Vol. 74/No. 16 26 de abril de 2010
Desastres como la explosión del 5 de abril en la mina de la Massey Energy de Virginia Occidental no son inevitables. Lo que sí es inevitable es que se perderán más vidas mientras las minas permanezcan sin sindicatos y los trabajadores no usen el poder sindical para garantizar que se vele por la seguridad en el trabajo.
Los mineros necesitan comités de seguridad sindicales. Deben poder utilizar el poder sindical para abandonar su puesto de trabajo cuando los niveles de metano sean demasiado altos, o para insistir en que se hagan reparaciones y limpieza apropiada cuando existan alambres electrificados expuestos o el polvo de carbón se haya acumulado.
Los mineros necesitan un sindicato para poder resistir la aceleración del trabajo impuesta por los patrones a medida que buscan sacar todas las ganancias posibles a costa de los trabajadores.
En enero de 2006 una explosión en la mina Sago en Virginia Occidental mató a 12 mineros, marcando el inicio de un año en el que perecieron 47 trabajadores en las minas de carbón en Estados Unidos. Los políticos capitalistas se retorcieron las manos, los funcionarios federales de seguridad prometieron medidas enérgicas y los patrones del carbón prometieron mejorar. El Congreso adoptó una nueva ley de seguridad minera, la cual fue aclamada como una reforma mayor.
Ahora, cuatro años después, la avaricia de los patrones del carbón ha cobrado vidas de los trabajadores una vez más.
La solución no es simplemente aumentar las leyes o las inspecciones. La seguridad está garantizada solamente si está en manos de los trabajadores mismos. Y esto es verdad no solo en las minas y no solo para los trabajadores en Estados Unidos. Una explosión e incendio mataron a cinco trabajadores en la refinería petrolera Tesoro en el estado de Washington el 2 de abril. Los accidentes mineros en China continúan cobrando cientos de vidas. En la refinería Tesoro hay sindicato, pero la compañía puede apelar acciones correctivas por violaciones de seguridad, permitiendo que continúen las condiciones peligrosas.
Será necesario un movimiento sindical combativo para detener las crecientes amenazas contra la vida y el cuerpo de los trabajadores en las minas, refinerías y otras industrias. Tal movimiento surgió a finales de los años 60 en los yacimientos de carbón, revolucionando el sindicato minero UMWA y dando grandes pasos a favor de la seguridad y la salud de los mineros.
Tal movimiento también es capaz de defender los derechos democráticos, incluyendo el derecho de los mineros a protestar contra las violaciones que ven día tras día sin temor a represalias.
Las luchas venideras por la sindicalización de las minas y para usar el poder sindical para garantizar la seguridad y mejorar las condiciones de trabajo pondrán en relieve la necesidad de que la clase trabajadora haga una revolución y tome el gobierno de manos de los que representan a los patrones del carbón y otros capitalistas. Sin patrones, nosotros podemos organizar la producción para el beneficio de la humanidad sin sacrificar las vidas de los trabajadores.
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