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Vol. 75/No. 29      8 de agosto de 2011

 
Pugna sobre deuda federal
esconde medidas antiobreras
(portada)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
Detrás de la supuesta confrontación de los partidos en Washington en torno al incremento del “límite de la deuda” federal de 14.3 billones de dólares, tanto los demócratas como los republicanos intentan imponer recortes en la Seguridad Social, el Medicare, el Medicaid y otros programas sociales que son vitales para los trabajadores y agricultores.

El presidente Barack Obama, por ejemplo, sugiere la idea de incrementar la edad de elegibilidad para Medicare de 65 a 67 años y de recortar aún más los pagos por el costo de la vida a los destinatarios de la Seguridad Social. Las divididas filas republicanas en el congreso pregonan sus propios remedios para apretarse el cinturón.

De no subirse el “límite” de la deuda gubernamental para el 2 de agosto “la economía mundial podría hundirse de nuevo en una recesión” dijo el presidente a la prensa. El presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke advirtió de una crisis del mercado similar a la que surgió tras la bancarrota del banco de inversiones Lehman Brothers en 2008.

Para presionar a los republicanos a que voten a favor de subir el límite de la deuda, Obama utiliza tácticas alarmistas. Dijo al noticiero CBS News que no puede garantizar que los pagos de la Seguridad Social se envíen el 3 de agosto “porque puede que simplemente no haya dinero en las arcas para hacerlo”.

Pero la gran amenaza a la Seguridad Social proviene de los planes bipartidistas para subir la edad de elegibilidad, recortar la protección por aumentos en el costo de la vida y, en su momento, subir los impuestos sobre los ingresos, no de la votación que se avecina en el congreso. A corto plazo, observó Andrew Biggs en The American el 12 de julio, “Por sí mismo, el impuesto sobre los ingresos cubre alrededor del 93 por ciento de todos los pagos de la Seguridad Social”.

Sin embargo, tales amenazas no se plantean para los tenedores de bonos, un grupo que en su mayoría es parte de la clase gobernante de familias acaudaladas de Estados Unidos. Estos siguen recibiendo sus pagos de intereses y principal —sus “derechos contractuales”— como se ha hecho en cada punto decisivo de los rescates gubernamentales durante la crisis financiera de 2008-2009, desde Bear Stearns hasta General Motors.

Pero entre los tenedores de bonos hay más de una opinión sobre la subida del “techo de la deuda”. Bill Gross, fundador de Pimco, el mayor fondo de bonos del mundo, advierte de las consecuencias funestas si no se sube. En el Washington Post del 13 de julio, dice, “No jueguen con el techo de la deuda”, porque un incumplimiento de los pagos de bonos de Estados Unidos inyectaría “temores y una volatilidad innecesaria en la economía y el comercio global”.

En cambio Stanley Druckenmiller, un muy conocido ex administrador de fondos para el financiero George Soros, dice que lo que los tenedores de bonos quieren por encima de todo son recortes profundos del gasto social hoy, para asegurar que sus pagos sean sostenibles y estables a largo plazo.

“Seguramente habrá una crisis financiera tan grande o mayor que la que tuvimos en 2008, si seguimos haciendo lo que estamos haciendo”, dijo al Wall Street Journal a mediados de mayo.

El 2 de agosto dijo que Washington solamente experimentaría un “incumplimiento técnico”, durante el cual los inversionistas tendrían que esperar un tiempo corto para recibir el pago de intereses específicos. A cambio de esto, “voy a ganar recortes masivos en las prestaciones sociales garantizadas… de manera que se me aseguren mejor los pagos de intereses en los siete, ocho, nueve, diez años siguientes”.

“La cuestión es la deuda federal misma, no el límite de la deuda” dice la columnista de Bloomberg News, apostando a favor de recortes masivos de los programas sociales que el pueblo trabajador necesita. “No vale la pena perder el tiempo y la energía en ensayos”.  
 
 
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