Vol. 77/No. 38 28 de octubre de 2013
Militante |
Porcentaje de la población empleada cayó durante la recesión de 2008 a 2009 a 58.5 por ciento. A la vez, la explosión del balance del banco central demuestra el alcance del ardid de la impresión de dinero por la Reserva Federal, promovido como crucial para “estimular” empleos. |
Sin embargo, los hechos demuestran que las manipulaciones monetarias no tienen ningún efecto en la oferta de empleos por parte de los patrones. La crisis mundial del capitalismo está enraizada en la ralentización de la producción y el comercio.
Desde diciembre de 2008 la Fed ha mantenido la tasa de interés casi en cero y a través de su programa de “flexibilización monetaria” compró cientos de miles de millones de dólares de valores respaldados por hipotecas de bancos norteamericanos, así como de sus propios bonos. Actualmente tiene 3.7 billones de dólares en sus fondos —un incremento de 300 por ciento comparado a su balance en los últimos cinco años— con la esperanza de que los patrones pedirán prestado este dinero fácil, impulsarán la producción y contratarán a más trabajadores.
Pero, dada la ralentización, no es rentable para la gran mayoría de los patrones invertir en equipo y mano de obra para ampliar la producción.
Como lo demuestra la gráfica en la portada, la discrepancia entre los programas de impresión de dinero de la Reserva Federal bajo la rúbrica de la “creación de empleo” y la situación real de los empleos no podría ser más evidente.
Por un lado, el porcentaje de la población con trabajo cayó durante la recesión de 2008 y 2009 en casi 5 puntos a casi al 58.5 por ciento, donde se ha mantenido por cuatro años; un periodo sin ninguna recuperación de empleos después de una recesión sin precedente. Por otra parte, está la explosión en el balance de activos de la Reserva Federal, igualmente sin precedente, producto de su esquema de impresión masiva de dinero.
Mientras tanto, ni un solo político, Demócrata o Republicano, ha sugerido la implementación de un verdadero programa gubernamental de empleos. Esto, a diferencia de las manipulaciones monetarias y fiscales, pondría a millones a trabajar construyendo y reparando cosas que los trabajadores necesitan —y a expensas de las ganancias de los capitalistas.
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