Vol. 78/No. 25 14 de julio de 2014
El 19 de mayo, el Militante recibió una notificación del director fechada el 7 de febrero, junto con el ejemplar del número del 30 de diciembre enviado al suscriptor Jeremy Valerio. La notificación dijo que “esta publicación se considera inapropiada para el funcionamiento ordenado de la institución debido a que contiene artículos relacionados al Partido Comunista Revolucionario en Estados Unidos y de la necesidad de derrocar el sistema”.
El 12 de junio, el abogado David Goldstein, del bufete Rabinowitz, Boudin, Standard, Krinsky y Lieberman, presentó un recurso administrativo ante Paul Laird, director regional del Buró Federal de Prisiones en Kansas City, Kansas, para exigir la revocación de la prohibición en base a que no solo violó los derechos de Valerio y del Militante bajo la Primera Enmienda, derechos que protegen la libertad de expresión y la libertad de prensa, sino que también contravenía las propias normas del Buró de Prisiones.
Según los reglamentos carcelarios, “el director puede rechazar una publicación solo si se determina que es perjudicial a la seguridad, el buen orden o la disciplina de la institución o si podría facilitar la actividad criminal”.
La apelación señaló que el director no solo está obligado a dar razones por las que una publicación cumple este criterio, pero según las mismas normas, “no puede rechazar una publicación exclusivamente porque su contenido es religioso, filosófico, político, social o sexual, o porque su contenido sea impopular o repugnante”. Además, el director debe indicar “artículo(s) o material(es) considerados objetables(s)”. Pero la notificación no dio una razón coherente, ni hizo referencia a ningún artículo.
De hecho, en ningún lugar del numero que fue prohibido se hace referencia alguna al Partido Comunista Revolucionario. “Pero aunque lo hubiera”, dijo el director del Militante Doug Nelson, “¿sobre qué base pueden las autoridades carcelarias prohibir un periódico por informar sobre alguna organización, ya sea el Partido Republicano, al-Qaeda, o cualquier otra? Me resulta difícil creer que prohibirían el New York Times o el Daily News si escribieran sobre el Partido Comunista Revolucionario.
“El Militante no tiene ninguna afiliación con el Partido Comunista Revolucionario o su periódico Revolución”, dijo Nelson. “Puede que haya alguna confusión allí. El hecho es que Revolución y otros periódicos como Prison Legal News, The Bay View y Prison Focus han tenido que librar sus propias batallas contra la censura. Y apoyamos todas estas luchas”.
Durante el último año, el Militante ha ganado apelaciones administrativas contra intentos similares de censurar el periódico en centros penitenciarios estatales en Washington y Florida. Pero, como señaló la apelación: “el Militante ha sido entregado a los reclusos en el sistema penitenciario federal por lo menos desde la década de 1950, y según nuestra información, ninguna prisión federal jamás se ha negado a entregar algún número del Militante a un preso”.
“Esta apelación forma parte de una lucha más amplia en la cual el Militante se ha unido a otras publicaciones y organizaciones para defender los derechos de libre expresión de los presos y de la prensa”, dijo Nelson. “Cuando los derechos de los trabajadores tras las rejas están bajo ataque, los derechos de todos los trabajadores están siendo atacados y deben ser defendidos”.
“Hemos encontrado que las autoridades carcelarias están haciendo estas cosas más y más”, añadió Nelson. “Cualquiera que sea la razón, creo que tienen una idea equivocada de la situación. El clima político actual es de una simpatía generalizada a favor de los derechos de los presos y sus luchas por la dignidad”.
Que el director “creyera que los artículos no identificados ‘referentes’ a ‘la necesidad de derrocar el sistema’, sin ninguna explicación a lo que se estaba refiriendo… no es suficiente”, dijo la apelación. “Además, la prohibición de un número por la mera promoción, debate o reportaje sobre un punto de vista político, incluso sobre lo deseable de ‘derrocar el sistema’, signifique lo que signifique esa frase inherentemente vaga… no podría satisfacer los requisitos constitucionales”.
“Tal como la referencia al Partido Comunista Revolucionario, no sé a qué se refiere el director”, dijo Nelson. “El periódico no aboga por la violencia. Nos dirigimos a la clase trabajadora y la sociedad en general para hablar sobre la necesidad del cambio revolucionario, para remplazar el sistema individualista del capitalismo con el socialismo. Hablamos abiertamente de nuestro programa, nuestros objetivos y metas. Los trabajadores dentro y fuera de las cárceles están abiertos a lo que tenemos que decir. Y vamos a seguir diciéndolo”.
La apelación señala que la Corte Suprema en 1989 dictaminó que “los editores que deseen comunicarse con aquellos que, a través de una suscripción, buscan voluntariamente su punto de vista tienen un interés legítimo bajo la Primera Enmienda de tener acceso a los reos”.
“Deseamos y esperamos que todos los números del Militante estén siendo entregados a todos los reclusos con suscripciones en Florence, Colorado”, dice la apelación, “así como en todas las otras prisiones federales”.
El Militante tiene 98 suscriptores en aproximadamente 50 instalaciones penitenciarias federales y estatales en Estados Unidos, 15 de ellos en prisiones federales. Cuando se le negó el periódico a Valerio él era uno de dos suscriptores en Florence. Ahora hay tres.
“La base de suscriptores entre los trabajadores tras las rejas sigue creciendo”, dijo Nelson. “Estamos muy orgullosos de ello”.
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