Vol. 78/No. 7 24 de febrero de 2014
Los trabajadores aquí han sido una fuerza predominante en las luchas sociales, desde las huelgas de los trabajadores textiles en 2006, hasta las movilizaciones en la plaza Tahrir, que condujeron a la destitución del régimen de Mubarak en enero de 2011, y el derrocamiento del gobierno de la Hermandad Musulmana del presidente Mohammed Morsi en junio del año pasado. Como resultado, el pueblo trabajador por todo el país ha ganado más confianza para actuar políticamente, luchar por sindicatos y avanzar sus demandas.
“En papel hay más derechos sindicales hoy que en 2011”, dijo al Militante Kamal Fayoumy, uno de los dirigentes centrales del sindicato independiente de trabajadores textiles en la empresa Hilado y Tejido de Mahalla . “Al mismo tiempo, los capitalistas se han vuelto más salvajes, así que tenemos que luchar para defender nuestros derechos constantemente”.
Todos los gobiernos que han existido desde 2011 han tomado el lado de los patrones contra los trabajadores. “La Hermandad Musulmana fue tan pro capitalismo como el Partido Nacional de Mubarak, son dos caras de la misma moneda”, dijo Fayoumy.
“Bajo Mubarak teníamos un movimiento sindical que no defendía a los trabajadores”, dijo Hisham El-Karim, presidente del sindicato independiente de los trabajadores del transporte en la Provincia Occidental, la cual incluye las principales ciudades industriales de Tanta y Mahalla. “Los sindicatos servían nada más como herramientas en manos de los gobernantes, de tal manera que el gobierno podía decir al mundo, ‘miren ustedes, acá tenemos libertades, tenemos organizaciones sindicales, inviertan aquí’.
“Pero estos sindicales socavaron lo que el movimiento sindical debe hacer, defender a todos los trabajadores. En cambio, concentraron el poder en manos de unos cuantos individuos”.
Batalla por uniones ‘independientes’
La batalla por lo que llaman sindicatos “independientes” es una gran parte del objetivo de la lucha de los trabajadores por todo Egipto. La mayoría de los lugares de trabajo siguen bajo el lastre, al menos oficialmente, de la vieja estructura sindical establecida por Mubarak. Todo tipo de prestaciones, incluyendo pensiones, el cuidado médico y los beneficios de desempleo, dependen de que el trabajador sea miembro de estos sindicatos.En la planta de Mahalla los trabajadores han estado luchando para que el gobierno reconozca su sindicato desde 2007. Han realizado numerosas huelgas y han demostrado que la mayoría de los trabajadores en la fábrica apoyan al sindicato.
Los trabajadores de la construcción también están luchando por sindicatos independientes. A diferencia de trabajadores de fábrica, “los trabajadores de la construcción obtienen sus empleos casualmente y de muchos patrones”, dijo Mahmod Salameh, un dirigente del sindicato independiente de la construcción de Ismailiya, en una entrevista en el Cairo. “Puede haber poco trabajo por muchas semanas, de manera que los trabajadores tienen que viajar a otras áreas, y eso obstaculiza el trabajo de organización sindical”.
Trabajadores de fábrica que están cesanteados reciben atención médica y otras prestaciones y son elegibles para recibir seguro de desempleo, pero esto no se aplica a los trabajadores de la construcción, explicó Mohammed Mowafy, un carpintero del vecindario de Maadi en el Cairo.
En enero de 2014 el gobierno interino celebró una votación sobre una nueva constitución, la cual prepara el camino para nuevas elecciones para la presidencia y un nuevo cuerpo parlamentario. El gobierno y el ejército que lo respalda están apoyando al jefe del ejército el general Abdel-Fatah el-Sissi para presidente.
“Hoy día en Egipto hay muchas personas que creen que un hombre como Sissi puede arreglar las cosas”, dijo Mowafy .
“Solo una minoría votó en el referéndum para la constitución, lo cual indica que las falsas promesas del gobierno no han engañado a muchos trabajadores”, dijo Fayoumy.
“Tenemos confianza de que si los trabajadores no perciben progreso habrá más luchas, no importa quién sea el próximo presidente. Los trabajadores serán más decisivos en la próxima ronda y se podrán formar más lazos con la juventud que ha estado en las calles durante los últimos tres años.
“Esto puede pasar si los jóvenes se unen a los trabajadores y reconocen el poder de la lucha obrera, y si empiezan a vincular sus propias aspiraciones con las demandas del pueblo trabajador”, dijo Fayoumy .
“Queremos aprender de las luchas obreras en otros países”, dijo Fayoumy, y agregó que la última vez que trabajadores socialistas de Estados Unidos estuvieron en Mahalla en 2011, él había hablado con una trabajadora que también era obrera textil.
“Todavía me acuerdo de ella. Ella destruyó la imagen que yo tenía de los trabajadores en Estados Unidos. Ella explicó que los trabajadores textiles en Estados Unidos sufren una explotación parecida a la nuestra y que los trabajadores allá sufren accidentes en el trabajo. El capitalismo es el enemigo del pueblo trabajador del mundo entero. No es solo un problema egipcio”.
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