Vol. 78/No. 34      29 de septiembre de 2014

El pueblo trabajador en Estados Unidos y el mundo entero debe protestar la creciente intervención militar de Washington en Iraq y Siria.

Las acciones militares de Washington, en respuesta al avance de las fuerzas reaccionarias del Estado Islámico, no están diseñadas para ayudar a la mayoría trabajadora que vive allí. El blanco de sus operaciones es todo aquello que obstaculice los intereses políticos y económicos de la clase dominante en Estados Unidos, ya sean las luchas progresistas de los trabajadores, agricultores y pueblos oprimidos, o un movimiento sectario reaccionario.

Al mismo tiempo los trabajadores del mundo entero deben apoyar la lucha del pueblo kurdo contra el Estado Islámico, así como su lucha por una nación soberana en el Kurdistán iraquí.

El Estado Islámico no es un movimiento religioso. Es sobre todo un movimiento político sectario cuya meta en medio del desorden capitalista, es capturar territorio, poder y control económico.

Detrás de su brutalidad, opresión de la mujer y desprecio a la dignidad humana, el Estado Islámico busca ante todo cerrar el espacio de los trabajadores para organizarse y luchar. No se irán de forma pacífica.

Lo más importante para el pueblo trabajador no es en contra de que estamos ; sino que es por lo que estamos a favor. Apoyamos la lucha de los Kurdos para derrotar al Estado Islámico y establecer una nación independiente en el Kurdistán iraquí. Apoyamos todas las luchas de los trabajadores y agricultores para obtener espacio para luchar en contra de las clases opresoras allí y contra la guerra imperialista.  
 
 
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