Vol. 74/No. 17      3 de mayo de 2010

La lucha por la legalización de los inmigrantes indocumentados es una cuestión de vida o muerte para toda la clase trabajadora. Mientras continúa la crisis económica sin señal de mengua, los patrones acusan a los trabajadores indocumentados de “robar empleos”. Quieren que los trabajadores nacidos en Estados Unidos se vean así mismos como “americanos” que tienen más en común con el patrón que con sus compañeros trabajadores de otros países.

El movimiento obrero debe rechazar esto. Todos los trabajadores y agricultores —donde quiera que hayan nacido, cualquier que sea el idioma que hablen, o el color de su piel o sus creencias religiosas, independientemente de que papel o tarjeta de identificación tengan— tienen un enemigo común: las clases capitalistas gobernantes que se benefician de la riqueza producida por el pueblo trabajador.

A medida que han declinado sus tasas de ganancia, los patrones y su gobierno han aumentado su campaña contra los trabajadores inmigrantes. Han aumentado el ritmo de las deportaciones, incrementado la autoridad de la policía para que actúen como policías de inmigración, y han aumentado las redadas cuya meta es presentar a muchos inmigrantes como criminales.

El objetivo de los gobernantes es profundizar las divisiones entre los que cuentan con los documentos “apropiados” y los que no los tienen, de aumentar la inseguridad y el miedo entre los inmigrantes y mantener un sector de la clase trabajadora permanentemente vulnerable a las deportaciones, con la esperanza de que así serán trabajadores sumisos ante los abusos de los patrones y tendrán miedo de incorporarse a los sindicatos y a otras luchas obreras.

Los proyectos de ley de “reforma” migratoria de ambos partidos son parte de los ataques contra los trabajadores inmigrantes. La propuesta Schumer-Graham, por ejemplo, requeriría por primera vez que todos los trabajadores porten una tarjeta de identidad nacional. La propuesta otorgaría una autoridad más amplia a la policía para que actúe como agente de inmigración. A la vez que promete residencia permanente a algunos trabajadores indocumentados, exige que primero ellos “admitan” que violaron la ley, paguen multas fuertes, pasen una revisión de antecedentes y que hablen el inglés con fluidez. Aquellos que logren superar todos estos obstáculos se les dará la oportunidad de “irse al final de la cola” de inmigrantes en espera de tarjetas de residente.

Solo luchando por la legalización inmediata de todos los trabajadores inmigrantes, sin condiciones, es que el movimiento sindical podrá luchar eficazmente por empleos, contra los ataques al cuidado de la salud, la discriminación racial, las guerras de Washington en el extranjero y por construir un movimiento para tomar el poder de manos de la clase capitalista.

Instamos a los trabajadores a que se unan a las manifestaciones listadas en la página 9 para exigir: ¡Legalización para todos los inmigrantes ya! ¡Alto a los despidos y deportaciones! ¡Cesen la militarización de la frontera entre México y Estados Unidos!
 
 
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