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Vol. 77/33      23 de septiembre de 2013

 
(portada)
California: después de dos meses
reos suspenden huelga de hambre

Militante/Betsey Stone
Marie Levin habla en protesta en Sacramento, California, contra confinamiento solitario el 30 de julio. Su hermano fue uno de los dirigentes de huelga de hambre en cárcel de Pelican Bay.

 POR BETSEY STONE  
SAN FRANCISCO—Después de 60 días de huelga de hambre, los dirigentes de la lucha contra el confinamiento solitario de largo plazo en las prisiones de California anunciaron la suspensión de la huelga. A su conclusión, alrededor de 100 prisioneros se habían mantenido en huelga.

Los reos tomaron la decisión el 4 de septiembre después de que recibieron la noticia de que el asambleísta Tom Ammiano y el senador estatal Loni Hancock, presidentes de los comités de Seguridad Pública de la Asamblea y el Senado de California, anunciaron planes para celebrar a partir de octubre audiencias para abordar las cuestiones planteadas por los huelguistas.

Una declaración firmada por 16 de los reclusos que ayudaron a organizar la huelga explica que, aunque aún no se han cumplido sus demandas, “Hemos ganado mucho terreno” y “nuestra resistencia seguirá creciendo hasta que ganemos nuestros derechos humanos”.

Esta fue la tercera y la mayor huelga de hambre organizada por los reclusos en los últimos dos años, la cual en su auge involucró a 30 mil prisioneros. También fue la más prolongada, durando del 8 de julio hasta el 5 de septiembre.

Las acciones hicieron conocer las condiciones infrahumanas que enfrentan los casi 12 mil reclusos que se encuentran en celdas de aislamiento en California. Las demandas de los reos incluyen poner fin al encarcelamiento solitario a largo plazo, abolir el sistema de soplones que se usa para poner en celdas de aislamiento a los reos acusados de pertenecer a una pandilla si no delatan a otros, y por el derecho a llamadas telefónicas, y comida y ropa adecuadas.

Las autoridades transfirieron dos autobuses de huelguistas de la prisión estatal de Pelican Bay, el corazón de la huelga, a la prisión estatal en Sacramento.

Se les permitió a cuatro dirigentes de la huelga que aun están en Pelican Bay a celebrar una reunión de 18 organizadores de la huelga en la biblioteca legal de la prisión donde votaron a favor de poner fin a la huelga. Entonces llamaron a los dirigentes de la huelga que habían sido trasladados a Sacramento, quienes organizaron una discusión ahí y también votaron a favor de terminar la protesta.

En los últimos días de la huelga, dijo Anne Weills, abogada de algunos de los presos, los funcionarios finalmente habían contactado a los dirigentes de la huelga y acordaron venir a Pelican Bay para discutir sus demandas.

“Estoy orgullosa de la posición de mi hermano en esta causa”, dijo al Militante Marie Levin, hermana de Sitawa Nantambu Jamaa, uno de los dirigentes de la huelga. “No solo de mi hermano, sino del grupo entero. Es un equipo. Una unidad de nacionalidades que les ha llevado a donde se encuentran hoy día”.

Levin dijo que su hermano y otros en celdas de aislamiento empezaron hace más de una década a trabajar para tratar unir a los reclusos independientemente de líneas raciales para oponerse a la violencia de las pandillas en las prisiones. Ella dijo que a las autoridades de la prisión no les gustó eso, porque socava su política de divide y vencerás.

“Tenemos que estar preparados para movilizarnos para las audiencias en Sacramento para que se oiga nuestra posición”, dijo Dolores Canales, que forma parte del equipo de mediación de los huelguistas de hambre, cuyo hijo fue uno de los huelguistas de hambre en Pelican Bay.

Arlene Rubinstein contribuyó a este artículo.  
 
 
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