Vol. 78/No. 9 10 de marzo de 2014
Los salarios se estancaron en 2013; aumentando solo un 0.4 por ciento cuando se toma en cuenta la inflación, informó el New York Times el 8 de febrero.
Las cifras oficiales del gobierno, sin embargo, no reflejan con precisión el impacto del aumento de precios para el pueblo trabajador. Los costos de los alimentos, combustible, alquiler y otros artículos de primera necesidad que consumen la gran mayoría del ingreso de los trabajadores son más altos que el llamado Indice de Precios al Consumidor.
Entre 2007 y 2012, los ingresos por hogar cayeron por cinco años consecutivos. Hoy los ingresos están un 6.4 por ciento por debajo de 2007.
El promedio del salario real neto de los trabajadores hoy es menos que el nivel a mediados de los años 70, y está tendencia hacia la reducción de los salarios se ha acelerado en los últimos cinco años. Desde que la recesión terminó en junio de 2009, los salarios promedio reales de los trabajadores de automóviles ha disminuido un 10 por ciento; para todos los trabajadores del sector manufacturero han caído un 2.4 por ciento.
Los patrones han logrado implementar contratos de dos niveles, como los contratos vigentes en las plantas automotrices y cada vez más en otras fábricas, donde los trabajadores más recientes hacen el mismo trabajo que los trabajadores con más antigüedad, pero a la mitad del salario.
Un número creciente de trabajadores se ve forzado a trabajar con contratos temporales con salarios más bajos y sin beneficios, o trabajar a tiempo parcial. Desde 2009, el número de los que trabajan mediante agencias temporales se ha duplicado a un récord de unos 2.7 millones.
Desde los años 70 la campaña de “productividad” de los patrones —de forzar a los trabajadores a trabajar más duro a costa de la vida y la integridad física— ha aumentado anualmente, pero no los salarios de los trabajadores.
En 1973, los salarios de los trabajadores como porcentaje del producto interno bruto fueron un 66 por ciento. Para 2012, había caído al 58 por ciento, la cifra más bajo desde la Segunda Guerra Mundial.
A mediados de los años 70 los “salarios reales se estancaron repentinamente frente a la creciente productividad”, escribió el analista de inversiones John Mauldin en su boletín el 9 de febrero.
Mientras que es difícil para los trabajadores con empleos obtener un verdadero aumento de salario —o un aumento que no sirve debido a primas de salud más altas—a los desempleados les está resultando más difícil encontrar trabajo.
“Más de uno de cada seis hombres entre 25 y 54 años de edad, años de máximo rendimiento, no tienen trabajo”, reportó el Journal, “un total de 10.4 millones”. Más de dos tercios de ellos son considerados “desanimados” por el gobierno, y no los cuentan como desempleados.
El número de trabajadores varones de 25 a 54 años sin trabajo era del 6 por ciento a principios de los años 70, del 13 por ciento a finales de 2007 y del 17 por ciento a finales de 2013.
Según el Buró de Estadísticas Laborales, en 2012, 3.6 millones de trabajadores ganaban el salario mínimo federal de 7.25 dólares por hora o menos. Dado el valor del dólar en 2013, el salario mínimo actual tiene un valor que es un tercio menos de lo que era en 1968.
Si el salario mínimo hubiera subido al mismo ritmo que el aumento de la productividad que los patrones realizaron a costo de los trabajadores, hoy sería 18.28 dólares por hora.
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