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Vol. 79/No. 14      20 de abril de 2015

 
(portada)
Casa Blanca urge a apoyar
trato con Irán ante oposición

 
POR NAOMI CRAINE  
El presidente Barack Obama está trabajando esmeradamente para ganar aprobación del acuerdo nuclear preliminar alcanzado en las negociaciones entre funcionarios de Irán y Estados Unidos, junto con Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia y China. Al anunciar el acuerdo el 2 de abril, Obama dijo que este “prevendría [a Irán] de obtener un arma nuclear” y que “haría más seguro a nuestro país, a nuestros aliados y nuestro mundo”.

El acuerdo preliminar se enfrenta a una tempestad de oposición, incluyendo de Israel, Arabia Saudita y otros gobiernos del Medio Oriente, los Republicanos y algunos Demócratas en el congreso.

Refleja una mayor desintegración del orden imperialista que ha dominado el Medio Oriente durante décadas. El resultado es una mayor inestabilidad y guerra, lo cual continuará y se profundizará independientemente de que lo que pase con el acuerdo con Teherán, hasta que se forje una dirección de la clase obrera que sea capaz de dirigir una lucha por los intereses de los trabajadores.

Las pláticas no culminaron con un acuerdo firmado, sino mas bien con una lista de “parámetros” para la negociación de un acuerdo durante los próximos tres meses. Según un comunicado de la Casa Blanca, estos incluyen el acuerdo por parte de Irán de reducir el número de centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio de 19 mil a 6 104 en los próximos diez años; comprometerse a no enriquecer el uranio más allá de lo necesario para generar energía eléctrica por 15 años; y reducir las reservas de uranio enriquecido. Esto supuestamente aumentaría el tiempo requerido para producir el material necesario para producir una bomba nuclear de los dos a tres meses que Washington calcula les tomaría actualmente a un año.

Las sanciones impuestas por los imperialistas que han estrangulado cada vez más a la economía de Irán durante la última década, con efectos devastadores para los trabajadores y agricultores en el país, siguen en efecto mientras continúan las pláticas.

‘Doctrina de Obama’ irrita aliados

Desde su elección en 2008, Obama ha procurado reducir la “huella” militar de Washington a través del mundo y recortar el gasto de armamentos. Pretende sustituirlos con “persuasión diplomática y moral”, dijo el Wall Street Journal el año pasado, en busca de “reinicios” con Moscú, Siria e Irán.

El columnista del New York Times Thomas Friedman le preguntó a Obama durante una entrevista el 4 de abril, si hay “una Doctrina Obama”, caracterizada por la creencia de que “el diálogo es posible”.

Obama dejó claro que si las cosas no van bien, él está preparado a atacar, diciendo que el “diálogo” debe combinarse con “un sentido de que somos lo suficientemente poderosos para poner a prueba estas propuestas sin ponernos en peligro”.

El curso que ha mantenido con Irán ha sido consecuente con su punto de vista que él puede traer la paz al mundo encontrando a otros dirigentes “inteligentes” con los cuales puede tener un diálogo.

Esto contrasta con las relaciones sociales en un mundo donde la crisis del comercio y producción capitalistas está intensificando las rivalidades económicas, la inestabilidad política y las crisis sociales a través del mundo.

Las agudas objeciones a las negociaciones nucleares con Irán por parte de los viejos aliados de Estados Unidos en la región y en el Congreso de Estados Unidos son más que riñas partidistas. Los gobiernos de Israel y Arabia Saudita, en particular, están preocupados no solo por la posibilidad de que Teherán desarrolle un arma nuclear sino también por el creciente papel económico, político y militar de Irán en la región, incluyendo su apoyo a las milicias chiitas en varios países.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu dijo que el acuerdo podría “amenazar la sobrevivencia de Israel”. En un discurso el 3 de abril, citó a un dirigente militar iraní que dijo que, “la destrucción de Israel no es negociable”.

Los gobernantes de Arabia Saudita también temen la expansión del alcance de Teherán. Riyadh ayudó a organizar una reunión en Egipto el 26 de marzo donde los gobernantes de las naciones de la Liga Árabe pusieron en marcha una fuerza militar árabe unificada de respuesta rápida.  
 
 
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