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Vol. 74/No. 39      18 de octubre de 2010

 
La liberación de la mujer
y la Revolución Cubana
Mesa redonda en biblioteca en Atlanta
(artículo especial)
 
POR JACOB PERASSO  
ATLANTA—El 25 de septiembre la Biblioteca de Investigaciones sobre la Cultura e Historia Afroamericana de la Avenida Auburn auspició un mesa redonda sobre el libro Marianas en combate: Teté Puebla y el Pelotón Femenino Mariana Grajales en la guerra revolucionaria cubana 1956-58. El libro se basa en una extensa entrevista con Puebla, quien hoy es general de brigada y la mujer que ostenta el grado más alto en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

El panel incluyó a Mary-Alice Waters, presidenta de la editorial Pathfinder y una dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores, quien realizó la entrevista con Puebla y dirigió la edición del libro; Eleanor Hunter, una bibliotecaria en la biblioteca de investigaciones; Bahati Kuumba, directora adjunta del Centro de Recursos e Investigaciones Femeninos de la universidad Spelman College; y Preston Goins, estudiante del último año en la Universidad Estatal de Georgia especializándose en español e historia.

El programa sabatino empezó con una muestra de Con la memoria en el futuro, un documental realizado en 2005 en la ocasión del 45 aniversario de la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). El video se enfoca en la mujer en la sociedad cubana y los logros conquistados desde la revolución. La película ofreció una introducción a las cuestiones que se discutirían durante el programa sobre Marianas en combate.

Abayomi Manrique, un bibliotecario del centro de la Avenida Auburn, dio la bienvenida en nombre de la biblioteca y el departamento de programas a las casi 60 personas que asistieron.

Hunter, quien presidió el panel, relató como Puebla era una adolescente de 15 años cuando las brutalidades atroces de la tiranía batistiana la llevó a lanzarse a un gran movimiento histórico. Abandonó sus estudios, se unió al Movimiento 26 de Julio, y luego se unió a los combatientes del Ejercito Rebelde en la Sierra Maestra en el Oriente de Cuba. En 1958 pasó a ser la segunda al mando del Pelotón Femenino Mariana Grajales, y al momento del triunfo de la revolución en 1959 había obtenido el grado de teniente.

Hunter señaló varios ejemplos que demostraron las metas sociales —la moralidad— de la Revolución Cubana y su dirigencia, describiendo como Fidel Castro luchó a favor de la plena participación de la mujer en la revolución.

Bahati Kuumba habló sobre “la revolución dentro de la Revolución Cubana” que ha cambiado las vidas de millones de mujeres cubanas. Es una revolución no acabada, dijo, porque todavía existen el patriarcado y el sexismo. “El socialismo es necesario, pero no es suficiente”, dijo. “Aún después de ganar el acceso a los círculos infantiles y servicios de salud, todavía hay trabajo que realizar. Se han eliminado las bases institucionales del sexismo, pero no se ha erradicado todavía”.

Kuumba señaló una cita de Carlos Marx encontrada en la introducción por Waters a Marianas que según ella demuestran lo que representa la Revolución Cubana: “Los cambios de una época histórica se pueden determinar siempre en función del progreso de las mujeres hacia la libertad?El grado de la emancipación femenina constituye la medida natural de la emancipación general.”

Goins dijo que la primera vez que se encontró con Marianas en combate fue en una nota del libro The Revolution Question: Feminisms in El Salvador, Chile, and Cuba, (La cuestión de la revolución: feminismos en El Salvador, Chile y Cuba) por Julie D. Shayne. “Encontré el libro Marianas en la biblioteca y pasé toda la tarde leyéndolo. No pude parar de leerlo”, dijo.

Waters describió como conoció a Puebla en la casa de un vecino de Puebla, el general Harry Villegas, conocido como “Pombo”, quien había combatido al lado de Che Guevara en Cuba, el Congo y Bolivia. Puebla se presentó sin preaviso a la puerta, vestida para sus quehaceres domésticos. “Fueron encantadoras sus cualidades prácticas, su falta de pretensiones”, dijo Waters. “Aún más importante, ejemplificó las mujeres y los hombres corrientes que hicieron la Revolución Cubana, y que hacen cualquier revolución genuina”.  
 
