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Vol. 74/No. 3      25 de enero de 2010

 
Juicios y deportaciones de
inmigrantes a niveles récord
(portada)
 
POR SETH GALINSKY  
Las acciones judiciales a nivel federal por violación de las leyes de inmigración aumentaron en casi un 16 por ciento en el año fiscal 2009. Las cifras récord son una señal clara de que la administración de Barack Obama está intensificando los ataques contra los trabajadores indocumentados.

El servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) deportó a 387 mil trabajadores inmigrantes el año pasado, el número más alto en la historia de Estados Unidos. Un trabajador inmigrante puede contar con ser procesado a través del sistema judicial en dos días, mientras que en promedio le lleva al gobierno federal 460 días procesar a un acusado de un crimen como el desfalco.

El año pasado la administración de Obama amplió dos programas: el “287 (g)”, que da a la policía local la autoridad para actuar como agentes de inmigración, y el programa “Comunidades Seguras”, cuyo objetivo es comparar las huellas dactilares de todos los prisioneros en Estados Unidos, incluyendo aquellos en cárceles locales, con las bases de datos del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional para descubrir y deportar a los indocumentados.

En un día típico alrededor de 31 mil inmigrantes se encuentran bajo custodia del ICE. De los c asi 379 mil inmigrantes que fueron detenidos por ICE en 2008, el 58 por ciento eran de México y un 27 por ciento de Centroamérica.

ICE dice que aproximadamente la mitad de los trabajadores inmigrantes que detienen son “delincuentes,” aunque reconoce que menos del 6 por ciento de los detenidos están acusados de crímenes violentos.

Disminuyendo el uso de grandes redadas de fábricas y calificando a muchos de los trabajadores detenidos como delincuentes, el gobierno de Estados Unidos intenta socavar el apoyo que existe para la legalización de los inmigrantes indocumentados.

El gobierno federal quiere mantener el abasto de trabajadores inmigrantes —los patrones los necesitan para aumentar sus márgenes de ganancia y mantener su ventaja competitiva frente a los capitalistas en Europa y el resto del mundo— pero los patrones quieren aumentar su habilidad de controlar el abasto de trabajadores en un momento de crisis económica.  
 
 
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