Vol. 79/No. 2 26 de enero de 2015
Los gobernantes franceses combinan encubrir la verdadera historia del odio contra los judíos fomentado y reproducido por las relaciones sociales en Francia por más de medio siglo con sus esfuerzos para utilizar los ataques recientes para atizar las llamas de los prejuicios contra los musulmanes.
Dos hermanos, Cherif y Said Kouachi, ciudadanos franceses de ascendencia argelina, asesinaron a sangre fría a los empleados de Charlie Hebdo, la cual es conocida por sus caricaturas vulgares que se han burlado del profeta Mahoma, el papa católico y otras figuras religiosas.
Una declaración emitida el 9 de enero por al-Qaeda de la Península Arábiga, que opera en Yemen, dijo que organizó los atentados como “venganza por el honor del profeta Mahoma” y categorizó a los asesinos como “héroes del islam”.
Amedy Coulibaly, un ciudadano francés de ascendencia senegalés que conocía a los Kouachis, tomó 15 rehenes en el mercado kosher en una vecindad judía en París el 9 de enero. Cuando un periodista que Coulibaly había contactado le preguntó por qué había atacado ese mercado, él dijo que quería atacar a “unos judíos”. Durante el sitio, Coulibaly hizo un video que lo mostraba frente a un afiche de la bandera del Estado Islámico, jurando lealtad a Abu Bakr al-Baghdadi, el dirigente del grupo, y al califato que al-Baghdadi ha declarado en partes de Iraq y Siria.
Al-Qaeda y el Estado Islámico son grupos reaccionarios, anti-obreros, que buscan establecer teocracias gobernadas por califas, e imponer la ley islámica sharia en la sociedad. Alegando falsamente que actúan a favor de los intereses de la religión musulmana, utilizan acciones y la brutalidad terrorista contra quienes consideren enemigos para infundir el miedo, las divisiones y la sumisión entre el pueblo trabajador.
La única razón por la cual tienen alguna influencia hoy en día es debido al vacío de liderazgo de clase obrera que existe en el Medio Oriente, producto de décadas de traiciones y derrotas engendradas por las fuerzas estalinistas y el agotamiento de las corrientes nacionalistas burguesas y pequeño-burguesas en la región.
La defensa del espacio político y la libertad de expresión y la lucha contra el odio a los judíos son cuestiones claves para el pueblo trabajador en todo el mundo.
El gobierno francés del presidente François Hollande organizó un acto interclasista por la “unidad” de más de un millón de personas en París el 11 de enero, al que asistieron Ángela Merkel, la canciller alemana, David Cameron y Benjamín Netanyahu, los primer ministros del Reino Unido e Israel respectivamente y el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas y otros gobernantes capitalistas.
Aunque Hollande denunció el ataque a la libre expresión, Francia tiene algunas de las leyes más severas en el continente contra la “expresión del odio” las cuales restringen la libertad de expresión.
Bajo la ley francesa el uso de expresiones que insultan, difaman o incitan el odio, la discriminación o la violencia en base de la religión, raza, etnicidad, nacionalidad, incapacidad, sexo u orientación sexual es un crimen castigable por hasta un año de prisión y una multa de 38 mil dólares. Estas leyes han sido utilizadas contra una amplia gama de objetivos, incluyendo a Charlie Hebdo. En otro acto de represión e ingeniería social, en 2011 las autoridades francesas prohibieron el uso en público del velo musulmán por las mujeres, con una multa de 217 dólares por la “infracción”.
Los gobiernos europeos no perdieron ni un segundo en utilizar los ataques para justificar nuevas restricciones a los derechos políticos. El ministro de defensa francés Jean-Yves Le Drian anunció el 12 de enero que 10 000 soldados serían desplegados en el país, y el día anterior los funcionarios europeos pidieron un control más estricto de las fronteras y mayor vigilancia de los datos de pasajeros aéreos. Los medios capitalistas se enfocaron en pedir mayor vigilancia en las áreas musulmanas y restricciones de viaje desde países en el Medio Oriente.
Alza en ataques contra judíos
Los ataques contra judíos en Francia y en otras partes de Europa han aumentado. Francia tiene la tercera población judía más grande en el mundo, después de Israel y Estados Unidos. El temor a la violencia contra los judíos ha provocado una creciente emigración desde Francia a Israel y a otras partes de Europa.
Muchos en la izquierda en Europa y Estados Unidos dicen que el principal problema fue el “racismo extremo” de las caricaturas de Charlie Hebdo, argumentando que estas alimentan los prejuicios entre los trabajadores contra los inmigrantes musulmanes y que ayudan el ascenso de “demagogos fascistas”. Pero dicen poco sobre el flagrante odio contra los judíos que caracterizaron los asesinatos en París.
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