Vol. 77/No. 19 20 de mayo de 2013
Anteriormente ese mismo día, la Comisión de Elecciones Federales (FEC) había aprobado por una votación de 4-1, extender la exención a los candidatos del PST de los requisitos de revelar los nombres de contribuidores financieros hasta el 31 de diciembre de 2016, hasta las próximas elecciones presidenciales. El partido ha luchado y ganado el derecho de que sus partidarios hagan contribuciones a las campañas electorales del partido sin tener que entregar sus nombres al gobierno desde 1974.
La extensión fue solicitada a la FEC por los abogados del PST, Michael Krinsky y Lindsey Frank —del despacho de abogados Rabinowitz, Boudin, Standard, Krinsky & Lieberman— en noviembre de 2012 y abril de 2013. En ella detallaron “la historia de persecución gubernamental del PST —su larga duración, intensidad excepcional y flagrante ilegalidad”. En unas 70 declaraciones desde 2009, documentan despidos, espionaje e intervenciones policiales, y amenazas y ataques derechistas reportados por partidarios de la campaña en EE.UU.
En 1973, en medio de las revelaciones de espionaje y hostigamiento gubernamentales, durante la lucha proletaria de masas por los derechos de los negros y las movilizaciones contra la guerra en Vietnam, el PST entabló una demanda contra el FBI y otras agencias policiales para exigir que se declarara inconstitucional tal hostigamiento. Trece años después el partido lo ganó en un tribunal federal.
Basándose en la evidencia de ese caso, Krinsky y Frank describieron cómo “el FBI acumuló más de 8 millones de documentos” sobre el partido, lo escogió como blanco de intervención para el Programa Cointelpro del FBI, intervino las líneas telefónicas de sus partidarios y realizó por lo menos “204 operaciones de bolsa negra, es decir, allanamientos ilegales” de oficinas del partido.
Desde el 11 de septiembre de 2001 especialmente, se explica en la solicitud, el FBI y otras agencias policiales federales, estatales y locales —en nombre de la “seguridad nacional” contra el “terrorismo”— han ”extendido el espionaje, el uso de infiltrados y otras medidas contra organizaciones e individuos que participan en actividades políticas protegidas constitucionalmente”.
El PST ha presentado evidencia desde 2009 de decenas de casos de despidos, vigilancia, amenazas y hostigamiento por la policía y derechistas, y tratamiento discriminatorio:
—Lisa Potash, candidata del PST para alcalde de Atlanta en 2009, fue despedida dos veces cuando los patrones se dieron cuenta de su campaña.
—Frank Forrestal fue hostigado por una persona cuando recolectaba firmas para poner al PST en la lista electoral en Omaha, Nebraska. “Mereces morir, bastardo comunista,” dijo el matón, llamando por teléfono a un amigo: “Ven aquí ahorita mismo. Hay que darle una paliza”.
—“Podemos ponerte en la lista de prohibido volar y reportarte a Seguridad Nacional”, advirtieron dos policías de Filadelfia a Osborne Hart, candidato del PST para alcalde, junto con un partidario, cuando ambos hacían campaña frente a la entrada de la refinería Sunoco Oil.
—“El presidente de la campaña debe salir de la ciudad ya o será tiroteado inmediatamente”, amenazó por teléfono una persona a la sede del PST en Nueva York.
—Cuando Maura DeLuca, candidata del PST para vice presidenta en 2012, viajaba para hablar en un evento de campaña en Montreal, fue detenida por la policía fronteriza canadiense. Al poner su nombre en la computadora vieron un dosier, la detuvieron un par de horas y la interrogaron sobre sus viajes de reportaje a Cuba, su membresía en el Comité Nacional del PST y otros oradores del evento al que ella iba a asistir.
El fallo de la FEC “es una victoria no solo para el PST, sino para el derecho de los trabajadores y nuestras organizaciones a participar en acción política sin interferencia del gobierno, los patrones, o los derechistas”, dijo Clark. “Esto incluye a trabajadores, sindicalistas, y personas involucradas en luchas obreras y protestas sociales en interés de la clase trabajadora, que lancen campañas electorales independientes de y contra los demócratas, los republicanos y otros partidos capitalistas.
“Al mismo tiempo que defendemos y renovamos nuestros sindicatos para hacer valer el poder de nuestra solidaridad y nuestros números”, dijo el presidente de la campaña del PST, “la acción política independiente de la clase obrera, es una necesidad apremiante para hacer frente a los crecientes ataques de los patrones y su gobierno y sus partidos políticos contra nuestros salarios, condiciones de trabajo, derechos políticos y dignidad como seres humanos.
“Las campañas electorales del PST son un ejemplo para los trabajadores y nuestros sindicatos de lo qué hay que hacer”, Clark dijo.
¿“Singular” pero “irrelevante”?
