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Vol. 77/33      23 de septiembre de 2013

 
Debaten sobre las comunidades chinas
del mundo en conferencia internacional
en Malasia
(especial)
 
POR PATRICK BROWN
Y LINDA HARRIS
 
KUALA LUMPUR, Malasia—Este país del sudeste de Asia fue un lugar adecuado para celebrar la octava conferencia internacional de la Sociedad Internacional para el Estudio de los Chinos en Ultramar (ISSCO) el 17 y 18 de agosto. Con una población de casi 30 millones, Malasia es hogar de 6.5 millones de personas de ascendencia china, más del 20 por ciento de la población.

La conferencia fue organizada en colaboración con estudiantes y maestros del Instituto de Estudios Chinos y otros departamentos de la Universiti Tunku Abdul Rahman (UTAR), una universidad en Kuala Lumpur nombrada en honor al primer ministro de Malasia después de su independencia. El exitoso evento atrajo a unas 200 personas procedentes de 20 países. En las 50 mesas redondas y sesiones plenarias en el curso de dos días, los participantes profundizaron sobre diversos aspectos del asentamiento de inmigrantes chinos durante siglos en prácticamente todos los países del mundo.

ISSCO fue creada en una conferencia en San Francisco en 1992 que fue auspiciada por el Departamento de Estudios Etnicos de la Universidad de California en Berkeley. Desde entonces, se han organizado conferencias internacionales cada tres años, en Hong Kong, Filipinas, Taiwán, Dinamarca, China y Singapur. También han habido conferencias regionales en Cuba, Sudáfrica, Nueva Zelanda y varios otros países.

Por primera vez en un evento de ISSCO, la mayoría de las ponencias presentadas este año —más de 100 de un total de 167— fueron en chino. Del resto, la mayoría fueron en inglés, pero nueve de ellas fueron presentadas en malayo, también por primera vez. Aunque participaron muchos estudiantes y profesores de China (incluyendo Hong Kong y Taiwán), el mayor número procedía de universidades de Malasia. Otros viajaron desde los vecinos países de Indonesia y Singapur, así como de las Filipinas, Japón, Canadá, Estados Unidos, Europa, Sudáfrica y Australia. Los organizadores de la conferencia estuvieron especialmente satisfechos del creciente número de ponencias presentadas por estudiantes este año.

Después de dar la bienvenida a los participantes, Mary Yap Kain Ching, representante del viceministro de educación de Malasia, destacó el papel de los trabajadores chinos, tanto los forzados a trabajar por contrato como los “libres”, en la construcción de los ferrocarriles y en las minas de estaño durante el dominio colonial británico en el siglo 19.

Al presentar a los oradores principales de esa sesión, el presidente fundador de ISSCO Wang Gungwu de la Universidad Nacional de Singapur habló de sus experiencias al crecer en Ipoh, la capital de Perak, uno de varios estados federados durante el colonialismo británico, que ahora son parte de Malasia. Malasia moderna se consolidó bajo ese nombre y en su forma actual en 1965, cuando Singapur, que se había unido a la federación dos años antes, se retiró y se convirtió en una nación independiente. Sabah y Sarawak, en la costa norte de Borneo (la zona Kalimantan de Indonesia) también se unieron a la federación en 1963 y siguen siendo parte de Malasia.

Lucha de independencia

Wang Gungwu recordó la invasión de las fuerzas japonesas en diciembre de 1941, en los días posteriores al ataque contra la base naval de Estados Unidos en Pearl Harbor, Hawai. En pocas semanas los amos coloniales británicos de la entonces llamada Malaya fueron expulsados cuando el ejército japonés arrasaba hacia el sur. Cuando la marea de la guerra se volvió en contra de Japón, y las tropas japonesas fueron derrotadas en 1945, esto no resultó en el comienzo de la independencia malaya, como muchos habían esperado. Más bien comenzó un nuevo período de dominación británica y de guerra.

A lo largo de la década de 1940 se creó un creciente movimiento por la independencia nacional, con acciones obreras, protestas populares y acciones militares dirigidas por el Partido Comunista malayo.

En respuesta a esta creciente amenaza política y militar a su dominio, los generales británicos condujeron a medio millón de agricultores pobres y trabajadores agrícolas, la mayoría de los cuales eran chinos, a las llamadas “nuevas aldeas”, más tarde utilizadas como modelo para las “aldeas estratégicas” establecidas por las fuerzas de Estados Unidos en Vietnam en la década de 1960. Al relatar la lucha por la independencia de Malaya, Wang Gungwu dijo que había “vivido durante épocas en las que todo chino era considerado un comunista”.

En 1952 más de 32 mil tropas —del Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, así como de otras regiones de Asia y Africa dominadas por los británicos— lucharon contra el movimiento independentista en Malaya.

Los imperialistas aplastaron la insurgencia armada, pero se vieron obligados a conceder la independencia en 1957. Su legado de “divide y vencerás” —enfrentando a la población autóctona malaya contra las comunidades chinas e indias— ha marcado profundamente las políticas del gobierno de Malasia desde entonces.

“Malasia es un muy buen lugar para comprender las cuestiones” que enfrentan los chinos de ultramar en muchos países, concluyó Wang Gungwu al presentar a los dos oradores principales, Leo Suryadinata y Ling-chi Wang.

Suryadinata, director del Centro de la Herencia China en Singapur y presidente saliente de ISSCO, habló en chino sobre sus “reflexiones sobre los inmigrantes chinos y sus descendientes en las épocas moderna y contemporánea”. En la siguiente presentación en inglés, titulada, “Los chinos estadounidenses en la ciencia y la tecnología desde la Segunda Guerra Mundial”, Ling-chi Wang —profesor emérito de estudios asiáticos americanos y étnicos en la Universidad de California en Berkeley junto con Wang Gungwu, el iniciador principal de ISSCO— revisó sus investigaciones sobre las contribuciones de científicos e ingenieros de origen chino y la discriminación que siguen enfrentando.

