Vol. 76/No. 36 8 de octubre de 2012
Gráfica muestra porcentaje de población empleada y la ineficacia del “ajuste cuantitativo”. |
La Flexibilización Cuantitativa 3 (QE3) implica la impresión de 40 mil millones de dólares cada mes por la Fed para comprar valores respaldados por hipotecas —en un tiempo conocidos comúnmente como “activos tóxicos”— de los bancos estadounidenses. El objetivo declarado es reducir los costos hipotecarios, estimular los préstamos y la creación de empleos esencialmente imprimiendo dinero y entregándoselo a los bancos para que jueguen con el.
El programa, dijo Bernanke, será de duración indefinida, con un total de 480 mil millones de dólares al año, año tras año, hasta que el banco central del país esté convencido que se ha logrado alcanzar un “verdadero progreso” contra el desempleo.
“La Fed ha creado todo este dinero en los dos últimos años”, informó Lawrence Kudlow, el 14 de septiembre en el New York Sun, señalando a las dos incursiones anteriores del banco central con flexibilización cuantitativa. “Pero no ha funcionado: 1.6 billones de dólares de reservas bancarias excedentes siguen sin hacer nada en la Reserva Federal. Sin usarse. Sin riesgo. Prácticamente sin préstamos”.
Además, las corporaciones mismas tienen guardados aparte unos 2 billones de dólares en efectivo. Pero aún así, de alguna manera, nos dicen, que la impresión de más dinero “estimulará” a los patrones para que amplíen la producción y la contratación de empleados.
Pero a medida que la economía de Estados Unidos se ralentiza, los capitalistas han invertido su dinero en el mercado de valores y en otras actividades especulativas. En la medida en que invierten capital en la producción, lo concentran en el “ahorro en mano de obra” destinado a extraer más trabajo de menos trabajadores.
Los fabricantes estadounidenses anunciaron que los nuevos pedidos cayeron a su nivel más bajo desde el 2009. Esta medida de la Reserva llega en un momento en que “casi todas las principales economías del mundo están viendo una reducción en su sector manufacturero”, informó el Wall Street Journal el 20 de septiembre.
Las acciones están a punto de estar “más sobrevaloradas que nunca”, señaló el administrador de fondos John Hussman en su informe a los inversionistas del 17 de septiembre.
A pesar de lo que dicen las estadísticas oficiales de desempleo, no ha habido una recuperación en el empleo desde que su caída se estabilizó a principios de 2010. La relación entre empleo y población —que a diferencia de las estadísticas de desempleo no se puede manipular fácilmente para ocultar la realidad— se ha mantenido estancada.
Al mismo tiempo, el aumento en el suministro de dinero incrementará las presiones que eventualmente conducen a explosiones de la inflación con consecuencias devastadoras para el pueblo trabajador.
Una consecuencia deseada del QE3 es reducir el valor del dólar en relación a las monedas de Europa, Japón y otros países, con el fin de abaratar los productos estadounidenses en el mercado mundial.
Como resultado, ya se puede ver crecer la tensión entre las potencias imperialistas rivales.
A principios de este mes, el Banco Central de la Unión Europea anunció que planea comprar deuda de países de la eurozona, lo cual tiene el similar propósito de bajar el valor relativo del euro.
El Banco de Japón anunció el 19 de septiembre que “estimulará la moribunda economía de Japón”, dijo el Journal, “bajando el valor del yen para ayudar a los exportadores de la nación”.