Vol. 79/No. 26 27 de julio de 2015
La decisión del gobierno estatal de Carolina del Sur de remover la bandera de combate de la Confederación, un símbolo movilizador para matones racistas y oponentes de los derechos de los negros desde que fue desplegada sobre la sede estatal en 1961, es una poderosa victoria para todos los trabajadores. Millones por todo el mundo vieron el acontecimiento histórico por televisión.
El retiro de la bandera, la rapidez de los eventos y el abrumador apoyo político bipartidista para hacerlo, registran las profundas consecuencias sociales y políticas de la lucha victoriosa dirigida por los africano-americanos en los años 50 y 60 que derrocó la segregación racial Jim Crow. Esas batallas transformaron la conciencia de la población de todo Estados Unidos.
La victoria en Carolina del Sur sienta las bases para movilizar este sentimiento amplio para lograr otros avances que fortalezcan la unidad de los trabajadores, incluyendo la profundización de las luchas bajo el lema “Las Vidas de los Negros Si Importan” que han hecho retroceder la violencia y la brutalidad policiaca, y la lucha para anular las restricciones impuestas al derecho a votar después que el Tribunal Supremo socavara la Ley de Derecho al Voto en 2013.
Esta trayectoria fortalece a la clase trabajadora. Los capitalistas acaudalados y su gobierno usan tácticas de dividir y vencerás, oponiendo a los caucásicos contra los africano-americanos, a los que tienen trabajo contra los desempleados, a los hombres contra las mujeres, los nacidos aquí contra los inmigrantes. Las victorias que fortalecen la solidaridad obrera ayudan a los trabajadores a ver más claramente que nuestro enemigo común son los patrones y su sistema bipartidista.
Su sistema mundial enfrenta actualmente una profunda crisis económica y social producto del descenso de la producción y comercio capitalistas. Ellos no tienen ninguna respuesta a esto, excepto tratar de hacer caer el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, tratar de aumentar sus ganancias mediante el recorte de empleos y la aceleración del trabajo, socavar la seguridad en los centros de trabajo y atacando nuestros derechos sociales y políticos.
Los trabajadores necesitamos nuestro propio partido político, un partido obrero, para unirnos en acción para defendernos contra los ataques de los capitalistas y para trazar un rumbo para quitarles el poder político.
Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores —ambos trabajadores de Walmart que están participando en la lucha por un salario de 15 dólares por hora y un sindicato, y participantes en la lucha para bajar la bandera de la Confederación en Carolina del Sur y otras batallas de la clase obrera— están postulándose en las elecciones para avanzar esta perspectiva.
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