Vol. 77/33 23 de septiembre de 2013
Nos solidarizamos con los millones de trabajadores por toda Siria que se han estado movilizando durante dos años y medio en contra de los ataques brutales y la represión perpetrados por el régimen de Asad. Trabajadores de diversas nacionalidades y credos —sunitas, chiitas, cristianos, palestinos, kurdos y otros— han dicho, “¡Basta ya!” a décadas de abusos. El reciente ataque con armas químicas es parte de una guerra civil que se está extendiendo y que ya ha producido más cien mil muertes y más de 6 millones de refugiados dentro y fuera del país.
Nos oponemos incondicionalmente a la intervención del gobierno estadounidense en Siria o en cualquier parte del Medio Oriente. Los gobernantes capitalistas de Estados Unidos son el enemigo mortal del pueblo trabajador tanto en este país como en el exterior. Durante décadas han intervenido repetidamente en el Medio Oriente y en Africa del norte con la intención de impedir que los trabajadores y agricultores obtengan el control del patrimonio de sus propias tierras, para cosechar las ganancias que fluyen del petróleo de la región y para imponer estabilidad para el orden mundial capitalista.
El pueblo trabajador de Siria está luchando por ganar espacio político y en contra de un régimen brutal, a la vez que luchan para detener a las fuerzas islamistas-yihadistas reaccionarias que buscan aprovechar la guerra para ampliar su área de operación en la región. Llamamos a los trabajadores en este país a que se solidaricen con esta lucha.
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