la orientación del partido a la clase obrera industrial. La lucha política que estalló se describe en dos tomos de Pathfiner: La Lucha por un Partido Proletario de Cannon y En Defensa del Marxismo de Trotsky. El conflicto interno del partido continuó hasta principios de 1940 cuando el grupo minoritario se escindió del partido. En el transcurso de las décadas siguientes, la importancia de la adherencia firme a los principios proletarios marxistas fue confirmada a través de las experiencias concretas en la lucha de clases.
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