Vol. 75/No. 25      11 de julio de 2011

En recesiones previas de los últimos 65 años tomó unos seis meses para que se recuperará el nivel de empleo. Desde 1990 se ha tardado más, y aún no se ha recuperado desde 2008.

POR SETH GALINSKY  
La pérdida de empleos en Estados Unidos desde 2001 es la peor de cualquier década desde 1890. Un tercio de los desempleados han estado sin empleo por más de un año, casi la mitad por más de seis meses, lo cual es peor que durante la Gran Depresión.

La taza de empleos en Estados Unidos todavía está en un cinco por ciento por debajo del nivel que tenía hace más de tres años, convirtiendo, sin lugar a dudas, a esta “recuperación” de trabajos en la más lenta que cualquier recesión capitalista desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (Ver gráfica).

Las cifras subestimadas de la taza de desempleo que el gobierno quiere que usen los medios de comunicación son ya de por sí altas, más del 9 por ciento.

Si agregáramos a los que han estado desempleados por tanto tiempo que han cesado de buscar empleo por ahora —más aquellos que están trabajando a tiempo parcial pero quieren trabajar a tiempo completo— más del 15 por ciento de la fuerza de trabajo estaría sin empleo, según las cifras del gobierno de los patrones.

Y si las estadísticas fueran colectadas de la forma en que eran colectadas antes de 1984 —cuando la Casa Blanca de Clinton manipuló las estadísticas de empleos del Departamento del Trabajo para mejorar sus apariencias— ¡entonces la taza de desempleo es casi del 25 por ciento!

Todavía más, nada de lo que ha hecho el gobierno de Estados Unidos para “estimular” la economía ha revertido la crisis capitalista o el impacto de esta sobre decenas de millones de trabajadores.

Según el último informe oficial, la producción industrial sigue estancada en el 93 por ciento del nivel de 2007, y la “utilización” capitalista de las plantas y equipos existentes está un poco por arriba del 75 por ciento, cuatro por ciento por debajo del promedio de las cuatro décadas previas.

En vez de resultar en una expansión de la producción y empleos, los aumentos masivos de dinero en circulación hechos por Washington, los llamados “relajamientos cuantitativos” simplemente han aumentado las reservas bancarias y no han hecho nada para revertir la tendencia de los capitalistas de acumular grandes cantidades de efectivo. En el tercer trimestre de 2010 el acaparamiento de efectivo por las empresas estadounidenses creció a un record de 1.9 billones de dólares; por encima de los ya altos 1.5 billones de 2007.

Aún los gastos en maquinaria y equipo que está ocurriendo —impulsado por subsidios del gobierno— no está siendo utilizados para ampliar la capacidad productiva, la producción y las contrataciones. Más bien los grandes capitalistas están comprando los llamados equipos y programas que economizan labor. Sin embargo, lejos de “ahorrar” alguna labor para el pueblo trabajador estos recortes por parte de los patrones han llevado a jornadas de trabajo más largas para menos trabajadores, la intensificación del trabajo y y peores lesiones en el trabajo.

“Quiero tener el menor número posible de personas tocando nuestros productos”, dijo recientemente al New York Times Dan Miskeh, gerente director de Vista Technologies en Vadnais Heights, Minnesota. “No tienes que entrenar a las máquinas”.

En esta recuperación económica “sin empleos” el número de trabajadores en la manufactura ha bajado por más de 32 por ciento desde enero de 2000. Se han recortado más de 446 mil trabajos de gobiernos estatales y municipales desde septiembre de 2008.

Ni Obama ni otros políticos Demócratas o Republicanos tienen un programa de empleos. Como parte del Acta de Recuperación de 2009 promovido por Obama, el presidente prometió fondos para proyectos de construcción e infraestructura para poner a millones a trabajar.

“Listo para trabajar no estaba tan listo para trabajar como esperábamos”, bromeó Obama el 13 de junio ante las carcajadas de los capitalistas, altos ejecutivos y profesionales de tacos altos en el Consejo de Empleos y Competitividad, admitiendo que tan pocos empleos han sido creados.  
 
 
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