Vol. 77/No. 32 9 de septiembre de 2013
Obreros textiles en Mahalla, Egipto, protestan el 26 de agosto para exigir pago de bono prometido. “Nuestra revolución es contra el hambre, la pobreza y el nepotismo” coreaban. |
El presidente Mohamed Morsi, un líder de la Hermandad Musulmana, fue destituido por el ejército el 3 de julio, después de que decenas de millones de personas salieron a las calles por todo el país para exigir su renuncia. Alrededor de mil partidarios de Morsi murieron, y miles resultaron heridos, a consecuencia de la dura respuesta de los militares a los intentos de la Hermandad de restaurar el control de las riendas del gobierno a los islamistas. Los dirigentes principales de la Hermandad han sido encarcelados.
La prensa en Estados Unidos en su gran parte —desde los principales diarios burgueses hasta la mayoría de las publicaciones que dicen hablar a favor de los intereses del pueblo trabajador— se lamentaron por el derrocamiento del presidente electo como un golpe a la “democracia” e instaron a su reinstalación o una reconciliación con la severamente debilitada Hermandad.
“La causa principal de la crisis actual es la terquedad de la Hermandad Musulmana”, dijo al Militante Kamal Fayoumy, electricista de la gigantesca fábrica textil Mahalla El Kubra y dirigente central de muchas luchas obreras en Mahalla. “Se han negado a retirarse a pesar de la voluntad del pueblo”.
La Hermandad esperaba que al provocar un ataque del ejército, los partidarios de la organización que murieron se convertirían en “mártires” y que esto les ayudaría a que la organización recuperara apoyo. En preparación para la batalla en su campamento en Rabaa al-Adawiya, establecieron una cocina, una farmacia y un hospital. El 14 de agosto soldados y policías arrasaron el campamento usando vehículos blindados, excavadores, gases lacrimógenos y, eventualmente, munición de guerra, matando a por lo menos 200 personas. Según el ministerio del interior, 43 policías y soldados también murieron en la confrontación.
Según el Centro de Desarrollo Internacional basado en el Cairo, hubo un promedio de 1 140 huelgas, , marchas y otras acciones obreras en junio y julio que precedieron el derrocamiento de Morsi.
El pueblo trabajador se organizó para protegerse de los islamistas tras el derrocamiento de Morsi.
En Ismailía, una ciudad industrial a lo largo del canal de Suez, “discutimos con el ejército la creación de comités populares, pero rechazaron la idea”, dijo por teléfono el obrero de la construcción Mahmoud Salama, un líder de la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes. “Así que la gente empezó por su propia cuenta a formar comités populares para defenderse de los ataques de la Hermandad”.
También se formaron comités populares en Mahalla. “Compuestos de trabajadores, estudiantes y residentes, protegieron los barrios obreros y las instituciones públicas y privadas”, dijo Fayoumy.
Pero los comités no eran lo suficientemente fuertes en muchos casos para prevenir que ciertos elementos no proletarios obstaculizaran o previnieran sus funciones.
Fatma Ramadan, miembro del Consejo Directivo de la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes, dijo que ahora “la mayoría de estos comités están constituidos de matones o están siendo utilizados por oportunistas”.
El 18 de agosto el gobierno dominado por los militares emitió una orden disolviendo los comités.
“Nuestras luchas han sido pospuestas, ese es el precio que el pueblo trabajador se ve obligado a pagar”, dijo desde el Cairo Karam Saber, presidente del Centro de la Tierra para los Derechos Humanos. “El movimiento sindical de los agricultores está iniciando una campaña en contra de las prisiones de deudores, a favor de la distribución de la tierra y por mejores préstamos, pero cuando vamos al ministerio de agricultura nos dicen que esperemos hasta que termine la batalla con la Hermandad Musulmana”.
“Yo apoyo la intervención del ejército y la detención de personas de la Hermandad Musulmana porque los trabajadores no tenemos armas en este momento”, dijo Gamal Abu’l Oula, director del Centro de Sindicatos y Servicios Obreros en Mahalla. “Apoyamos un estado temporal de emergencia. Esto no va a impedir las luchas sindicales”.
Una huelga por salarios más altos de 2 100 trabajadores en la fábrica Suez Steel que comenzó a principios de julio terminó el 22 de agosto según Al-Ahram. El periódico informó que el 13 de agosto dos dirigentes de la huelga fueron puestos en libertad condicional después de que sus compañeros de trabajo protestaran frente al palacio de justicia en la ciudad de Suez, pero entonces la policía arrestó a otros tres obreros el 21 y el 22 de agosto.
Georges Mehrabian y Bashar Abu-Saifan contribuyeron a este artículo desde Beirut, Líbano.
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