Vol. 77/No. 23 17 de junio de 2013
La mayoría de los pakistaníes resienten profundamente los ataques con aviones de control remoto. A finales de 2012, el 80 por ciento reportó una percepción “desfavorable” de Estados Unidos, según una encuesta del centro de investigaciones Pew Research Center.
“El presidente Obama acogió los ataques teledirigidos durante su primer mandato”, escribió el New York Times el 21 de mayo, “y el asesinato selectivo de presuntos terroristas ha llegado a definir su presidencia”.
Los ataques con aviones teledirigidos en Paquistán se ampliaron enormemente bajo la presidencia de Obama, pero han disminuido en los últimos dos años. Las estimaciones del número de civiles muertos varían mucho, pues funcionarios norteamericanos han caracterizado como “combatientes” a todos los varones de edad militar.
El número de víctimas de asesinatos teledirigidos en Yemen ha caído a la mitad durante el ultimo año y no ha habido asesinatos teledirigidos registrados en Somalia en más de un año.
En su discurso del 23 de mayo, Obama argumentó que bajo “la guerra contra el terror” los asesinatos selectivos fueran “eficaces,” “legales” y “justos”. Sin embargo, dijo, esa guerra se está ganando hoy, y se pueden utilizar estos ataques de manera menos amplia.
La selección de objetivos sería más transparente, dijo. Se podría evitar el asesinato solo en casos en que sea posible la captura y el interrogatorio. Se ordenarían asesinatos solamente cuando existan amenazas inmediatas y continuas contra las vidas de los norteamericanos, cuando ningún otro gobierno este tomando medidas y cuando exista “casi la certeza” de que no se produzca ningún daño colateral.
Obama dijo que estas metas se registraron en un nuevo directivo político presidencial que había firmado el día anterior, y que es secreto.
Desde la charla los comentarios de funcionarios de la administración sobre las nuevas directivas sobre asesinatos con aviones teledirigidos han sido más cautelosos; particularmente en el “teatro de guerra de Afganistán”, que se supone incluye a Paquistán. Aquí, no habrán restricciones hasta que la guerra allí haya “terminado”. Y permanecen bajo el control de la CIA, con la supervisión y a veces la participación directa del presidente.
Después del asesinato de ur-Rehman, Washington se negó a confirmar o negar públicamente cualquier responsabilidad.
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