Vol. 72/No. 47 1 de diciembre de 2008
Lucero, de 38 años de edad, era planchador en una lavandería. Entre los que se congregaron en el lugar donde fue asesinado había obreros de la construcción, jardinería, limpieza y jornaleros. La mayoría eran ecuatorianos, pero se les sumaron algunos residentes de la zona nacidos en Estados Unidos, así como activistas pro derechos de inmigrantes. También llegaron manifestantes de otras partes de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut. Simultáneamente se congregaron también residentes del pueblo natal de Lucero en Ecuador, Gualaceo, y escucharon los discursos por teléfono móvil.
Patchogue está ubicada en el condado de Suffolk, Long Island, que se ha hecho notorio por las posiciones antiinmigrantes de sus funcionarios de gobierno. El demócrata Steve Levy, principal ejecutivo del condado, ha logrado la aprobación de leyes que prohíben que caseros les alquilen a trabajadores sin documentos, que contratistas empleen trabajadores que no tengan permisos de trabajo, y que restringen las zonas dónde se pueden congregar los obreros para tratar de conseguir trabajo.
Al principio Levy le dijo al diario Newsday que el linchamiento de Lucero se estaba tratando de forma desproporcionada porque los medios de difusión querían desprestigiar a su administración. En cualquier otro país, dijo, el asesinato habría sido noticia de un día. Posteriormente tuvo que ofrecer disculpas.
Durante la vigilia muchas personas portaban carteles en que exigían Justicia para Marcelo. En uno de ellos se leía No es noticia de un día. Un ecuatoriano, parado en el techo de una casa, tenía un enorme cartel en que se leía Los crímenes de odio en Suffolk son fruto de Steve Levy.
Los ataques gubernamentales contra los trabajadores inmigrantes han envalentonado a las fuerzas derechistas en este país. En el vecino Farmingville, en 2000, a dos jornaleros les ofrecieron trabajo y luego los llevaron a un sitio aislado donde varios racistas los agredieron y estuvieron a punto de matarlos. En 2003, en ese mismo pueblo incendiaron la casa de una familia mexicana.
Fernando Lucero, sin parentesco con Marcelo, trabaja en la construcción. Durante la vigilia dijo que con frecuencia los inmigrantes son objeto de insultos en las calles.
Rafael, trabajador de jardinería ecuatoriano que pidió no se utilizara su nombre completo, dijo que a los inmigrantes que no pueden mostrar documentos los caseros les cobran cientos de dólares más por el alquiler. Las viviendas son sucias, añadió. Su hijita le tiró de la manga y le dijo Dile de las ratas.
Todo lo que uno intenta es un problema, dijo Rafael. Comprar casa, ir al hospital. Los patrones abusan de los inmigrantes sin documentos. Ha trabajado para la misma compañía por tres años y nunca ha recibido un aumento. Sin importar las horas que trabaje, tampoco le pagan horas extras. Necesitamos sindicato, dijo.
Armando, un obrero de la construcción de Bensonhurst, Brooklyn, desempleado, vino a la vigilia en un autobús organizado por varios grupos ecuatorianos. Es activista del Proyecto de Trabajadores Latinoamericanos. A muchos indocumentados, dijo, ni siquiera les pagan el salario mínimo.
El linchamiento de Lucero es un ultraje, dijo Elbidio Molina, quien llegó con otros 20 limpiadores miembros del Local 32BJ del sindicato de empleados de servicios SEIU. Uno de sus compañeros sindicalistas añadió, por ser afroamericanos, hemos pasado por esto.
Amplitud de fuerzas
La amplia plataforma de oradores en la vigilia reflejaba la profunda oposición que ha provocado la muerte de Lucero. Un joven obrero de la construcción, y miembro del sindicato de vidrieros en Manhattan, habló de los abusos que enfrentan los inmigrantes en esa industria y de la importancia de la solidaridad sindical con ellos.
Entre quienes se dirigieron a los manifestantes estaba Arturo Vilches, del Centro de Derechos Laborales, quien señaló la negativa de muchos patrones a proveer atención médica a los trabajadores inmigrantes. También hablaron Daphne Irizarry, de la Asociación de Maestros de Long Island, y Lucius Ware, representante de la NAACP del Este de Long Island.
El hermano de Lucero, Joselo, y una gama de organizaciones ecuatorianas se pronunciaron en el mitin. El cónsul general de Ecuador ha pedido que a Jeffrey Conroy, acusado de apuñalar a Lucero, la fiscalía le presente cargos de asesinato en segundo grado. A los otros seis jóvenes se les acusa de ataque en pandilla.
El líder de la minoría en el senado de Nueva York, Malcolm Smith, instó a que se realice una acción rápida contra los que cometieron este crimen. Paul Pontieri, alcalde de Patchogue, estuvo también en el mitin. Cuando comenzó a hablar, muchos corearon ¡Justicia! y ¡Criminales! Pontieri intentó aplacar la militancia de la multitud, diciendo, Sí, es cierto que es por justicia. Pero también tenemos que vernos como una comunidad.
La Alianza de Inmigrantes de Long Island ha convocado otra manifestación ante el edificio de la legislatura del condado de Suffolk, en la vecina Hauppauge, para el 2 de diciembre.
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