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Vol. 77/No. 7      25 de febrero de 2013

 
‘Mujeres y revolución: Ejemplo vivo
de la Revolución Cubana’
Charlas enriquecen política del libro ‘Las Mujeres en Cuba’
(Reseña)

Mujeres y Revolución: El ejemplo vivo de la Revolución Cubana por Asela de los Santos, Mary-Alice Waters, Arelys Santana y Leira Sánchez. 63 páginas. Pathfinder Press, 2013.

POR EMMA JOHNSON  
Mujeres y Revolución
merece leerse por si mismo y a la vez es un suplemento importante a Las mujeres en Cuba: Haciendo una revolución dentro de la revolución, publicado por Pathfinder Press el año pasado. El nuevo libro ayuda a destacar las lecciones políticas más importantes de Las mujeres en Cuba y ayuda al lector a ver su relevancia para la lucha obrera hoy.

Mujeres y Revolución contiene cuatro charlas sobre Las mujeres en Cuba dadas durante el lanzamiento del libro en la Feria Internacional del Libro de La Habana en 2012. Los oradores incluyeron a Asela de los Santos, una dirigente histórica de la Revolución Cubana; Leira Sánchez, miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba; Mary-Alice Waters, presidenta de Pathfinder Press y editora del libro; y Arelys Santana, segunda secretaria de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), quien presentó al panel.

El folleto también reimprime la introducción a Las mujeres en Cuba por Waters. Sus primeras líneas le hacen saber al lector el tema del libro: “Es un libro sobre la Revolución Cubana. Trata sobre los millones de trabajadores y agricultores —hombres y mujeres, de todas las edades— que han hecho esa revolución socialista, y cómo se transformaron a través de sus acciones al luchar por transformar su mundo”.

De los Santos fue combatiente en el movimiento revolucionario cubano antes del victorioso derrocamiento en 1959 de la tiranía de Fulgencio Batista, apoyada por Washington .

Al hablar de la primera sección del libro, ella resume el valor de la lucha antes de la victoria revolucionaria. “Allí en la Sierra y entre los grupos de clandestinidad, igualdad y fraternidad, solidaridad y amistad, verdad y justicia, trabajo, generosidad y respeto a la dignidad humana, primaban por encima de la mediocridad, la mezquindad el egoísmo y los prejuicios de todo tipo que fueron impuestos por los tiempos de esclavitud, enraizados por siglos de colonialismo”.

Con las contribuciones de Sánchez y Santana, uno empieza a entender la importancia para los revolucionarios en Cuba —de todas las generaciones— de aprender las ricas lecciones de la Revolución Cubana de aquellos que la hicieron.

Waters explica por qué Pathfinder publicó el libro “por qué es importante, en Estados Unidos y en otras partes del mundo más allá de Cuba, para un número creciente de trabajadores que buscan maneras de resistir efectivamente …

“En el mundo de hoy se necesita conocer el ejemplo vivo de los hombres y las mujeres que hicieron la Revolución Cubana, y que siguen haciéndola”, dijo Waters, “porque el pueblo trabajador en todas partes, tarde o temprano, se ve impulsado hacia la acción revolucionaria”. Este historial, dijo, “es indispensable para la continuidad revolucionaria de la clase trabajadora”.

Waters hace hincapié en por qué “la Revolución Cubana se distingue de todas las anteriores revoluciones desde el inicio del movimiento obrero moderno”.

Tanto de los Santos como Waters describen la interacción entre los combatientes del Ejercito Rebelde y los explotados, campesinos sin tierra y trabajadores agrícolas y la creciente participación de las mujeres en las filas de la dirección.

Con la interacción “comienza la formación de los seres humanos nuevos, una de las principales direcciones del trabajo revolucionario” dice de los Santos. “Para las mujeres este proceso significó, en la práctica, una revolución personal: revolucionar su pensamiento y su hacer, luchar contra la costumbre, contra los saberes establecidos y aceptados”.

“Las estructuras organizativas surgieron de los objetivos [de la revolución], y ante todo fueron producto de los hechos que llevaron al cumplimiento de esos objetivos”, dice Waters. Los dirigentes fueron líderes en la práctica y en la acción, todo empezó con sus acciones.

La FMC, establecida en 1960, surgió de esta participación, y no viceversa, enfatizaron las oradoras. Las mujeres insistieron en organizarse a sí mismas y en ser organizadas en sus tareas más apremiantes. En el proceso crearon una organización que las permitiría hacer precisamente eso.

Las palabras de conclusión de De los Santos’ subrayan el valor de Las mujeres en Cuba y el trabajo de colaboración con el cual se hizo. El libro subraya, dijo, “nuestra inquebrantable amistad y nuestra decisión de seguir juntos, trabajando por la revolución: de aquí y de allá”.

Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González son revolucionarios cubanos que en los años 90 aceptaron la tarea de reunir información para el gobierno cubano sobre las actividades de grupos contrarrevolucionarios cubanoamericanos que operan en Florida. Estos grupos paramilitares, que se organizan en suelo norteamericano con casi total impunidad, tienen un largo historial de atentados dinamiteros, asesinatos y otros ataques mortíferos contra objetivos en Cuba y contra partidarios de la Revolución Cubana en Estados Unidos, Puerto Rico y otros países.

El 12 de septiembre de 1998, los cinco fueron arrestados por el FBI. Fueron acusados falsamente y declarados culpables de una serie de cargos, que incluían actuar como agentes no registrados y posesión de documentos de identidad falsos. Sin la más mínima prueba, tres de ellos fueron acusados de “conspiración para reunir y transmitir información sobre la defensa nacional”.

Hernández también fue declarado culpable de conspiración para cometer asesinato bajo el pretexto de que él tuvo responsabilidad por el derribo en 1996 de dos avionetas piloteadas por el grupo contrarrevolucionario Hermanos al Rescate que habían invadido el espacio aéreo cubano a pesar de repetidas advertencias por el gobierno cubano. Está cumpliendo dos cadenas perpetuas más 15 años.

Todos menos René González siguen en prisión. Desde octubre de 2011 ha estado cumpliendo tres años de “libertad supervisada”. Las autoridades estadounidenses no le han permitido regresar a Cuba utilizando como pretexto su doble nacionalidad. A su esposa, Olga Salanueva, le han prohibido la entrada a Estados Unidos al igual que a Adriana Pérez, esposa de Hernández.
 
 
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