Vol. 77/No. 31 26 de agosto de 2013
Las protestas de trabajadores de comida rápida desde Nueva York a Chicago y otros lugares para exigir un salario de 15 dólares por hora y la sindicalización merecen el apoyo de todo el movimiento obrero.
Estas demandas han ganado una amplia simpatía de todo el pueblo trabajador, que en su gran mayoría enfrenta el ataque incesante de los patrones para recortar los puestos de trabajo, acelerar la velocidad de la producción y reducir los salarios y minimizar las horas de empleo y beneficios.
Las protestas ponen de manifiesto la necesidad de una lucha nacional por un aumento en el salario mínimo federal. Esta campaña es necesaria no sólo para que puedan sobrevivir millones de trabajadores. También fortalece la unidad, la autoconfianza y la combatividad de la clase obrera, y nos pondría en mejor posición para organizar efectivamente, resistir y encaminarnos hacía la acción política obrera independiente.
Bajo el capitalismo, los salarios se establecen de abajo hacia arriba. Cuando los patrones pueden mantener un salario mínimo bajo, esto deprime los salarios de todos.
Los capitalistas, la clase gobernante, siempre se aprovechan de las divisiones entre los trabajadores y con frecuencia usan como chivo expiatorio a los sectores de la clase trabajadora que les pagan los salarios más bajos, incluyendo los trabajadores “sin documentos”.
Además de luchar por un aumento considerable en el salario mínimo, el movimiento obrero debe organizar una campaña por un masivo programa de obras públicas financiado por el gobierno para emplear a millones —lo que disminuiría la competencia creada por el alto desempleo— y montar un esfuerzo enorme para organizar sindicatos y usar el poder sindical para involucrar a millones de personas en la lucha.
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