Vol. 74/No. 28      26 de julio de 2010

En el mes de junio se registró el más alto número de muertes de la OTAN desde que se inició la guerra en 2001, 103 muertes, 60 de ellas de soldados estadounidenses.

El número de civiles afganos muertos en la guerra en junio —212— es el más alto del año, según un informe recién emitido por el Monitor de los Derechos de Afganistán (ARM). “2010 ha sido el peor año desde que se terminó el régimen de los Talibanes a finales de 2001” en términos de violencia contra civiles, el grupo constató. Durante los primeros seis meses del año murieron unos 1 074 civiles y más de 1 500 fueron heridos, un incremento de 1 059 en el mismo período el año pasado.

El ARM atribuye un 61 por ciento de las muertes civiles a los ataques de los Talibanes. Las fuerzas estadounidenses, la OTAN, el ejército afgano, las milicias pro gubernamentales, y los cuerpos de seguridad privados, son responsables del restante 39 por ciento.

Mientras dice que los 94 civiles muertos en ataques aéreos durante los últimos seis meses es una reducción a la mitad comparado al año pasado, el informe acusa a las tropas estadounidenses y de la OTAN de “disparar de manera indiscriminada y presuntamente deliberada … contra civiles y automóviles” y de “violentas y brutales intromisiones” y redadas.

El Teniente General David Rodriguez, el segundo al mando en Afganistán, predijo en una rueda de prensa el 7 de julio que la carnicería empeoraría. “Estamos entrando en lugares que han sido importantes bases de apoyo para el Taliban en los últimos varios años… . Y van a luchar duro por estos, y es la razón por la que esperamos que las bajas aumentarán”.  
 
100 mil tropas estadounidenses
Para finales de agosto habrá 100 mil soldados estadounidenses en Afganistán, “más de tres veces el número de las fuerzas estadounidenses desplegadas a principios de 2009”, informó Petraeus al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado el 29 de junio. No se irán pronto, agregó. Reafirmando los recientes comentarios de Obama, Petraeus dijo que la fecha límite de julio de 2011 para el inicio de la retirada de las fuerzas estadounidenses “señalará el inicio de un proceso, no la fecha en que Estados Unidos buscará la salida y apagará las luces”.

Petraeus bregó con los temas subyacentes a la renuncia forzada de McChrystal en una carta enviada a todas las tropas de la OTAN en Afganistán el 4 de julio. Hizo un llamado por un “esfuerzo conjunto” para “lograr la unidad de esfuerzo con nuestros colegas diplomáticos, civiles internacionales y afganos”, una referencia a los comentarios desdeñosos sobre funcionarios civiles del gobierno estadounidense hechos por el depuesto general y sus ayudantes en la entrevista de Rolling Stone.

La carta también bregó con las críticas ampliamente difundidas hechas por algunas tropas sobre las crecientes bajas de la OTAN, las cuales las atribuyen a las restricciones en las reglas de combate, tal como los límites en el uso de los ataques aéreos y de artillería cuando hay civiles en el área. “Debemos emplear todos los recursos para asegurar la seguridad de ustedes, mientras tenemos presente, una vez más, la importancia de evitar bajas civiles”, escribió Petraeus. Entretanto, las muertes civiles siguen en aumento. Más de 1 000 Afganos marcharon en la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif el 10 de julio para protestar contra la muerte de dos guardias de seguridad en un mercado local durante una búsqueda de talibanes realizada por tropas afganas y de la OTAN.  
 
 
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