Vol. 79/No. 22 15 de junio de 2015
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“Nosotros debemos gobernar a Puerto Rico”, dijo el independentista Oscar López, en víspera de marcha el 30 de mayo en Nueva York (arriba). Ha estado encarcelado en EUA por 34 años. |
Los participantes vinieron de toda la costa este de Estados Unidos y hasta de Nashville, Tennessee. Había contingentes de varios grupos religiosos y también del Local 1199 y 32BJ del sindicato SEIU. Casi una decena de funcionarios públicos marcharon o fueron oradores en el mitin.
López, de 72 años de edad, se mudó de Puerto Rico a Chicago cuando tenía 14 años. Fue conscripto en el ejército en 1965 y enviado a Vietnam. Al regresar, López se unió a la lucha contra la discriminación racial en la vivienda y el empleo, por la educación bilingüe, contra la brutalidad policial y por la independencia de Puerto Rico.
Fue arrestado el 29 de mayo de 1981, acusado de ser un dirigente de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Puerto Rico, y de cargos amañados incluyendo de “conspiración sediciosa”, y fue condenado a 55 años de prisión. Nunca fue acusado de ningún acto de violencia. Le negaron la libertad condicional y no puede solicitarla de nuevo hasta el 2026.
“Es ridículo que esté preso por tanto tiempo por creer que Puerto Rico debe ser independiente. Pintan a Oscar de terrorista, pero deberían de pintarlo de héroe”, dijo Melissa Santana, quien trabaja en Hiram College cerca de Cleveland. “Puerto Rico tiene recursos increíbles, pero Estados Unidos los capta todos”.
“No todos aquí están de acuerdo con las ideas de Oscar sobre la independencia”, dijo Raquelle Seda, dirigente de la Red Nacional Boricua de Derechos Humanos en Detroit. “Pero están de acuerdo que las condiciones en las que ha vivido Oscar por 34 años son inhumanas”.
Unos días antes de la marcha, López dijo en una entrevista en el semanario puertorriqueño Claridad que él ha ganado la solidaridad de los otros presos y que los ha animado a protestar contra el confinamiento solitario y otras condiciones abusivas en la prisión.
En respuesta a una pregunta sobre la apertura de relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, López dijo, “El apoyo y la solidaridad de Cuba son importantísimos para nosotros. Creo que esto fortalece a Cuba y si Cuba se fortalece, nosotros también nos fortalecemos”.
William Hernández y Lizzie Díaz, trabajadores de una planta farmacéutica, dijeron que se unieron a la caravana en Fajardo, en la punta oriental de Puerto Rico. “Hemos repartido miles de volantes sobre la lucha para liberar a Oscar”, dijo Díaz. Hernández añadió, “Algunas personas se oponían a su liberación, pero la mayoría estaba a favor. Algunos no sabían sobre el caso, y nosotros se lo explicamos”.
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