Revolución en EE.UU. es posible
Waters comparó las capacidades revolucionarias del pueblo trabajador en Cuba a las de los luchadores obreros veteranos y los jóvenes del movimiento pro derechos civiles que derrocaron la segregación Jim Crow en Estados Unidos. “Fueron estas dos luchas”, dijo, “que me convencieron que una revolución en Estados Unidos no solo era necesaria, sino posible”.

“Los trabajadores y campesinos de Cuba no se lanzaron a hacer una revolución socialista, sino a cerrar la brecha entre los descabelladamente ricos y los desesperadamente pobres”, dijo Waters. “Fue el primer territorio libre de las Américas, y todavía sigue siéndolo. Se niegan a arrodillarse frente a Washington”.

“Es la razón por la que han secuestrado a los Cinco Cubanos durante 12 años. Porque el pueblo cubano se niega a cambiar como lo exigen los gobernantes norteamericanos”, dijo Waters, refiriéndose a los cinco prisioneros políticos cubanos encarcelados en prisiones de Estados Unidos por el “crimen” de reunir información sobre organizaciones contrarrevolucionarias en el sur de Florida que tienen una historial de ataques violentos contra Cuba.  
 
Más mujeres serán dirigentes
Waters dijo que “ninguna revolución en la historia ha tenido la cantidad de mujeres desempeñándose como dirigentes políticos de la revolución que ha tenido la Revolución Cubana. Esto tiene que ver con la claridad política de la dirección, y de Fidel Castro sobre todo. Pero fueron los cambios objetivos del último siglo de luchas lo que lo hizo posible. Por ejemplo, en 1917 muy pocas mujeres formaron parte de la dirección de la Revolución de Octubre en Rusia. En revoluciones futuras, las mujeres constituirán una parte aún más grande del liderazgo”.

En el documental, se hizo referencia al hecho de que no hubo un retroceso en la emancipación de la mujer durante el Periodo Especial en Cuba, los años de grandes privaciones económicas que empezaron al comienzo de los años 1990 después del colapso de la Unión Soviética y los regimenes supuestamente socialistas de Europa Oriental, que representaban el 85 por ciento del comercio exterior de Cuba.

“La FMC encabezó la lucha para defender lo que las mujeres han logrado en la revolución”, dijo Waters. “Unos dirigentes y economistas en aquel momento estaban a favor de que las mujeres fueran cesanteadas antes de los hombres y obligadas a volver a la casa como respuesta a las escasez económica. Se dio por terminado el debate cuando una dirigente de la FMC preguntó: “¿Con que ejercito piensas implementar dicha política?”

Una persona entre el público, oriunda de Guatemala, explicó como en los años 1980 el gobierno utilizó una represión feroz contra los trabajadores y campesinos para aplastar las fuerzas que buscaban emular la Revolución Cubana. Esto incluyó el asesinato de su padre. Le preguntó a Waters si miraba a la violencia contra las mujeres como actos dirigidos principalmente a intimidar a la mujer o a la sociedad en su conjunto.

Waters dijo que la violencia contra las mujeres ha sido un aspecto clave de su opresión durante siglos. “Luchar contra esto es una parte importante de la batalla por la liberación de la mujer y para evitar que los gobernantes puedan dividir al pueblo trabajador en base al genero y raza”.

Otra pregunta hecha por la panelista Eleanor Hunter fue sobre las escuelas Ana Betancourt en Cuba. Waters explicó que el nuevo gobierno revolucionario que tomó el poder en 1959 organizó para traer a mujeres de familias campesinas a La Habana para tomar parte en estas escuelas, que llevaron el nombre de una combatiente de la guerra de independencia cubana de 1868. En estas aprendieron habilidades básicas de costura y recibieron otros entrenamientos para poder hacer una contribución económica independientemente de sus responsabilidades familiares, así ganando confianza y autoestima. “La FMC encabezó la batalla para convencer a las mujeres a asistir a las escuelas y para convencer a sus familias a apoyarlas al hacerlo”, dijo.

Después del programa formal, muchos se quedaron para continuar la discusión. Cuando se cerraron las puertas de la biblioteca, pasaron a un restaurante cercano para continuar por un par de horas más.  
 
 
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