Vol. 79/No. 34 28 de septiembre de 2015
A la vez, millones de refugiados expulsados de sus hogares por los ataques brutales del presidente sirio Bashar al-Assad, permanecen en Siria y lps países vecinos, incluyendo los trabajadores y agricultores más pobres.
Después de que alrededor de 40 mil refugiados llegaron a Alemania el fin de semana del 12 y 13 de septiembre, Berlín comenzó a imponer controles de documentos.
La decisión de Berlín de imponer controles produjo una reacción en cadena. El día siguiente funcionarios en Austria y Eslovaquia anunciaron que iban a seguir su ejemplo.
Ambos gobiernos han enviado tropas para reforzar sus fronteras. Hungría ha construido una cerca de alambre de púas de 108 millas de largo y ha enviado 4 300 tropas a su frontera con Serbia.
Las raíces de la crisis en Siria son las décadas de brutalidad del régimen de Assad. Un amplio movimiento popular en 2011, similar a la “primavera árabe” en Egipto, que exigía derechos políticos y el fin de la represión del gobierno, no logró derrocar a Assad.
Apoyado por Moscú y Teherán, Assad ha desatado ataques contra la población con armas químicas, misiles balísticos y bombas de barril llenas de metralla, matando a 250 mil personas. De los 23 millones de habitantes en Siria antes de la guerra, 7.6 millones se han desplazado internamente y 4 millones han huido del país, según la agencia de refugiados de Naciones Unidas.
Hay aproximadamente 2 millones en Turquía, más de 1 millón en Líbano y centenares de miles en Jordania, Iraq y Egipto.
Los sirios que buscan refugio o un lugar para organizarse para luchar en la región enfrentan cada vez mayores obstáculos. Líbano ha exigido visas desde enero. Jordania permite que entren solamente 40 a 50 personas al día. Hay solamente un punto fronterizo para pasar a Iraq.
Debido a la ausencia de una dirección revolucionaria en Siria, el ejército brutal y reaccionario del Estado Islámico (EI), con la dirección militar del ex comandante del ejército del presidente iraquí Saddam Hussein, intervino y tomó control de grandes extensiones del territorio de Siria e Iraq. Los trabajadores y agricultores han sufrido la peor parte de la brutalidad del EI.
El único lugar donde las masas han creado una fuerza de combate eficaz es en las áreas dominados por los kurdos de donde han repelido tanto al ejército de Assad como al EI.
Mientras que el enfoque de la cobertura sobre el Medio Oriente en los medios estadounidenses ha sido las decapitaciones espantosas y otros actos violentos realizados por el EI, el régimen de Assad ha sido responsable de la gran mayoría de los perecidos, matando a casi 8 mil personas solo este año, a comparación del EI, el cual es responsable de la muerte de 1 100.
Washington y los otros gobiernos imperialistas han permitido el desangramiento del pueblo sirio. El presidente norteamericano Barack Obama está dependiendo de un acuerdo —lo que él llama un “reajuste”— con Moscú y de sus nuevas relaciones con el régimen en Teherán para estabilizar la región, y ofrecer de esa forma protección para los intereses del imperialismo norteamericano.
El gobierno ruso ha aerotransportado tanques, equipo y personal para reforzar el régimen y para mantener las regiones costeras occidentales donde reside la mayoría de la población del país bajo el control de Assad.
Moscú ha indicado que busca una reunión entre el presidente ruso Vladimir Putin y Obama durante las sesiones próximas de Naciones Unidas para discutir sus intereses mutuos en la región, incluyendo la colaboración en la lucha contra el EI. Josh Earnest, secretario de prensa de la Casa Blanca, dijo que es probable que esto ocurra, informó el New York Times el 15 de septiembre.
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto