Vol. 74/No. 3 25 de enero de 2010
Obama alega que las reformas ampliarían el acceso al cuidado médico. Pero con o sin ellas, millones de trabajadores serán forzados a cubrir más de los crecientes costos, enfrentar recortes a programas sociales y lidiar con un sistema médico en deterioro a medida que la crisis capitalista mundial sigue causando estragos.
La legislación aprobada por el Senado el 24 de diciembre es similar a la que aprobó la Cámara de Representantes en noviembre. Incluye un mandato que forzaría a la mayoría de la población en Estados Unidos a comprar un seguro médico o pagar una multa. Algunos subsidios federales para comprar un seguro serían proveídos a aquellos con salarios de hasta cuatro veces el nivel oficial de pobreza.
El mandato resultaría en ganancias adicionales para las compañías de seguro, que enlistarían a unos 31 millones de clientes nuevos que se verían obligados a comprar pólizas en los siguientes 10 años.
Los proponentes del proyecto alegan que 14 millones de personas serían agregadas a las listas de Medicaid, un programa de atención del gobierno para personas de bajo ingreso. Pero las propuestas de reforma proyectan grandes recortes a Medicaid y Medicare, el programa médico gubernamental para los mayores de 65 años. Estos programas fueron logrados por el pueblo trabajador en 1965 como resultado de las luchas de masas con dirección obrera por los derechos de los negros en los años 50 y 60. Los dos programas fueron una ampliación del salario social conquistado durante el alza en las luchas sindicales en los años 30.
También limita el derecho de la mujer a optar por un aborto. A medida que la crisis capitalista hace sentir sus consecuencias, tanto los hospitales privados como los públicos están recortando servicios.
En octubre, el Hospital Grady Memorial en Atlanta cerró su clínica de diálisis, afectando a más de 60 trabajadores inmigrantes indocumentados que dependen de sus servicios para sobrevivir. Los funcionarios del hospital ofrecieron mandar a los pacientes a sus países de origen u otros estados, y pagar por tres meses de diálisis en una clínica privada.
Tres ex pacientes de diálisis en dicho hospital han muerto desde el cierre de la clínica, aunque un vocero del hospital dijo al New York Times que ninguno fue el resultado de insuficiente diálisis.
En Pennsylvania, por lo menos siete hospitales y centros médicos cerraron en 2009.
En Queens, un distrito de la Ciudad de Nueva York, 3 mil trabajadores fueron cesanteados cuando dos hospitales se declararon en bancarrota y cerraron en marzo de 2009.
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