En una opinión concurrente, la presidenta de la FEC Ellen Weintraub, demócrata, se mostró de acuerdo con que la exención sigue siendo “justificable” y señaló la “historia singular del PST”, de haber sostenido “una amplia gama de acoso e intimidación, quizá más que ningún otro partido menor”. Al mismo tiempo, afirmó que el PST tiene “una actividad excepcionalmente limitada”, la cual ocasiona poco interés por parte del gobierno en cuanto a lo que el partido haga, o quién lo respalde.Esta imagen despectiva de Weintraub encontró su eco en la cobertura de los medios capitalistas sobre el fallo. National Public Radio se refirió al PST como “pequeño e inconsecuente”; el Washington Post, “básicamente irrelevante en el proceso político moderno”; y el Wall Street Journal, “impotente”.
Pero tanto la presidenta de la FEC como la prensa burguesa no responden a la verdadera cuestión. Si el PST es insignificante, ¿por qué los espías gubernamentales, policías y matones derechistas lo han perseguido durante más de 70 años? ¿Por qué ha logrado ganar el PST una exención de la FEC una y otra vez?
De hecho, con anterioridad este año, se había escrito un borrador inicial de la opinión de la FEC que aunque concedía la exención, sentaba las bases para rechazarla más tarde, diciendo que la evidencia del PST desde 2009 “satisface el requisito de haber demostrado una probabilidad razonable de acoso, aunque escasamente”. Después de que el PST y sus abogados respondieran, incluyendo nuevas declaraciones juradas, la FEC abandonó la frase “aunque escasamente”. Además concedieron la exención por cuatro años, como se le había solicitado, en vez de tres, como fue escrito en el borrador inicial de la FEC.
¿Cómo es que un “irrelevante” PST les hizo retroceder?
Continuidad desde 1917 y 1959
La respuesta es que durante casi un siglo, el Partido Socialista de los Trabajadores y sus antecesores políticos han permanecido en el corazón del movimiento político internacional que más temen las familias gobernantes imperialistas:—El movimiento de los agricultores y trabajadores revolucionarios que expulsaron a los capitalistas y terratenientes del poder en Rusia en octubre de 1917, bajo el liderazgo del Partido Bolchevique dirigido por V.I. Lenin, y que establecieron el primer gobierno de trabajadores y agricultores del mundo.
—De los trabajadores y agricultores que, organizados por el Movimiento 26 de Julio y el Ejército Rebelde dirigido por Fidel Castro, derribaron una tiranía respaldada por Estados Unidos en Cuba en 1959 y abrieron la revolución socialista en las Américas.
—Y de los trabajadores y agricultores de disposición revolucionaria en Estados Unidos que se han organizado para emular lo que los trabajadores lograron en 1917 y 1959, forjando el núcleo de un partido proletario capaz de dirigir a la clase trabajadora y sus aliados a la conquista revolucionaria del poder en este país.
El origen del PST se remonta a los militantes obreros que se organizaron para fundar el Partido Comunista en Estados Unidos, en la estela de la revolución bolchevique en 1917. En 1928, después de que las capas sociales privilegiadas en la Unión Soviética representadas por José Stalin usurparan el poder político, los comunistas que lucharon para continuar la trayectoria revolucionaria de Lenin y fueron expulsados, forjaron lo que lo que se convertiría en el Partido Socialista de los Trabajadores.
En este camino hacia la lucha por el poder obrero, el partido ha luchado hombro con hombro con otras fuerzas en batallas de trabajadores, agricultores y oprimidos. Ha ayudado en difundir la verdad sobre estas luchas—y sobre las lecciones de las anteriores batallas obreras por todo el mundo— a través de las páginas del Militante, por medio de libros y folletos y con las campañas electorales obreras independientes del PST.
En los últimos meses, esto ha incluido la defensa de la huelga de los conductores de autobuses escolares de Nueva York en lucha por sus trabajos; de los mineros del carbón que resisten la ofensiva de Patriot Coal de recurrir a la bancarrota para recortar las pensiones y el seguro médico de los retirados y desorganizar el sindicato minero UMWA; y de los cinco revolucionarios cubanos encarcelados con cargos fabricados por Washington durante casi 15 años, por haber avisado al gobierno de Cuba sobre la actividad de los grupos contrarrevolucionarios que funcionaban con impunidad dentro del territorio estadounidense, para llevar a cabo bombardeos y otros atentados armados contra la Revolución Cubana.
Esto es lo que es “singular” del Partido Socialista de los Trabajadores. Y es por estas razones que el PST ha sido y sigue siendo blanco del espionaje, los intentos de desorganización y las amenazas del gobierno de la clase dominante, sus policías y otros enemigos de la clase obrera. Los gobernantes acaudalados odian el ejemplo dado por la trayectoria proletaria revolucionaria constante y firme del PST.
Pese a su demagogia para justificar las limitaciones de los derechos democráticos y el espacio político, a los gobernantes capitalistas no les preocupa que los reaccionarios, anti obreros yihadistas islamistas —que matan y mutilan a gente inocente en actos terroristas— algún día logren tumbarlos y establecer un califato en el Potomac. Lo que sí temen los gobernantes son las batallas sociales y políticas venideras de millones de trabajadores y agricultores y el desafío revolucionario inevitable a su gobierno de clase.
En el próximo número del Militante vamos a examinar la historia de la construcción de un partido revolucionario de trabajadores en Estados Unidos, desde 1917 hasta hoy, y la violencia y destrucción desatadas por las familias acaudaladas en la defensa de su dictadura del capital.