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Vol. 76/No. 13      2 de abril de 2012

 
El desempleo es producto
necesario del capitalismo
(portada)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
La prensa capitalista ha estado aplaudiendo aunque con reservas el anuncio del Departamento del Trabajo de que se está dando un aumento en el empleo, algo que está ocurriendo después de tres años de desempleo elevado —el período de desempleo profundo más duradero desde la Gran Depresión. Si bien no hay manera de predecir cuánto tiempo durará esta tendencia a corto plazo, está claro que no se basa en una reversión de la crisis subyacente del capitalismo la cual tiene como raíz una desaceleración a nivel mundial de la producción y el comercio.

Los patrones emplearon a unos 227 mil trabajadores adicionales en febrero, por encima de un número similar en enero, mientras que la tasa oficial de desempleo se mantuvo sin cambio en el 8.3 por ciento.

Pero no hubo alivio en la tendencia a que el último contratado sea el primero en ser despedido. La tasa oficial de desempleo entre los negros aumentó al 14.1 por ciento, casi el doble que la de los caucásicos. La tasa para los hispanos fue del 10.7 por ciento. Para todos los trabajadores menores de 20 años de edad es casi del 24 por ciento.

El salario por hora de los graduados de secundaria que han logrado conseguir trabajo ha disminuido sustancialmente durante la última década. Para los hombres entre 19 y 25 años, se ha reducido en un 10 por ciento a 11.68 dólares, para las mujeres se ha reducido en un 9 por ciento a 9.92 dólares, según un informe del Instituto de Política Económica.

A medida que compiten para exprimir más ganancias del trabajo del pueblo trabajador, los grandes propietarios de capital de todo el mundo están reaccionando a la crisis de su sistema reduciendo los salarios, intensificando los ataques contra los sindicatos y acelerando la producción. Los capitalistas de Estados Unidos han avanzado más en esta ofensiva que sus rivales principales en Europa y otros lugares.

El aumento coyuntural en el empleo es una prueba de la ventaja competitiva que los empresarios estadounidenses han logrado.

La tasa de desempleo alternativa “U-6” del Departamento del Trabajo, que incluye a los llamados trabajadores desalentados y aquellos forzados a trabajar a tiempo parcial, es del 14.9 por ciento.

El porcentaje de la población que el gobierno cuenta como parte de la fuerza de trabajo subió al 63.9 por ciento en febrero, siendo el segundo más bajo en casi 30 años. Cuando Barack Obama asumió la presidencia en 2009, la tasa de participación de la fuerza de trabajo era del 65.7 por ciento. Su caída desde entonces resulta en 4.4 millones de personas que no trabajan y que ya ni se cuentan en las cifras de desempleo.

El desempleo de larga duración se mantiene a niveles récord. El tiempo promedio de desempleo es de más de 40 semanas, el doble del récord anterior en la década de 1980, según la Oficina de Estadísticas Laborales.

El número creciente de trabajadores sin trabajo sirve como un ejército de reserva de trabajo que es necesario para los patrones. Lo usan para mantener la presión sobre los trabajadores empleados y reducir los salarios y los beneficios sociales de toda la clase trabajadora.

Mientras tanto, el Congreso recortó el número de semanas durante el cual los trabajadores puedan obtener beneficios de desempleo. En la actualidad el máximo es de 99 semanas. En septiembre, en los estados con tasas de desempleo por debajo del 6 por ciento se reducirá a 40 semanas de beneficios, aquellos con una tasa de desempleo al nivel del promedio nacional de desempleo se reducirá a 63 semanas, y en aquellos cuya tasa este por encima del 9 por ciento a 73 semanas. Los cortes iniciales se iniciarán en junio.

A la vez que ha habido un aumento temporal en la tasa de empleo, los patrones están preocupados por el aumento a corto plazo de los salarios de los trabajadores y una reducción en el crecimiento de las tasas de productividad. Los salarios por hora crecieron en un leve 1.9 por ciento el año pasado, y “los costos laborales por unidad” aumentaron al ritmo más rápido desde fines de 2008. Los trabajadores siguen perdiendo terreno en su ingreso real, ya que la inflación aumentó en uno por ciento más que los salarios.

La productividad laboral creció sólo un 0.4 por ciento el año pasado. En el sector manufacturero, en el que se añadieron 31 mil puestos de trabajo en febrero, la productividad aumentó un 2.6 por ciento en 2011, en comparación a 6 por ciento el año anterior. Los patrones aumentan la productividad del trabajo (más bienes producidos con costos más bajos), haciéndonos trabajar más duro, más rápido, en condiciones más inseguras y con menos trabajadores.

“Estamos obteniendo una imagen más completa del mercado laboral en Estados Unidos: más empleos, productividad más lenta y mayor presión en los costos”, señaló un artículo de MarketWatch, que expresó su preocupación por mantener el impulso de los patrones contra la clase obrera y su ventaja competitiva en el mundo. Sin más “progreso” en reducir los costos de trabajo, advierten, el alza podría ser de corta duración.
 
 
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