Vol. 79/No. 10 23 de marzo de 2015
Militante/Bob Braxton |
Marcha cruza puente Edmund Pettus el 8 de marzo donde 50 años atrás policías golpearon a manifestantes. La alta participación da muestra de la disposición de luchar hoy en día. |
POR SHARON LASSEN
SELMA, Alabama—Las calles de esta pequeña ciudad se llenaron hasta rebosar el 7 y 8 de marzo cuando decenas de miles de trabajadores, jóvenes, veteranos del movimiento proletario de masas para derrocar el sistema de segregación racial Jim Crow y otras personas de todo el país se congregaron para conmemorar el 50 aniversario de la batalla en Selma por los derechos civiles para exigir el derecho al voto para los negros que culminó en la marcha en marzo de 1965 desde Selma hasta Montgomery, la capital de Alabama.
Junto con la Batalla de Birmingham dos años antes, donde el Reverendo Fred Shuttlesworth dirigió a miles de jóvenes en protestas en las calles enfrentando los perros policías y cañones de agua de Eugene “Bull” Conner, las protestas de Selma fueron batallas cruciales en la lucha victoriosa para derrocar la segregación Jim Crow en el Sur. La Batalla de Birmingham marcó el comienzo de una nueva etapa en la lucha por los derechos de los negros, atrayendo a decenas de miles de trabajadores industriales a las acciones de masas. La lucha en Selma condujo a la aprobación de la histórica Ley de Derecho al Voto de 1965.
Muchos participantes señalaron el profundo impacto del derrocamiento de Jim Crow en la vida actual. Y muchos llegaron para protestar los esfuerzos actuales para erosionar el derecho al voto, especialmente el fallo de la Corte Suprema en 2013 que de forma inconstitucional anuló partes claves de la ley de 1965. Esto ha resultado en la aprobación de numerosas restricciones estatales al derecho al voto a través del sur del país, frecuentemente bajo el pretexto de leyes más estrictas de “identificación del votante”.
El 7 de marzo, el presidente de Estados Unidos Barack Obama, el ex presidente George W. Bush, decenas de legisladores federales y estatales y miles de otras personas participaron en los actos oficiales de conmemoración.
Al día siguiente alrededor de 80 mil personas se unieron a los veteranos de las protestas de 1965 para marchar sobre el Puente Edmund Pettus —que lleva el nombre de un ex-dirigente del Ku Klux Klan— y regresar para una manifestación.
La marcha estaba compuesta mayoritariamente de trabajadores, incluyendo algunos organizados en contingentes sindicales de trabajadores automotrices del UAW, Teamsters, sindicatos de trabajadores postales, UNITE HERE, el SEIU y otros. La confianza en sí mismos dejó su impacto en las manifestaciones de ambos días.
“Empecé a pensar en venir cuando mi nieto dijo que quería ver la película Selma. Así que lo traje conmigo este fin de semana”, dijo Cheryl Temple, miembro del UAW en una fábrica de camiones en Gastonia, Carolina del Norte.
“Yo vine porque creo en los derechos civiles y porque los trabajadores necesitan sindicatos”, dijo Temple, quien es caucásica y trabaja en la primera fábrica de camiones en el Sur que a votado a favor de un sindicato. Ahora hay cinco plantas de ensamblaje y piezas de camiones a menos de 50 millas de Gastonia que están sindicalizadas, dijo.
Decenas de autobuses llegaron del sureste del país, organizados por la NAACP, la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC), iglesias locales, sindicatos y grupos comunitarios. También estuvieron presentes en grandes números estudiantes y otras personas que han participado en protestas contra la brutalidad y muertes a manos de la policía por todo el país en los últimos meses.
Los organizadores de la marcha se enfocaron en la lucha para defender el derecho al voto en la actualidad. “Desde carnets con foto del votante, prueba de ciudadanía para inscribirse, y la reducción en los días de votación y registro de votantes”, dijo a la prensa el senador estatal de Alabama Hank Sanders en febrero cuando junto a dirigentes del SCLC convocaran el acto, “los estadounidenses están perdiendo el derecho a votar, que tantas personas sacrificaron sus vidas y derramaron sangre para lograr”.
“Yo tenía 14 años en 1965”, dijo Ruth Anthony, de Selma. “Yo marché en las tres protestas en el puente”.
“Las personas mayores no marchaban, muchos de ellos, porque tenían miedo de perder sus empleos”, dijo Anthony. “Para mí no se trataba de votar, yo era demasiado joven”, dijo. “Pero yo no quería ver que mi madre tuviera que dejar pasar a niños blancos cuando esperaba para ser atendida, si ellos habían entrado a la tienda después que ella. Vivimos con cosas así todos los días. No queríamos poner las narices contra las vitrinas de los restaurantes que no nos dejaban entrar”.
Unos 450 trabajadores de la aerolínea Delta llegaron a la marcha de todas partes del país. “Es muy importante estar aquí hoy”, dijo Wanda Bell, una auxiliar de vuelo de Los Angeles. Los 20 mil auxiliares de vuelo de Delta están actualmente involucrados una cruenta batalla para ganar el reconocimiento del sindicato y un contrato.
“Todos los trabajadores necesitan sindicatos”, dijo Jackie Johnson-Avery, una trabajadora en la fábrica de ensamblaje de automóviles Mercedes Benz en Vance, Alabama. “No eres nadie si tratas de ir en contra de una corporación multimillonaria como Mercedes por ti solo”.
Varios centenares de trabajadores inmigrantes, la mayoría originarios de América Latina, vinieron de más de una decena de ciudades en Alabama, organizados por la Coalición de Alabama para la Justicia del Inmigrante.
La mañana del 9 de marzo, los manifestantes iniciaron la marcha de 54 millas hacia Montgomery, para recrear la protesta de 1965. La marcha culminará el 13 de marzo con una protesta en la capital del estado para exigir el restablecimiento de las cláusulas de la Ley de Derechos Electorales que fueron anuladas por la Corte Suprema en 2013.
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