Vol. 78/No. 34 29 de septiembre de 2014
Por la importancia que tiene para el pueblo trabajador —en Estados Unidos, Cuba y el resto del mundo— que Washington ponga fin al embargo económico y a la política de estado hostil que durante décadas ha mantenido contra Cuba, el Militante reproduce a continuación una entrevista a Ramón Sánchez-Parodi, veterano dirigente de la Revolución Cubana. La entrevista apareció inicialmente en la edición del 13 de diciembre de 2013 del diario cubano Granma.
En 1975 Sánchez-Parodi representó al gobierno cubano en las negociaciones con la administración del presidente republicano Gerald Ford, que llevaron a la creación de secciones de intereses recíprocas en La Habana y en Washington. Sánchez-Parodi dirigió la Sección de Intereses de Cuba en Washington desde que se estableció en 1977 hasta 1989.
La administración del presidente Dwight Eisenhower rompió relaciones diplomáticas con Cuba en enero de 1961. Dos años antes, el Ejército Rebelde y el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, bajo el liderazgo de Fidel Castro, dirigieron una masiva insurrección popular. Esta derrocó a la tiranía de Fulgencio Batista, quien contaba con el respaldo de Washington, y llevó al poder a los trabajadores y campesinos. Desde entonces, los gobernantes de Estados Unidos han rechazado repetidas propuestas del gobierno revolucionario de Cuba para normalizar las relaciones.
La periodista Dalia González Delgado de Granma hizo la entrevista. El Militante añadió notas sobre hechos que tal vez no resulten familiares a muchos lectores en Estados Unidos y otros países.
Nacido en 1938, Sánchez-Parodi estuvo activo en la clandestinidad urbana durante la lucha revolucionaria. En 1957 él y otros fueron arrestados en una casa en La Habana donde tenían planeado reunirse con Faustino Pérez, jefe del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en la capital. Se escaparon de la cárcel unas semanas después.
Después del triunfo de la revolución en enero de 1959, Sánchez-Parodi desempeñó responsabilidades directivas en el Partido Comunista de Cuba, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio del Interior antes de aceptar misiones diplomáticas en Estados Unidos. Actualmente forma parte del equipo de apoyo de Ramiro Valdés, vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, así como escritor y periodista.
Ramón Sánchez-Parodi Montoto participó en las conversaciones confidenciales entre ambos gobiernos en 1975, con vistas a una posible normalización, y luego en el proceso de negociaciones que dio lugar a la apertura de las Secciones de Intereses en cada país. Dirigió nuestra Sección de Intereses en Washington entre 1977 y 1989. Además, ocupó el cargo de viceministro de Relaciones Exteriores hasta 1994, y a partir de entonces se desempeñó como embajador en Brasil, hasta el año 2000.
Desde la dominación o la hostilidad, la relación con Estados Unidos ha influido en el país que somos. Hoy, cuando soñamos con uno aún mejor, el gobierno cubano ha reiterado su disposición de avanzar hacia una normalización de las relaciones bilaterales y establecer un diálogo serio, constructivo, en condiciones de igualdad y respeto a nuestra soberanía.
Granma conversó con Sánchez-Parodi para que nos contara, desde su visión, cómo sería una posible normalización de las relaciones, y cuándo hemos estado más cerca de lograrlo.
Cuando se abrieron las Secciones de Intereses, ¿en qué momento estaban las relaciones entre Cuba y Estados Unidos?
Desde la ruptura en enero de 1961, siempre hubo algún tipo de comunicación entre los gobiernos acerca de qué hacer con las relaciones, primero de una manera informal, y posteriormente formal.
En 1974 Henry Kissinger —secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional— le mandó un mensaje a Fidel, aprovechando la visita de un grupo de norteamericanos que venían a entrevistarlo. La esencia de la carta era una frase: Cuba y Estados Unidos son países con regímenes político, económico y social diferentes, discrepan en la mayor parte de los asuntos fundamentales de carácter internacional, pero eso no es razón para una hostilidad perpetua. Un reconocimiento de que hay diferencias y eso no implica que no pueda haber una relación es, como diría El Padrino, una oferta que no se puede rechazar. El gobierno cubano respondió positivamente a la posibilidad de comenzar contactos, ya directos, que no habían existido hasta entonces.
El primer encuentro fue de media hora o 40 minutos, en una cafetería del aeropuerto de La Guardia en Nueva York, en enero de 1975.
