Vol. 78/No. 36      13 de octubre de 2014

El ministro de la salud pública de Cuba Roberto Morales había anunciado dos semanas antes que 165 voluntarios irían a Sierra Leona a principios de octubre. Pero en respuesta a los llamados de ayuda de los funcionarios de la ONU y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante la rápida propagación de esta enfermedad mortal, el gobierno cubano aumentó el tamaño del contingente a 461 voluntarios, y extendió sus operaciones para incluir a Guinea-Conakri y a Liberia.

“Muchos países han ofrecido dinero, pero ningún otro país ha ofrecido enviar a un número tan grande de trabajadores para ayudar hacer los trabajos más difíciles en esta crisis”, dijo el Dr. Bruce Aylward, subdirector de la OMS.

La organización Doctores Sin Fronteras, con sede en Francia, tiene más de 240 trabajadores de la salud extranjeros combatiendo la epidemia en seis centros de tratamiento en África Occidental, además de un personal de 2 800 contratados localmente. Los voluntarios de este grupo, provenientes de más de 24 países, constituyen la principal ayuda internacional en el terreno, hasta que lleguen los voluntarios cubanos.

Para el 26 de septiembre, se había constatado que más de 6 500 personas habían sido infectadas con la cepa Zaire del virus ébola, la más mortal de los cinco tipos de ébola, y que han muerto más de 3 080.

Ébola es un virus que se propaga principalmente a través del contacto directo con fluidos corporales. Afecta el funcionamiento del riñón y el hígado y puede provocar hemorragias severas.

Las prácticas funerarias tradicionales en África Occidental —donde los dolientes bañan o tocan a los difuntos— y la falta de alcantarillados modernos ayudó a sentar las bases para la epidemia. Como máximo había uno o dos doctores por cada 100 mil personas en los tres países más afectados antes del brote de la epidemia. La ausencia casi total de un sistema de salud pública permitió que la enfermedad se propagara desapercibidamente durante varios meses.

De los 15 mil trabajadores de la salud cubanos que se ofrecieron como voluntarios para la lucha contra el ébola, los dirigentes cubanos seleccionaron a 461 hombres. Ellos irán como parte de la Brigada Internacional Henry Reeve, la cual fue formada en 2005, cuando la oferta de Cuba de enviar a 1 586 trabajadores de la salud para asistir a las víctimas del ciclón Katrina en Louisiana fue rechazada por el gobierno estadounidense.

“No tengo miedo”, dijo Julio César Gómez Ramírez, un enfermero que va rumbo a África Occidental con la brigada. “Nos educamos ayudando a los demás. Como muchos de mis compañeros, participé en la guerra de Angola [cuando voluntarios cubanos ayudaron a derrotar a las invasiones del régimen del apartheid sudafricano], y en eso nos iba la vida. No es más difícil ahora”.

El presidente Barack Obama reiteró en una reunión de la ONU sobre el ébola el 25 de septiembre, que Washington iba a “establecer un comando militar en Liberia para apoyar los esfuerzos civiles en toda la región”.

“La misión estadounidense de 3 000 personas no brindara tratamiento a pacientes”, dijo el New York Times el 25 de septiembre, “pero construirá unos 17 centros de tratamiento, con un total de 1 700 camas, y tratará de entrenar a 500 trabajadores de la salud por semana”.

“No está claro quién operará” los centros una vez construidos, dijo el Times.

Desde el triunfo de la revolución que derrocó la dictadura de Fulgencio Batista en 1959, 325 mil trabajadores de la salud cubanos han asistido a 158 países, 39 de ellos en África, dijo el ministro de relaciones exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, ante la Asamblea General de la ONU el 27 de septiembre. “También, se formaron gratuitamente 38 mil médicos, de 121 países, de estos, 3 392 de 45 naciones africanas”.

“Si Cuba, pequeña y bloqueada, ha podido, ¿cuánto más no podría hacerse a favor de África con la cooperación de todos, en particular de los estados más ricos?” dijo Rodríguez.  
 
 
Portada (este número) | Página inicial | Página inicial en versión de texto