Vol. 74/No. 49 27 de diciembre de 2010
En noviembre la Reserva Federal (Fed) comenzó a crear de la nada unos 75 mil millones de dólares por mes mediante su segundo programa de expansión monetaria cuantitativa [quantitative easing], una maniobra gubernamental que brinda dinero en efectivo a las instituciones financieras por medio de la compra de bonos. Apodado QE2, la Fed proyecta continuar este programa hasta junio del año entrante.
Uno de sus propósitos es aumentar la demanda por los bonos del gobierno y así bajar las tasas de interés a largo plazo, las cuales, a diferencia de las tasas de interés a corto plazo, están determinadas en última instancia por el mercado capitalista, no por la Fed. Esta reducida tasa a largo plazo supuestamente anima a las empresas y a los individuos a sacar préstamos y gastar. Pero esto no es lo que ha estado pasando.
Al contrario, los intereses pagados por los bonos gubernamentales están subiendo en Estados Unidos y otras partes del mundo. Los inversionistas de deudas soberanas en dólares, euros y libras esterlinas están inquietos por la posibilidad de inflación debido a la impresión masiva de dinero en Estados Unidos y el Reino Unido, y la ascendiente crisis de deuda en la zona del euro.
Las instituciones financieras siguen gastando más en pagos de sus deudas que en inversiones. Su deuda promedio ha disminuido de 121 por ciento del producto interno bruto en 2008 a 98 por ciento en la actualidad. La empresas estadounidenses están atesorando dinero en efectivo.
La compañías de tarjetas de crédito han emprendido una nueva ronda para promover tarjetas de alto interés.
A pesar de esto, al empezar la temporada de compras navideñas en noviembre el crédito de consumo llegó a su punto más bajo en seis años, excluyendo los préstamos federales a estudiantes para pagar por las super infladas matrículas universitarias, que los estudiantes aceptan con la esperanza de poder pagarlos con bien remunerados empleos después de graduarse. Los trabajadores están comprando en gran medida con dinero en efectivo y con sus ahorros, en vez de aumentar aún más sus deudas..
El fracaso de las varias medidas de estímulo para reactivar la economía ha causado fuertes divergencias fraccionales entre los políticos capitalistas en torno a cómo manejar la crisis. Ron Paul, un congresista republicano de Texas, que se opone a la existencia misma de la Fed, fue nombrado recientemente jefe del subcomité en la Cámara de Representantes que monitorea esta agencia.
En el intento más reciente de estimular la economía, la administración de Barack Obama preparó un proyecto de ley bipartidista de 990 mil millones de dólares de reducciones de impuestos y gastos que se espera ganará la aprobación del Congreso. El proyecto mantiene y aumenta los recortes de impuestos e incentivos a negocios promulgados bajo la anterior administración de George W. Bush.
Un 5 por ciento del proyecto de ley se dedicará a la extensión de los beneficios del desempleo para los millones de trabajadores que se encuentran entre 26 y 99 semanas sin trabajo. No se ofrece nada a las decenas de miles de trabajadores cuyos beneficios son eliminados cada mes porque han estado desempleados por un tiempo aún más largo.
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