Vol. 76/No. 39 29 de octubre de 2012
POR EMMA JOHNSON
Bajo la presión de sanciones económicas de Washington y sus aliados impuestas con el fin de forzar al gobierno iraní a que abandone su programa de investigación nuclear, la moneda iraní, el rial, cayó un 40 por ciento frente al dólar la última semana de septiembre.
El apretón de los imperialistas está logrando algunos de los efectos deseados: profundizar las dificultades del pueblo trabajador para desestabilizar el régimen y ensanchar las fisuras dentro de la clase dominante iraní.
La caída de la moneda dio lugar a una huelga de los negociantes de divisas y de los comerciantes del bazar y a enfrentamientos entre manifestantes y la policía en Teherán el 3 de octubre.
Aún más importante que las protestas de los comerciantes fue la petición con más de 10 mil firmas de obreros de fabricas de todo el país que presentaron el 22 de septiembre al Ministro de Bienestar, Trabajo y Asuntos Sociales para protestar contra el alto costo de la vida y exigir aumentos salariales.
El 16 de junio se había entregado una petición similar también con 10 mil firmas. Los organizadores dicen que hasta el momento no han obtenido respuesta del ministro y que están en camino 10 mil firmas más.
“Desde el año pasado…y sobre todo en los últimos meses, los gastos de vida han subido varias veces… Este aumento espectacular de los precios…ha tenido lugar mientras que el salario medio de nosotros, los trabajadores, solo ha subido un 13 por ciento”, dice la petición.
Entre los firmantes se encuentran trabajadores de minas, fundidoras de acero, obreros de la construcción, de la fabricación de motores, y trabajadores de los ferrocarriles y fábricas farmacéuticas.
Jafar Azimzadeh, uno de los organizadores de la petición, declaró a la Prensa Asociada el 1 de octubre, que si el gobierno no encuentra la manera de aumentar los salarios y frenar los precios, “los trabajadores no se quedarán escribiendo peticiones. Pasarán a realizar manifestaciones en las calles y otras acciones”.
Los precios de la comida, el alquiler y el transporte se han duplicado desde el año pasado. La carne y el arroz, alimentos básicos en Irán, han aumentado en un 48 y 34 por ciento respectivamente.
Desde 2006, el Consejo de Seguridad de la ONU ha impuesto cuatro rondas de sanciones contra Irán. Estados Unidos y la Unión Europea han puesto en marcha sus propias medidas punitivas adicionales. A finales de 2011 la administración de Barack Obama aprobó sanciones contra instituciones financieras extranjeras que hagan negocios con el banco nacional de Irán, cuya meta era limitar las ventas de petróleo por Teherán. Un mes más tarde, la UE impuso un embargo de petróleo y congeló los activos extranjeros del banco.
Irán depende de las exportaciones de crudo para el 80 por ciento de su ingreso extranjero. La producción de petróleo ha caído a más de la mitad en un año. Los ingresos petroleros del país han disminuido en 40 mil millones de dólares desde el comienzo de 2012.
A principios de octubre, el presidente del parlamento Ari Larijani dijo que el gobierno del presidente Mahmoud Ahmadinejad es responsable del 80 por ciento de los problemas económicos que enfrenta Irán.
En un discurso en la ONU el 27 de septiembre el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dijo que no será necesaria la acción militar contra Irán antes de mediados de 2013, un marcado retroceso de su posición anterior a favor de la acción inmediata, mientras las sanciones contra Irán cobran su precio.
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