Vol. 73/No. 18      11 de mayo de 2009

No hay lugar para esta consigna proteccionista en las acciones del Primero de Mayo. Es parte de la campaña de los patrones de presentar a los trabajadores inmigrantes como criminales culpándolos por el desempleo en lugar de a los patrones que son quienes tiran a las calles a los trabajadores.

El TLC—el Tratado de Libre Comercio de América del Norte—es un tratado comercial entre Estados Unidos, México y Canadá que tomó efecto en 1994. Los capitalistas estadounidenses lo vieron como una manera de reforzar su dominación sobre Canadá, un rival imperialista más débil, y al mismo tiempo intensificar su explotación de los trabajadores y campesinos mexicanos. Desde el principio, los principales oponentes del TLC han sido demócratas liberales y funcionarios sindicales por un lado, y los ultraderechistas como Patrick Buchanan por el otro. Ambos dicen que el tratado amenaza los "trabajos de los americanos".

En su campaña presidencial en 2008 Barack Obama dijo que estaba a favor de que el TLC fuera enmendado. "El comercio con las naciones extranjeras debe reforzar la economía de Estados Unidos", decía su plataforma.

Este marco nacionalista estrecho, que promueve la idea que los trabajadores en Estados Unidos tienen un interés común con sus patrones en "reforzar la economía norteamericana", es mortal para el movimiento obrero. Esta demanda no está muy lejana de la otra que ha aparecido en algunos volantes de la Coalición del 1 de Mayo: "No a la exportación de trabajos"—la idea de que existen "trabajos americanos" que deben permanecer en Estados Unidos.

No existe tal cosa como un "trabajo americano" o un "trabajo mexicano". Simplemente son trabajos. Los gobernantes buscan como aumentar sus ganancias haciendo que los trabajadores se miren los unos a los otros como enemigos que compiten por trabajos.

No se trata de si estas a favor o en contra del TLC. La posición que los trabajadores con conciencia clasista toman con respecto a una u otra política comercial imperialista no comienza con tal política sino con las consideraciones sobre como unificar a los trabajadores alrededor del mundo para defender nuestros intereses comunes como clase y luchar por trabajos para todos. Como lo explica Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores en el libro El desorden mundial del capitalismo, "Los trabajadores con conciencia de clase nos oponemos al TLC… . Pero lo hacemos desde un punto de vista internacionalista, rechazando cualquier concepto de que tenemos interés común alguno con la clase patronal, ya sea en mejorar su competitividad contra sus rivales capitalistas o ayudarles a reforzar el estado paria y de superexplotación de los trabajadores inmigrantes".

El movimiento sindical norteamericano debe oponerse a todas las tarifas y otras restricciones a los productos que entran a Estados Unidos, así como oponerse a que el gobierno prohíba exportaciones a cualquier otro país, incluso a países imperialistas.

Si embargo, los trabajadores con conciencia de clase apoyan el derecho de los países semicoloniales a imponer tarifas en contra de la importación de productos de los países imperialistas, para compensar entre otras, por las relaciones comerciales desventajosas. Este enfoque proletario a la cuestión del comercio es más esencial cuando aumenta el desempleo si el movimiento laboral va a poder superar las divisiones impuestas por los patrones, particularmente la división entre los nacidos en Estados Unidos y los nacidos en el extranjero.
 
 
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