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Vol. 78/No. 23      16 de junio de 2014

 
‘El Militante’ libra batalla contra
la censura en prisión federal
(portada)
 
POR JOHN STUDER  
En el último año el Militante ha librado —y ganado— varias batallas contra las autoridades penitenciarias desde Florida hasta el estado de Washington, para defender el derecho a que el periódico sea entregado a suscriptores que se encuentran tras las rejas y el derecho de los reclusos a leer lo que ellos quieran.

El 19 de mayo, el Militante recibió un nuevo desafío en la forma de una nota de la penitenciaría federal de Florence, Colorado, diciendo que su edición del 30 de diciembre había sido prohibida en la prisión de alta seguridad. La razón según la nota fechada el 7 de febrero fue que “esta publicación es considerada inapropiada para el funcionamiento ordenado de la institución ya que contiene artículos relacionados con el Partido Comunista Revolucionario de Estados Unidos y la necesidad de derrocar el sistema”. Incluido con la nota estaba un ejemplar de dicha edición, al parecer confiscado del reo Jeremy Valerio, de 43 años, quien ha tenido una suscripción por muchos años y uno de los tres suscriptores en esa prisión.

A mediados de diciembre, antes de la publicación de la edición incautada, el Militante recibió una carta de Valerio en la que decía que él había presentado apelaciones administrativas contra el hecho de que las autoridades de la prisión se habían negado a entregarle una edición anterior del Militante y otras publicaciones políticas. “Estoy al tanto de su lucha [en contra de la censura en las prisiones] y deseo informarles que ahora yo soy parte de esta lucha junto con todos ustedes”, escribió. “¡¡Estamos en solidaridad!!”

“Esta es la primera vez que nos han notificado que una prisión federal ha rechazado al Militante”, dijo Doug Nelson, director del periódico. “Tenemos la intención de luchar contra esto, como lo hemos hecho con otros intentos de censurar el periódico en las prisiones. Mientras tanto, nuestra base de suscritores entre los presos sigue creciendo. Más de 20 se han suscrito en los últimos dos meses.

“Es posible que las autoridades penitenciarias de Florence han confundido al Militante con Revolución, el periódico del Partido Comunista Revolucionario, el cual también ha tenido que luchar contra la censura en las prisiones”, dijo Nelson. “Todos los trabajadores, tanto dentro como fuera de las paredes de las prisiones, tienen interés en prevenir que la policía del pensamiento nos niegue el derecho de leer y hablar sobre política”.

Según las regulaciones penitenciarias en Estados Unidos, los funcionarios de cada prisión no pueden “establecer una lista de publicaciones excluidas”. Para incautar cualquier edición específica, las autoridades deben explicar por qué es “perjudicial a la seguridad, la disciplina o el buen orden de la institución o… que podría fomentar actividades criminales”. Y no se puede basar en las discrepancias de las autoridades con las opiniones políticas de una publicación. Las regulaciones especifican que un informe de rechazo “debe hacer referencia a los artículos o materiales específicos que son considerados inaceptables”.

Pero la razón indicada en el intento más reciente de prohibir el Militante suena como la Ley Smith de control del pensamiento de 1940 utilizada para fabricar casos contra trabajadores militantes y otros en los años 40 y 50, incluyendo a miembros del Partido Socialista de los Trabajadores y del Partido Comunista.

La edición del 30 de diciembre destaca en su portada cobertura sobre los esfuerzos de los trabajadores en Ucrania para defender su soberanía nacional, la guerra del gobierno de Bashar al-Assad contra los trabajadores en Siria, la lucha de trabajadores contra un cierre patronal de la empresa Kellogg en Memphis, Tennessee, un comentario sobre la elección de socialistas en Seattle y un informe sobre la exitosa campaña de suscripciones del otoño. En el interior hay un informe sobre las decisiones de la coalición de mujeres sindicalistas CLUW para apoyar la campaña para liberar a los Cinco Cubanos de cárceles en Estados Unidos. Antonio Guerrero, uno de los Cinco, estuvo encarcelado durante años en la prisión de mediana seguridad en Florence, donde recibió una suscripción al Militante cada semana. Otro artículo se titulaba, “El Militante gana otra vez contra la censura en las prisiones”.  
 
 
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