Vol. 74/No. 4 1 de febrero de 2010
A continuación reproducimos un extracto de un discurso dado el 28 de marzo de 1987 por Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, bajo el título Malcolm X: Dirigente revolucionario de la clase obrera, que aparece en la primera parte del libro.
El 4 de diciembre de 1963, Elijah Muhammad, el presidente de la Nación del Islam, suspendió a Malcolm X, uno de los dirigentes más prominentes de la organización. Supuestamente fue suspendido por hacer un comentario no autorizado sobre el asesinato del presidente John Kennedy. Pero en realidad, diferencias entre Malcolm y la dirección de la Nación del Islam venían desarrollándose desde hacía algún tiempo.
En marzo de 1964 Malcolm X anunció que se retiraría de la Nación del Islam y que organizaría un movimiento nuevo. Copyright © 2009 por Pathfinder Press. Reproducido con permiso.
Malcolm pasó más de la mitad de ese tiempo en el exterior: casi 26 semanas en áfrica y el Medio Oriente, y un poco más de dos semanas adicionales en Gran Bretaña y Francia. Esos viajes tuvieron en él un tremendo impacto político.
Así que fue en el transcurso de apenas 22 semanas en Estados Unidos que Malcolm comenzó a construir dos organizaciones distintas: primero la Mezquita Musulmana, Inc., y después, en junio de 1964, la Organización de la Unidad Afro-Americana (OAAU). Fue durante esas semanas que dio la gran mayoría de los discursos y entrevistas donde explicó ante públicos cada vez más amplios su perspectiva revolucionaria, la cual fue evolucionando rápidamente.
Muchos de los criterios que Malcolm propugnó y explicó al final de su vida eran muy diferentes de los que aún había mantenido en un grado u otro en marzo de 1964. Lo que había atravesado no era fundamentalmente una evolución, sino múltiples revoluciones traslapadas, por así decirlo.
Malcolm X emergió en suelo norteamericano como el dirigente revolucionario más representativo de alcance de masas en la segunda mitad del siglo XX. Convergió políticamente con otros revolucionarios en el mundo, incluidos revolucionarios proletarios, comunistas, aquí en Estados Unidos. El seguía el rumbo que seguía la revolución mundial contra el colonialismo y el capitalismo, y con los que impulsaban luchas revolucionarias. Muchos individuos, en muchos países, que aspiran a dirigir revoluciones en sus propias tierras aún están por alcanzar a Malcolm en muchos ámbitos.
A veces la trayectoria de Malcolm durante estos meses finales se denomina una nueva forma de panafricanismo, y Malcolm mismo usó ese calificativo. Pero panafricanismo no capta ni la envergadura ni el carácter político revolucionario del internacionalismo y antiimperialismo de Malcolm. Por supuesto, Malcolm reconocía los aspectos compartidos de la opresión que enfrentan la personas de origen africano… y de su resistencia a esa opresión. Debido al legado combinado del colonialismo y la esclavitud, los negros compartían muchos de esos elementos, ya fuera que vivieran y trabajaran en áfrica misma, el Caribe y América Latina, Europa, o lo que Malcolm, al parafrasear esa frase maravillosa de Elijah Muhammad, llamaba esta selva de Norteamérica.
Muchos nos dejamos engañar al creer que afroamericanos somos únicamente los que estamos aquí en Estados Unidos, dijo Malcolm en una de sus últimas charlas, apenas cinco días antes de ser asesinado. Pero afroamericanos son ese gran número de personas del hemisferio occidental, desde el extremo sur de Sudamérica hasta el extremo norte de Norteamérica, todos los cuales, cuando uno se remonta en la historia de estos pueblos, tenemos una herencia común y un origen común… [Y cuando los africanos] emigran a Inglaterra, le plantean un problema a los ingleses. Y cuando emigran a Francia, le plantean un problema a los franceses.
Al mismo tiempo, Malcolm se fue identificando crecientemente con las luchas revolucionarias de todo el mundo y las defendió y explicó más y más: desde la Revolución China hasta la Revolución Cubana y las batallas por la liberación nacional, sin importar dónde se libraran, y sin importar el matiz de la piel de los pueblos que las libraran.
No obstante, en el encuentro de esta tarde quiero intentar demostrar lo que quizá sea lo más importante de todo, no solo para los revolucionarios en este país sino para los de todo el mundo. Quiero plantear que Malcolm X fue un dirigente revolucionario de la clase trabajadora en Estados Unidos.
Puede que eso suene raro, por varias razones. Puede que suene raro por el grado reducido de apoyo que Malcolm tenía entre los trabajadores que eran caucásicos, al menos de los cuales sabía. Puede que suene raro por la situación debilitada del movimiento obrero y las posiciones procapitalistas de la cúpula sindical que describí antes. Puede que suene raro, aunque sea simplemente porque el propio Malcolm nunca abordó esta cuestión directamente.
Pero lo cierto es que las transformaciones sociales y políticas que se forjarán con una revolución popular en Estados Unidos una revolución que será dirigida por la vanguardia de la clase trabajadora, o de otra manera se verá aplastada en una derrota sangrienta son decisivas para los oprimidos y explotados de todo el mundo. Entre otras cosas, la conquista del poder por la clase trabajadora y sus aliados el establecimiento de la dictadura del proletariado es el paso necesario que puede abrir el camino para que los negros, y todos los partidarios de los derechos de los negros, luchemos exitosamente para poner fin a la opresión racista de todo tipo, de una vez por todas.
En el liderazgo de las luchas proletarias revolucionarias en este país, los trabajadores que son negros ocuparán un lugar y peso de vanguardia desproporcionados a sus cifras en la población estadounidense. Es lo que nos enseña toda la historia moderna. Ese hecho se ve verificado en el historial de luchas sociales y políticas poderosas en Estados Unidos: desde las batallas de los últimos años de la propia Guerra Civil, hasta la Reconstrucción Radical y los intentos de impedir la imposición del peonaje entre los esclavos liberados; desde las luchas que forjaron los movimientos de agricultores y de sindicatos industriales en las décadas de 1920 y 1930, hasta el movimiento proletario de masas que derrocó la segregación del sistema Jim Crow, movimiento que alimentó una mayor confianza política y conciencia nacionalista entre los negros en los años 60 e inspiró lo que llegó a ser un movimiento de masas contra la guerra imperialista en Vietnam.
Malcolm X era un legítimo heredero político de todas estas luchas.
Pero, ¿quiénes son los herederos de Malcolm?
Tras su asesinato, algunos de los que se orientaban hacia Malcolm se desilusionaron porque la organización política que fundó y dirigió, la OAAU, murió con él. Dados los enemigos que enfrentaban, ninguno de los relativamente pocos cuadros de la OAAU que Malcolm se había llevado de la Nación del Islam supo salir al frente para mantener la lucha y cargar con el liderazgo para continuar la trayectoria política revolucionaria de Malcolm. Eso es un hecho.
Pero los herederos de Malcolm X sí saldrán al frente en todo el mundo, incluso aquí mismo en Estados Unidos a medida que avancen las luchas revolucionarias, a medida que los explotados y oprimidos se organicen para resistir las consecuencias devastadoras de las crisis capitalistas y de la dominación y guerra imperialistas. Más dirigentes como Malcolm van a salir al frente, incluso en el movimiento obrero. Y van a necesitar saber quién fue Malcolm, qué defendió Malcolm, por qué luchó y por qué murió.
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