¿Sobre qué temas se habló en ese primer encuentro?
Yo fui designado representante de Cuba, y Lawrence Eagleburger —secretario adjunto personal de Kissinger— por Estados Unidos. Conversamos sobre asuntos generales, del interés en normalizar las relaciones. Lo más concreto fue por parte de Estados Unidos el anuncio de algunas medidas, entre ellas la autorización a subsidiarias norteamericanas en terceros países, como Argentina y Canadá, para vender a Cuba.2
¿Y eso sucedió?
Sí. En el caso de Argentina comenzaron a entrar automóviles como los Ford. En el caso de Canadá concretamente se refería a una serie de empresas que tenían contratos con Cuba para venderle materiales de oficina. Otra medida fue eliminar las restricciones de movimiento al personal cubano de Naciones Unidas, que estaba limitado a un radio de 25 millas.3
¿En esas conversaciones qué pedía Estados Unidos a Cuba?
Simplemente conversar. Las medidas se tomaron como gesto simbólico, y además para resolver problemas con los gobiernos de Argentina y Canadá. Después se dio otra conversación en julio de 1975, en un hotel en Nueva York. Participaron Eagleburger y William Rogers, subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos. Por la parte cubana, Néstor García Iturbe —consejero de la misión de Cuba en la ONU— y yo.
En esa reunión se siguió avanzando. El tema principal fue el hecho de que Estados Unidos favorecería la aprobación por la OEA de una resolución eliminando el carácter multilateral de las sanciones contra Cuba. Se decía que las sanciones contra Cuba de la OEA eran multilaterales, o sea, que todos los países tenían que acatarlas. A Estados Unidos no le convenía, al parecer, violar eso y tener conversaciones bilaterales con Cuba, por lo tanto también era una forma para evitarse un problema. A partir de ese momento, todos los países tenían el derecho de bilateralmente manejar sus relaciones con Cuba.4 Se habló de otros asuntos, pero eso fue lo más importante.
Quedamos en tener una nueva ronda de conversaciones en agosto. Pero más adelante el gobierno de Estados Unidos comunicó que no era posible continuar las negociaciones producto del apoyo de Cuba a la independencia de Puerto Rico. Usaron ese argumento.
¿Fue un pretexto?
Considero que sí, porque posteriormente comenzaron a ligar ese asunto con la presencia de tropas cubanas en África. Y ahí se paró la cosa. En mi opinión, el verdadero problema fue la campaña electoral (las elecciones generales serían en 1976). Había una confrontación dentro del Partido Republicano entre Ronald Reagan y Ford, y este no quería darle municiones para que lo atacara. La decisión entonces fue no seguir conversando con Cuba.
Pero después, casi al final de la campaña al año siguiente, los dos candidatos a presidente: Ford y James Carter5 nos hicieron llegar mensajes donde expresaban que si ganaban las elecciones, reanudarían las conversaciones. En el caso de Carter, decía que no quería que esas conversaciones fueran confidenciales, sino públicas. Con su victoria vino su directiva presidencial sobre el proceso de normalización de las relaciones con Cuba, y eso incluía la apertura de las secciones de intereses.
¿En el momento en que se abrieron las Secciones de Intereses, se pensaba que el diálogo avanzaría más, que se convertirían en embajadas?
Sí. Tanto por parte de ellos como nuestra. Pero las circunstancias fueron siempre muy complejas y había muchos intereses contrarios.
El propio Reagan estuvo activo en promover acuerdos con Cuba, como los acuerdos migratorios del año 1984, que antes habían sido interrumpidos.6 El no solo los promovió, sino que cuando se llegó a un memorando de entendimiento quien hizo el anuncio fue la Casa Blanca, no el Departamento de Estado, lo que les dio una jerarquía que no habían tenido antes. Eso demuestra que siempre ha habido un interés por su parte; incluso la instrucción presidencial de Carter de marzo de 1977 dice claramente “para normalizar las relaciones con Cuba”.7
¿Por qué no se llegó entonces a la normalización?
Entre otras cosas había contradicciones en el interior del gobierno de Carter, que se expresaron en política exterior. No solo con relación a Cuba sino a Irán y la Unión Soviética. Al mismo tiempo, estaba el tema de Africa, donde teníamos intereses encontrados, y los procesos de insurrección armada en América Latina, especialmente en Nicaragua.8
¿El momento en que más cerca estuvimos de normalizar las relaciones fue con Carter?
