Vol. 78/No. 3 27 de enero de 2014
Las tres potencias están al centro de las crecientes tensiones en el pacífico, estimuladas por la dura competencia impulsada por la ralentización de la producción y el comercio a nivel mundial. A la vez, estas tensiones están templadas por profundos vínculos económicos y por el interés común de evitar choques militares.
Estos sucesos registran dos cambios principales en la situación de la región desde la Segunda Guerra Mundial. Primero, la habilidad de Beijing, por primera vez, de empezar a retar el dominio desenfrenado de Washington en el pacífico, incluyendo las costas chinas. El segundo, es la decisiva ofensiva de los gobernantes japoneses para reconstruir sus fuerzas armadas y poder utilizarlas para impulsar sus intereses en el mundo —en alianza cercana pero independiente de Washington.
Inscrita en la constitución de Japón tras su derrota militar y la ocupación de Washington en 1947, está una prohibición al establecimiento de un ejército permanente y su uso en el extranjero.
El primer ministro japonés Shinzo Abe ha dicho que “el trabajo de su vida” es revisar la constitución para eliminar los límites al desarrollo y uso de su poder militar. Como gesto simbólico de dicha misión, el 26 de diciembre Abe visitó el controversial santuario Yasukuni en Tokio. El santuario honra a los muertos en la guerra e incluye a muchos que son considerados criminales de guerra por su papel en la ocupación y pillaje de China y Corea por el imperialismo japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
El mes pasado Abe aprobó la creación de un consejo de seguridad nacional y logró que el parlamento aprobara una ley de secretos de estado que impone sentencias más severas por hacer pública información militar y diplomática clasificada del gobierno.
El 17 de diciembre el gabinete del primer ministro Abe aprobó su primera “estrategia de seguridad nacional”, que impulsa mantener vínculos estrechos con Estados Unidos, pero enfatiza que “Japón necesita primero y sobre todo fortalecer sus propias capacidades” para “impulsar sus intereses nacionales” frente al “rápido ascenso de China”. Y, por primera vez en 11 años, aumenta el presupuesto militar japonés en un 5 por ciento en los próximos cinco años, elevándolo a un total de 240 mil millones de dólares.
Tanto vínculos como conflictos comerciales impulsan estos sucesos. Washington y Tokio son las dos fuerzas más grandes de la Asociación Transpacífica, un pacto comercial de 12 naciones que abarcan el 40 por ciento del producto nacional bruto mundial. China está excluida del pacto. Pero ya que ambos comparten la meta de competir contra el comercio chino, los gobernantes de Japón y Estados Unidos tienen sus propias rivalidades. Por ejemplo, Washington, está presionando para que Japón abra sus mercados y permita importaciones de carros, carne de res y arroz de Estados Unidos, algo que Tokio está resistiendo. China sigue siendo el socio comercial número uno de Japón y el número de Estados Unidos.
Creciente capacidad militar china
Mientras que el presupuesto miliar de Tokio y Washington se ha reducido un poco en la última década, los gastos militares de Beijing han subido dramáticamente como parte de una campaña de militarización —de un estimado presupuesto anual de alrededor de 30 mil millones de dólares en 2003 a casi 120 mil millones hoy, según Reuters. En breve tiempo Beijing ha empezado a desarrollar armamentos modernos a un nivel comparable con la más avanzada tecnología estadounidense, incluyendo pasos iniciales hacia el establecimiento de una marina de ultramar. Aunque sus capacidades militares permanecerán muy por debajo de las de Washington en el futuro inmediato, las fuerzas armadas chinas hoy son únicas en la rapidez de su desarrollo.En respuesta, Washington está fortaleciendo su presencia naval en el pacífico, con la meta de aumentar sus barcos de guerra en la región del 50 por ciento actual al 60 por ciento para 2020. Y los gobernantes norteamericanos también están buscando activamente desarrollar alianzas más fuertes en la región, incluyendo con India, Malasia, Singapur, Tailandia y las Filipinas.
Según una evaluación del Pentágono de 2012, la marina china es ahora la más grande en Asia, con 79 grandes barcos de guerra y más de 55 submarinos. Recientes logros tecnológicos incluyen aviones de combate furtivos y aviones de combate teledirigidos y los únicos misiles balísticos anti barco del mundo, llamados “asesinos de portaaviones,” que han empezado a empujar a las fuerzas norteamericanas un poco más lejos de las costas chinas.
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