Vol. 78/No. 2 20 de enero de 2014
Reuters/Samrang Pring |
Costureros en Camboya iniciaron huelgas de protesta el 25 de diciembre para exigir aumento del salario mínimo a $160 al mes. Arriba, miles marchan en Phnom Penh, el 31 de diciembre. |
“Exigíamos un aumento del salario mínimo a 160 dólares por mes, y el gobierno solo aprobó 100”, dijo Say Sokny, secretario general del Sindicato Libre, por teléfono desde Phnom Penh el 2 de enero. “Los trabajadores no están de acuerdo e inmediatamente salieron en huelga. La industria cerró”.
La huelga fue precipitada por un anuncio del gobierno que el salario mínimo mensual sería aumentado de 80 a 95 dólares, con incrementos anuales para llegar a 160 en 2018.
El 27 de diciembre, la policía disparó tiros de advertencia y utilizaron sus porras para mantener a los huelguistas fuera de una zona industrial en la periferia de Phnom Penh donde esperaban animar a otros trabajadores a que se unieran a la marcha.
El 30 y 31 de diciembre, miles de trabajadores bloquearon las calles frente a las oficinas del gobierno. El gobierno desplegó policías antidisturbios y acordonaron los edificios con alambre de púas.
El 31 de diciembre el gobierno aumentó su oferta de salario mínimo a 100 dólares y ordenó a los huelguistas que regresara al trabajo antes del 2 de enero.
El 3 de enero, los trabajadores en el parque industrial Canadia enfrentaron a la policía con piedras, palos y bombas incendiarias caseras. Al principio la policía se retiró, y luego volvió con refuerzos y disparó contra la multitud con rifles AK-47, según testigos. Al menos cuatro trabajadores de la confección perdieron la vida y 27 resultaron heridos.
Las huelgas y protestas en el sector de la confección han tenido lugar en medio de las manifestaciones organizadas por el Partido de Rescate Nacional de Camboya, el principal partido de oposición, exigiendo elecciones nuevas y la dimisión del primer ministro, Hun Sen.
El 22 y el 29 de diciembre, más de 100 mil personas marcharon en protestas del Partido de Rescate, incluyendo trabajadores de la confección que estaban presentando su propia demanda por 160 dólares. Al mismo tiempo que los trabajadores inflaban las manifestaciones, el liderazgo del Partido de Rescate anunció el 29 de diciembre una suspensión de una semana y concedieron al gobierno hasta el 5 de enero para considerar una propuesta para negociar sobre reformas a las leyes electorales.
Durante el fin de semana del 4 al 5 de enero, la policía antidisturbios y unidades del ejército reprimieron tanto a los trabajadores en huelga como a los manifestantes de las protestas del Partido de Rescate. El campamento de carpas en el parque de la libertad fue vaciado, y se prohibieron todas las manifestaciones y protestas públicas.
Según Ken Loo, secretario general de la asociación de fabricantes de ropa, 50 a 60 por ciento de los trabajadores habían regresado al trabajo para el 6 de enero.
“Hacemos un llamado a los trabajadores a que regresen al trabajo y ganen sus salarios primero, mientras decidimos nuestra próxima estrategia”, dijo Ken Chheanglang, vicepresidente de la Federación Nacional Independiente de Sindicatos Textiles de Camboya, al Wall Street Journal el 6 de enero.
Las industrias de la ropa y del calzado en Camboya emplean alrededor de 600 mil trabajadores en 800 fábricas, en su mayoría mujeres de las zonas rurales. La ola de huelgas tiene lugar en el contexto de la rápida expansión de la producción de prendas de vestir, un hecho bien conocido por los trabajadores, que ven la oportunidad para presionar por mejores condiciones. Durante los primeros 11 meses de 2013 las exportaciones de prendas de vestir aumentaron un 22 por ciento comparado al mismo período en 2012.
Según la asociación de fabricantes el sector de la confección y el calzado han perdido una cantidad récord de 826 mil jornadas en 131 huelgas entre enero y noviembre del año pasado.
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