Claro, porque él fue quien tomó la decisión de normalizar las relaciones.¿No se ha vivido ningún momento similar después?
No creo. Se pensó que con Barack Obama, pero él realmente desde que tuvo asegurada la nominación como candidato demócrata en el 2008 empezó a girar hacia el centro, a acercarse a posiciones conservadoras.
Obama nunca ha estado, en ningún sentido, en un camino de búsqueda de una normalización de relaciones. Su política es una versión light de la misma política de George W. Bush (hijo). No ha cambiado. Eso se liga con otras complicaciones que tiene Estados Unidos y que influyen especialmente en su política hacia América Latina. A estas alturas, las bases de la política norteamericana, los instrumentos de esa política en la región, reflejados en la idea del sistema interamericano, han volado en pedazos.9 Tienen que repensar cuál va a ser la política hacia Latinoamérica.
Durante los años en los que usted estuvo al frente de la Sección de Intereses, ¿cuáles fueron los momentos más tensos de las relaciones?
Desde el punto de vista de la hostilidad, los momentos más tensos indudablemente se produjeron a inicios del gobierno de Reagan. Entre otras cosas, porque él tenía un proyecto para echar para atrás el proceso de normalización, como parte de su diseño de política exterior y todo lo que siguió como expresión de las ideas de la nueva derecha. Particularmente por una posición muy clara de Alexander Haig (secretario de Estado) de promover incluso un ataque militar contra Cuba; se lo propuso a Reagan.
¿El ataque militar siempre se ha mantenido como una opción?
Sí. La política de Estados Unidos hacia Cuba es una política de Estado.
Reagan actuó con más sensatez y rechazó esa propuesta de Haig. Yo diría que ese fue el momento de más tensión. Fidel me ha comentado que quizás una de las cosas que nos salvó de una confrontación militar fue el atentado que le hicieron a Reagan.10
Hubo momentos de tensión también cuando los sucesos del Mariel, pero eso era más bien tensión política, y nosotros teníamos una capacidad de acción.11
Usted ha insistido en más de una ocasión en que la de Estados Unidos hacia Cuba es una política de Estado. ¿Entonces discrepa con quienes afirman que la política hacia Cuba está dirigida por el lobby cubanoamericano de Florida?
Eso no tiene nada que ver. Le hemos hecho mucha propaganda. Pero eso está en contra de toda lógica y de la realidad. En primer lugar, el término cubanoamericano, es de las cosas que nosotros hacemos al usar los términos de Estados Unidos y los asumimos como verdades absolutas. Ese es un término del censo, que habla de grupos sociales, el cubano-americano es el que dice en su planilla del censo que es cubanoamericano. Pero qué tienen que ver Ted Cruz o Marco Rubio12 con Cuba.
Ahora bien, aun aceptando el término, ¿qué peso tienen en las elecciones? En los condados de Florida donde hay cubanoamericanos siempre han ganado los demócratas desde 1992, y casi siempre desde 1960 hasta la fecha.
Hay algunos poderosos como Ileana Ros-Lehtinen.13 …
¿Pero ella qué hizo contra Cuba durante el tiempo que dirigió la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara? Cero.
Cuando los cubanos que controlaban la sociedad cubana, la política cubana, la economía, los negocios, todo en Cuba, estaban aquí, lo único que podían hacer era lo que les decían los yankis. Y ahora que no tienen nada en Cuba, y lo saben, qué hacen. Nosotros caemos muchas veces en la trampa de tomar como verdades los argumentos de Estados Unidos y sus explicaciones, cuando son falsas. Eso no quiere decir que el tema de la emigración cubana no sea importante para nosotros, y tenemos que resolverlo en función de nuestros intereses.
Cuando venía el Scarabeo (la plataforma petrolera), Ileana Ros-Lehtinen, Mario y Lincoln Díaz-Balart14 le mandaron una carta pública a Obama, argumentando que eso iba contra el bloqueo y los intereses norteamericanos, y conminaron al presidente a hacer algo. Obama no les hizo caso. Ellos no tienen fuerza, los usan.
Para mantener la política de Estado…
Y la política de Estado está clara. La proclamación presidencial estableciendo el bloqueo, la Ley Helms-Burton,15 la decisión de poner todo eso en el código federal, la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros) y las acciones contra Cuba, eso es política de Estado. Para cambiarla tendría que haber una voluntad de los gobiernos y las instituciones, y les hace falta.
