Vol. 77/No. 29 12 de agosto de 2013
Militante/Clay Dennison |
Obreros agrícolas escuchan el 25 de julio explicación de acuerdo alcanzado tras dos huelgas con dueño de granja Sakuma Brothers que otorga aumento salarial y mejores condiciones. |
El primer paro comenzó el 12 de julio después que el trabajador Federico López fuera despedido por desafiar el pago por pieza. Los trabajadores, que no pertenecen a ningún sindicato, pusieron fin a la huelga después de lograr que López fuera reinstituido y que se transfiriera a quienes ellos dicen es un capataz abusivo. Los trabajadores suspendieron de nuevo sus labores el 22 de julio en respuesta a la negativa de la compañía de implementar aumentos salariales y otras demandas.
Los paros sucedieron cuando la cosecha de arándano se encontraba en pleno apogeo. Casi todos los trabajadores son indígenas mixtecas y triquis del estado mexicano de Oaxaca. La mayoría regresa a trabajar cada año a las granjas Sakuma, uno de los grandes operadores en la industria de bayas de esta región agrícola al norte de Seattle.
El 25 de julio los trabajadores se reunieron en uno de los campos de trabajo para escuchar un informe sobre las negociaciones del presidente del comité de huelga Ramón Torres dar. El comité había realizado una recolecta de prueba en un campo que iba a ser cosechado el día siguiente, dijo Torres, y negoció una nueva tarifa con el patrón. La tarifa acordada, de 37 centavos la libra, representaba un aumento de 23 por ciento por encima de lo que la compañía estaba pagando, y el patrón había acordado negociar una tarifa para los otros campos después que representantes de la compañía y de los trabajadores realizaran pruebas.
La tarifa permite ganar 12 dólares o más por hora, dijo Torres, y los trabajadores tendrán el derecho de saber el peso de su colecta que registre la compañía. Torres dijo que todavía estaban negociando otras demandas. Los recolectores están preocupados de perder sus trabajos cuando la compañía empiece a traer de México a 160 trabajadores bajo contrato en agosto, bajo el programa H-2A de “trabajadores huéspedes” temporales del gobierno federal. La compañía dice que necesita más trabajadores para evitar que se repita lo que sucedió en la cosecha del año pasado, cuando se pudrieron 15 acres de mora en los campos.
“Ahora estamos trabajando de nuevo, aunque no todo está arreglado”, dijo Torres. “Algo importante es que los jóvenes de menos de 16 años acaban de recibir un cheque por dinero que no les debían por tiempo que habían trabajado”. Explicó que la compañía está empezando a remplazar los colchones viejos infestados de chinches en los alojamientos de los trabajadores, lo cual es una de las demandas de los huelguistas con el fin de mejorar las condiciones de vida. Los trabajadores quieren seguir negociando, dijo Torres y “también el patrón y eso es bueno”.
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