Vol. 73/No. 4 2 de febrero de 2009
El informe Ambiente de Operaciones Conjuntas de 2008 del comando de las fuerzas armadas, discute las guerras para las cuales las fuerzas armadas de Washington deben estar preparadas a librar en el futuro. Las conclusiones sobre Pakistán y México aparecen en el capítulo sobre estados débiles y fallidos.
El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas con sede en Norfolk, Virginia, supervisa las operaciones del ejército, la marina, la fuerza aérea y la infantería de Marines de la región del Océano Atlántico. Según la página del Internet del comando, actualmente está encargado de dirigir la transformación de la capacidad guerrera de las fuerzas armadas de Estados Unidos para el siglo XXI.
Puede parecer menos probable en el caso de México declara el informe, pero las guerras del narcotráfico que están devastando a México tendrán un impacto mayor en la estabilidad del estado mexicano. México es el tercer socio comercial más grande de Estados Unidos y también su tercer abastecedor de petróleo.
La creciente violencia y los secuestros llevados a cabo por capitalistas involucrados en el comercio de drogas en México ya han cobrado más de 8 mil vidas en los dos últimos años. A pesar de que el gobierno mexicano ya ha enviado 45 mil policías federales y soldados del ejército para luchar contra los narcotraficantes, aquellos que se embolsan el dinero de las operaciones de drogas alcanzan rangos altos del gobierno y de las fuerzas policiales locales y federales.
En noviembre, el ex titular de la agencia de la Procuraduría encargada de la lucha contra el narcotráfico Noé Ramírez, fue acusado de aceptar por lo menos 450 mil dólares al mes en sobornos de uno de los carteles a cambio de información sobre operaciones policiales y de antinarcóticos. El mes siguiente, el oficial de ejército Arturo González fue arrestado bajo sospecha de haber vendido información sobre los movimientos del presidente Felipe Calderón a 100 mil dólares mensuales.
Cualquier derrumbe de México a una situación de caos, dice el informe de las Fuerzas Conjuntas, demandaría una respuesta estadounidense, basándose simplemente en las graves implicaciones para la seguridad interior.
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