Rica historia y cultura

La rica historia cultural, económica y política de la península de Malaca fue abordada en numerosos paneles, especialmente los que fueron realizados en chino y malayo. En una sesión, Tan Ai Boay de la Universidad de Malaya habló sobre “La ciudadanía china en Malaya Británica antes de la Segunda Guerra Mundial”. Desde entonces los británicos habían dividido el territorio en el Estrecho de Asentamientos, los Estados Federados Malayos y los Estados No Federados Malayos, dijo ella. Los residentes chinos en busca de la ciudadanía tuvieron que lidiar tanto con los funcionarios coloniales y los sultanes que encabezaban la mayoría de los estados del país, como lo siguen haciendo hoy en día.

En otra sesión, Aloysius Yapp y Anita Abas hablaron de la lucha por el reconocimiento de los sino-iban, descendientes de chinos que se habían casado con indígenas de Sarawak.

Oradores de las Filipinas describieron sus esfuerzos para alentar a los jóvenes tsinoys, o filipino-chinos, para que aprendieran chino. Ya que el inglés y el tagalo son las lenguas oficiales en centros escolares, “estamos trabajando para preservar la cultura, para que no nos olvidemos”, dijo Lily Rose Tope de la Universidad de las Filipinas. Los chinos representan 1.5 por ciento de la población de más de 100 millones de habitantes del país. Tope destacó que los tsinoys no son un grupo único y homogéneo, si no que están divididos por líneas de clase.

En una sesión sobre “China en Africa y Java”, Karen Harris de la Universidad de Pretoria discutió una lucha que llevaron a cabo los chinos en Sudáfrica. En 2008, 17 años después de la abolición oficial del apartheid, el Tribunal Supremo, finalmente, “corrigió un error histórico”, dijo Harris, y dictaminó que los chinos son “negros”. La decisión, señaló, es un reconocimiento tardío de que, al igual que los africanos, indios y otras nacionalidades oprimidas, los chinos fueron incluidos como “no-blancos” bajo el sistema racista y todavía sufren como resultado de su legado. Antes de la decisión de la corte, los chinos no tenían derecho a las medidas de acción afirmativa de las leyes de “igualdad” que están vigentes en Sudáfrica.

En su discurso de apertura el día de la inauguración de la conferencia, Ling-chi Wang habló de la discriminación que sufren hoy los chinos en Estados Unidos. Habló sobre el historial de más de 160 años de actitudes racistas hacia los chinos en ese país.

Wang citó una decisión de la Corte Suprema de California de 1854, que negó la admisibilidad de las pruebas presentadas en contra de “un ciudadano libre de raza blanca de este estado” que había sido “declarado culpable de homicidio con el testimonio de testigos chinos”. Los jueces dijeron que, “personas de una raza que la naturaleza ha marcado como inferior, y que son incapaces de progreso o desarrollo intelectual más allá de cierto punto”, no deberían tener “el derecho de quitarle la vida a un ciudadano con su testimonio” o “el privilegio de participar con nosotros en la administración de los asuntos de nuestro gobierno”.

En las décadas posteriores al fallo de 1854 se promulgaron crecientes restricciones contra los chinos, especialmente en California. Estas incluyeron limitaciones a la inmigración, las actividades comerciales, las áreas donde se les permitía vivir y a los derechos a trabajar y a la propiedad. En 1882, después de casi una década de una profunda depresión económica en todo el país tras la guerra civil, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley de Exclusión China, que detuvo toda la inmigración desde China por 10 años. Después, esta prohibición se prorrogó indefinidamente, se hizo más estricta y se expandió para incluir la inmigración procedente de Hawai y Filipinas. Se mantuvo en vigor hasta 1943.

Esa experiencia de los inmigrantes chinos en Estados Unidos, y los orígenes de la agitación anti-china y las políticas del gobierno allí, fueron el tema de una animada discusión y debate en un panel sobre “Los chinos en las Américas”. Entre los 20 participantes había tres invitados de la embajada de Cuba en Malasia: el embajador Rubén Pérez, la oficial de asuntos culturales y administrativos Ileana García y la tercer secretaria Yanila Reyes.

En su discurso de clausura de la conferencia, Ho Khai Leong, coordinador de la conferencia y profesor de la UTAR, tomó nota de la amplitud de las cuestiones que se abordaron en las diferentes sesiones. Señaló que, “la situación del pueblo chino-iban de Sarawak y la cuestión de los chinos en Cuba”, abordada en el panel sobre “China en las Américas”, eran experiencias “que no se discuten a menudo en el sudeste de Asia” y algo sobre lo cual había aprendido mucho.

También felicitó a los estudiantes y al personal de UTAR que habían ayudado a organizar la conferencia y a garantizar su éxito. Su eficiencia amable, camaradería e interés en las sesiones fueron evidentes para todos los participantes.

En una reunión de los miembros de ISSCO celebrada a la conclusión de la conferencia, Tan Chee Beng de la Universidad China de Hong Kong fue electo como nuevo presidente de la asociación. El presidente saliente Leo Suryadinata anunció que Panamá será la sede de una conferencia regional de ISSCO en 2014, seguida en 2015 por un evento regional en Seúl, Corea del Sur. La próxima conferencia internacional se celebrará en la Universidad de Columbia Británica en Canadá en 2016.

Baskaran Appu y Mary-Alice Waters contribuyeron a este artículo.
 
 
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