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Vol. 77/No. 34      30 de septiembre de 2013

 
Afán de lucro mata a
28 mineros en Afganistán
(portada)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
Por lo menos 28 mineros murieron en Afganistán el 14 de septiembre como resultado de las condiciones peligrosas impuestas por los patrones que presionaban a los trabajadores para maximizar sus ganancias. Cincuenta y siete mineros quedaron atrapados dentro de la mina de carbón subterránea Abkhorak administrada por el gobierno en la provincia norteña de Samangan, cuando los túneles se hundieron tras una explosión de gas. Decenas de personas resultaron heridas.

La mañana previa a la explosión los mineros se quejaron ante la gerencia por las condiciones de trabajo peligrosas, dijo a los medios noticieros Mohammad Seddiq Azizi, portavoz del gobernador provincial de Samangan. Supuestamente, los supervisores ignoraron las preocupaciones de los mineros.

Afganistán es uno de los países menos desarrollados del mundo, y las minas de carbón “pueden ser peligrosamente primitivas, donde los mineros trabajan con equipo viejo y hay poca ventilación o equipo de seguridad”, informó Agence-France Press.

En un país en el que una tercera parte de la población de 9 millones de personas, gana menos de 1 dólar al día, los trabajos de minería son atractivos porque pagan entre 6 y 7 dólares al día.

El colapso de la mina se produjo debido a un cortocircuito que provocó un incendio dentro de la mina de carbón, dijo Seddiq Azizi a Khaama Press, un periódico afgano en el Internet. Varios residentes de las aldeas circundantes corrieron a la escena para ayudar en los esfuerzos de rescate, excavando entre los escombros con sus propias manos. Cuatro miembros del equipo de rescate resultaron gravemente heridos y por lo menos 14 otros se enfermaron como resultado de los vapores tóxicos que emanaban del sitio, informó el portavoz del gobernador provincial al New York Times el 15 de septiembre. Cerca de 100 trabajadores fueron llevados al hospital para recibir tratamiento.

Afganistán ha sido devastado por décadas de guerra, desde el sangriento conflicto entre las fuerzas soviéticas y los combatientes muyahidines islamistas, quienes contaban con el apoyo de Washington, la toma del poder por el Talibán que le siguió, hasta la guerra de Washington contra el Talibán que continua hoy en día. La destrucción masiva y los trastornos sociales han retrasado mucho el desarrollo de la agricultura, la industria y la infraestructura básica.

Doce años después de que inició su intervención, Washington aun tiene 60 mil tropas en Afganistán, de las cuales están programadas a retirarse antes de febrero unas 26 mil.

La cifra oficial de desempleo según informes del 2008 es del 35 por ciento, un poco mejor que el 40 por ciento estimado en 2005. De los que trabajan, casi el 80 por ciento se dedican a la agricultura. La clase obrera industrial sigue siendo pequeña, y representa menos del 6 por ciento de la fuerza de trabajo, pero se puede esperar que crezca.

La mina Abkhorak en donde ocurrió el estallido fatal es un ejemplo de un proyecto industrial reciente. En 2009 el gobierno afgano contrató a una empresa privada —Mesaq Sharq Limited— para extraer carbón por un período de diez años. Se producen más de 600 mil toneladas al año.

Una investigación aérea de las minas realizada por Washington en 2006 concluyó que Afganistán tiene una riqueza mineral subterránea enorme. Los recursos más importantes, según el Pentágono, son el mineral de hierro y el cobre. Pero la inversión extranjera ha sido difícil de atraer debido a la falta de infraestructura básica.  
 
 
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