¿Por qué les hace falta cambiarla?
¿Cómo Estados Unidos va a resolver su política hacia América Latina sin resolver sus relaciones con Cuba? Nosotros tenemos relaciones plenas con todos los países de América Latina y el Caribe, y hasta con Estados Unidos tenemos vínculos diplomáticos. Y fue la región donde Estados Unidos más avanzó en su política de aislamiento. Estos países no van a cambiar su política hacia Cuba. Ya dijeron que no habrá Cumbre de las Américas16 (que será en Panamá en el 2015) si Cuba no participa. ¿Qué hará Estados Unidos?
¿Usted ve cerca el momento de normalización de las relaciones?
Eso no existe así, y el levantamiento del bloqueo no es un decreto, es un proceso que puede llevar muchos años. Hay cosas que se hacen; por ejemplo la discusión ahora del tema del correo postal.
“Pero aun cuando se diga, se eliminó el bloqueo, en el mundo las relaciones están reguladas por la serie de acuerdos bilaterales o multilaterales, que habría que negociar entre Cuba y Estados Unidos. Por ejemplo, comunicaciones aéreas; qué pasa con Radio Martí; cómo será el tratamiento de los visados; los aranceles consulares; todo eso hay que negociarlo, y todo eso lleva largo rato, con los intereses nuestros y los de ellos.
Por supuesto, el día que Estados Unidos diga, eliminadas la Ley Torricelli,17 la Helms-Burton, dejo sin efecto la proclamación presidencial de Kennedy, ya eso tiene un impacto muy grande, inmenso.
Yo creo que con Obama no va a pasar, quizás suceda en los próximos mandatos presidenciales, sean republicanos o demócratas, porque es otro error nuestro pensar que es con los demócratas. Las conversaciones directas comenzaron con Nixon, y con Kissinger nada menos.
Creo que las condiciones están maduras, porque no aguantan más.
Entonces aunque no suceda con Obama, ¿usted cree que después se avance hacia un acercamiento?
De hecho se está avanzando algo. Y el tiempo político está a favor de que se elimine el bloqueo. Estados Unidos tiene una situación de crisis y como te decía, en Latinoamérica tiene que rediseñar su política, que no debe ser sobre la base del sistema interamericano. Además,188 países votando para que se elimine el bloqueo, es un aislamiento total.18
El objetivo de la política de Estados Unidos hacia Cuba es restaurar su dominación, y no se conforman con menos que eso.
Yo sí pienso que, si no en el próximo gobierno, quizás en el siguiente,19 debe haber una decisión sustancial hacia la normalización de las relaciones con Cuba. Lo más fácil, y lo que más obliga a cambiar, es que Estados Unidos diga que se elimina toda prohibición para que ciudadanos estadounidenses viajen a Cuba, eso obliga a transformar cosas del bloqueo.
Estados Unidos y Cuba nunca han tenido una relación del todo normal. Hubo un largo periodo de dependencia, y luego una relación hostil o no relación. ¿Cómo sería entonces una relación normal?
No es normal, lo que es una relación normal. Sería una relación beneficiosa para ambos países, pero tiene que estar exenta de todo intento de dominación; como la tenemos nosotros con montones de países y eso no significa que no pueda haber conflictos eventuales. Nuestro sistema político y económico no es obstáculo para tener relaciones normales con cualquiera.
¿Y cree que en algún momento ellos renuncien a su intención de dominación?
Si no renuncian a eso no habrá relación normal. Se les ha demostrado durante más de medio siglo que cualquier intento para restaurar esa dominación ha fracasado.
1. Cuba-USA: Diez tiempos de una relación, por Ramón Sánchez-Parodi (Ocean Sur, 2011).
2. Washington aflojó algunas de las sanciones contra las empresas estadounidenses en terceros países que comercian con Cuba, pero luego las reimpuso haciéndolas aún más severas.
3. En enero de 1975 Ford cambió la restricción de los viajes de los diplomáticos cubanos en Naciones Unidas: de un radio de 25 millas a una distancia de 250 millas de Columbus Circle en Nueva York. El presidente Ronald Reagan reimpuso el límite de 25 millas en abril de 1983.
4. En 1962 la administración Kennedy orquestó la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA). En 1964 la OEA decidió que todos los estados miembros debían romper sus relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba. Pero ya para 1975 la mayoría de los miembros de la OEA habían restablecido relaciones diplomáticas y económicas con Cuba y la organización abandonó su prohibición.
