Vol. 76/No. 47 24 de deciembre de 2012
Después de un largo y prolongado cierre patronal —ya en su 17 mes— todos anticipaban una votación el 1 de diciembre.
“Lo que esto muestra es que la gente está realmente enojada con la compañía”, dijo al Militante Terry Holm, un trabajador azucarero jubilado de la planta de Hillsboro en Dakota del Norte. “Aquí en el campo, tenemos un cierto grado de orgullo que no nos pueden quitar. Tenemos dignidad también”.
American Crystal Sugar se ha negado a cualquier cambio significativo en sus demandas. Estas incluyen la contratación de trabajadores no sindicalizados, eviscerar el procedimiento de quejas, erosionar los derechos de antigüedad, aumentar arbitrariamente los costos del seguro médico a su capricho y eliminar el seguro médico para los nuevos empleados cuando se jubilen.
La última oferta fue básicamente la misma que las tres propuestas anteriores que fueron rechazadas por márgenes del 96, 90 y el pasado junio por 63 por ciento.
John Riskey, presidente del Local 167G del BCTGM, dijo que el voto refleja la fuerza del sindicato y pidió “negociaciones de verdad”.
“Todo el mundo odia a esta compañía”, dijo Clayton Bronson, un trabajador azucarero jubilado de Drayton, cuando se le preguntó por qué pensaba que el contrato fue rechazado. “No puedo explicarlo de otra manera. Muchos estuvieron motivados por el odio”.
El voto no fue una decisión fácil para muchos trabajadores.
Randy Anderson, un trabajador despedido de Drayton, dijo al Militante que cambió la forma en que iba a votar “por lo menos cinco veces”.
“Había pensado votar por el contrato esta vez, como lo había hecho en la previa votación en junio”, dijo. “Pero cuando llegó el momento de marcar el voto, mi instinto me dijo que no”.
“Creo que todavía hay una base para luchar por un mejor contrato”, dijo Anderson. “Incluso si el contrato fuera aprobado, no habría nada de que avergonzarse. Es el mismo contrato, pero nosotros no somos los mismos. Luchamos y eso nos cambió. Hicimos olas. Le dimos un golpe a la compañía”.
Más de 500 de los 1 300 trabajadores despedidos se han retirado o han encontrado nuevos trabajos. Esta cifra podría aumentar, pero el deseo de los sindicalistas de continuar la lucha sigue vivo.
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