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Vol. 73/No. 3      26 de enero de 2009

 
En Cuba celebran 50 años
de revolución socialista
(portada)
 
POR MARTÍN KOPPEL
Y JONATHAN SILBERMAN
 
LA HABANA, 8 de enero—A lo largo de las calles de La Habana, residentes de esta ciudad saludaron una procesión de vehículos que recorrió el camino tomado por la Caravana de la Libertad, las columnas del Ejército Rebelde dirigidas por Fidel Castro que entraron victoriosamente a la capital cubana en esta fecha hace 50 años.

La caravana fue la culminación de una semana de actividades políticas, educacionales y culturales por toda la isla para celebrar el 50 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, la abrió el camino a la primera revolución socialista en América. Desde entonces, Cuba revolucionaria ha ofrecido un ejemplo de lo que pueden lograr los trabajadores y agricultores cuando le arrebatan el poder estatal a la clase capitalista y lo usan para beneficio de la gran mayoría.

En las primeras horas del 1 de enero de 1959, el dictador Fulgencio Batista, apoyado por Washington, se fugó de Cuba ante las victorias decisivas del Ejército Rebelde, incluida la toma de Santa Clara, la tercera ciudad. En la ciudad oriental de Santiago de Cuba, el cuartel del ejército de la dictadura se rindió a las fuerzas del Ejército Rebelde comandadas por Fidel Castro, quien llamó a una huelga general revolucionaria para impedir la consolidación de una junta militar nombrada por Batista. El pueblo trabajador respondió con una sublevación de masas, mientras las fuerzas rebeldes dirigidas por Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara ocuparon los principales cuarteles del ejército en La Habana.

Durante la semana siguiente, las columnas principales del Ejército Rebelde marcharon por la isla hacia el occidente, recibidas por multitudes de trabajadores y campesinos a lo largo del camino. El 8 de enero entraron a La Habana, donde Fidel Castro habló a la población desde la base militar Columbia del antiguo dictador.

El 1 de enero de este año, el presidente Raúl Castro, quien fue comandante de una de las principales columnas del Ejército Rebelde durante la guerra revolucionaria y segundo al mando después de Fidel en la dirección revolucionaria durante las últimas cinco décadas, se dirigió a una asamblea de 3 mil personas en Santiago para conmemorar la victoria. Durante la última semana, una caravana integrada por combatientes revolucionarias veteranos, dirigentes juveniles y otros cruzaron la isla, dirigiendo actividades en ciudades y pueblos por el trayecto que tomó la Caravana de la Libertad en 1959.

En La Habana, el desfile concluyó su viaje en el ex Campamento Colombia, ahora Ciudad Libertad, recinto del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. Raúl Castro y otros dirigentes del gobierno asistieron a la concentración de 2 mil personas. Entre los que hablaron en el acto estaban Pedro Sáez, primer secretario del Partido Comunista de Cuba en La Habana; la general de brigada Delsa Esther “Teté” Puebla; y el presidente Rafael Correa de Ecuador. Puebla, quien durante la guerra revolucionaria contra el régimen de Batista fue segunda al mando de un pelotón de mujeres en el Ejército Rebelde, habló sobre su participación en la Caravana de la Libertad. Correa, el orador principal, se solidarizó con Cuba frente a las décadas de guerra económica de Washington.

Este año las celebraciones se organizaron a una escala modesta para tomar en cuenta la prioridad urgente de reconstruir viviendas y otra infraestructura desde que tres huracanes sucesivos asolaron a Cuba en agosto, septiembre y noviembre.

En su discurso del 1 de enero en Santiago, Raúl Castro describió el carácter proletario de la revolución socialista de Cuba. Esto “exige de los dirigentes del mañana que no olviden nunca que esta es la revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes,” destacó. Exhortó a “que no se reblandezcan con los cantos de sirena del enemigo y tengan conciencia de que, por su esencia, nunca dejará de ser agresivo, dominante y traicionero” hacia la revolución. Ante todo, que los dirigentes de Cuba “no se aparten jamás de nuestros obreros, campesinos y el resto del pueblo” al afrontar los retos por delante.

“Corresponde a la dirección histórica de la revolución preparar a las nuevas generaciones para asumir la enorme responsabilidad de continuar adelante con el proceso revolucionario,” dijo Castro.
 
 
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