5. Carter ocupó la presidencia de enero de 1977 a enero de 1981.
6. En junio de 1985 los acuerdos migratorios fueron suspendidos nuevamente, esta vez por La Habana, en respuesta a la acción provocativa de Washington de difundir propaganda en Cuba por Radio Martí.
7. La orden ejecutiva de Carter en marzo de 1977 eliminó la prohibición de que los ciudadanos norteamericanos viajaran y gastaran dólares en Cuba. La prohibición fue reimpuesta en 1982.
8. A fines de 1975 el régimen del apartheid en Sudáfrica invadió Angola tras la victoria de su lucha independentista contra siglos de dominio colonial portugués. Washington apoyó a Pretoria.
A solicitud del gobierno de Angola, Cuba envió a decenas de miles de combatientes voluntarios para ayudar a derrotar a los invasores. En diciembre de 1975, Ford declaró que esta acción cubana “destruye toda oportunidad para mejorar las relaciones”.
El triunfo de la revolución nicaragüense en julio de 1979 dio un ímpetu a las luchas revolucionarias en El Salvador y el resto de Centroamérica.
9. El gobierno norteamericano usó el término “Sistema Interamericano” para describir el período, que duró muchas décadas, en que Washington definió en gran medida la política exterior de los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe —especialmente respecto a Cuba— a través de su dominación de la OEA.
10. El 30 de marzo de 1981, John Hinckley hijo disparó contra el presidente Reagan, dejándolo herido.
11. En 1980, en respuesta al incremento de las maniobras militares de Washington para aplastar las revoluciones de 1979 en Nicaragua y Granada y asestar golpes contra Cuba revolucionaria, la Habana abrió durante varios meses el puerto de Mariel, permitiendo que embarcaciones privadas de Estados Unidos recogieran a cubanos que deseaban emigrar. Como parte de su ofensiva propagandística, Washington había alegado que La Habana impedía la salida de los cubanos de la isla.
En noviembre de 1987, cuando los gobiernos de Estados Unidos y Cuba reanudaron los acuerdos migratorios, la Habana acordó regresar a más de 2 500 cubanos que habían llegado a Estados Unidos en 1980.
12. Los republicanos Rafael Edward “Ted” Cruz (Texas) y Marco Rubio (Florida), ambos de ascendencia cubana, han sido senadores desde 2013 y 2011, respectivamente.
13. Ileana Ros-Lehtinen ha sido miembro republicano de la Cámara de Representantes por Florida desde 1989. Emigró de Cuba de niña.
14. Mario Díaz-Balart ha sido miembro de la Cámara de Representantes por Florida desde 2003. Su hermano Lincoln Díaz-Balart fue congresista hasta 2011. Son de ascendencia cubana.
15. La Ley de Libertad y Solidaridad Democrática de 1996, conocida como la Ley Helms-Burton, fue firmada por el presidente William Clinton. Entre otras cosas, impuso una mayor carga financiera a Cuba por su comercio exterior, y restringió aún más el acceso cubano a las medicinas y al equipo médico.
16. Desde 1994, las reuniones de cancilleres en la “Cumbre de las Américas” organizadas por la OEA han excluido a Cuba. En la cumbre más reciente en 2012, los representantes de todos los gobiernos menos Estados Unidos y Canadá se expresaron a favor de invitar a Cuba a la próxima cumbre, a celebrarse en 2015.
17. En 1992 el presidente George H.W. Bush firmó la Ley de la Democracia en Cuba, presentada por el congresista Robert Torricelli. La medida reimpuso aspectos del embargo —suspendidos en 1975— que prohibían el comercio con Cuba a las filiales extranjeras de empresas norteamericanas y negaban acceso a puertos estadunidenses a los buques que comerciaran con Cuba.
18. Durante 22 años consecutivos, una mayoría abrumadora de los miembros de la Asamblea General de Naciones Unidas ha votado a favor de una resolución que condena el embargo norteamericano. En 2013 Estados Unidos e Israel fueron los únicos en votar en contra, y se abstuvieron las Islas Marshall, Micronesia y Palau, colonias efectivas de Estados Unidos.
19. Después de Barack Obama, el próximo presidente de Estados Unidos asumirá el cargo en enero de 2017. El siguiente entraría en funciones en 2021 ó 2025.
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