Vol. 80/No. 9 7 de marzo de 2016
El secretario de defensa John Kerry dijo que Moscú desempeñaba un papel “constructivo”. Para facilitar el acuerdo, Washington recortó su apoyo a las fuerzas de oposición siria que respaldaba, diciendo que no habían tenido éxito en ejercer presión sobre Assad.
El acuerdo de alto el fuego anterior había sido programado para entrar en efecto el 19 de febrero. Sin embargo, Moscú, Assad y sus aliados intensificaron sus asaltos mortíferos contra fuerzas de la oposición en Alepo y Homs en el norte, Daraa en el sur y Kansabba, en la provincia de Latakia, la cuna de Assad. Portavoces militares rusos dijeron que habían golpeado “1 593 blancos terroristas” aquella semana.
Aviones rusos atacaron hospitales operados por Médicos Sin Fronteras en la provincia de Idlib, matando a más de dos docenas de pacientes y personal médico. Representantes del grupo, junto con portavoces de la oposición, dicen que los hospitales, las escuelas y las panaderías se han convertido en blancos, con el objetivo de aterrorizar a la población.
Hablando en representación del régimen de Assad, Bashar al-Jaafari dijo que Médicos Sin Fronteras era una rama de la inteligencia francesa y era responsable del bombardeo porque “no consultaron con el gobierno sirio”.
Washington dejará pasar todo si el resultado es un gobierno más fuerte que controle una mayor parte del país.
El segundo alto el fuego, anunciado por Kerry y el ministro de asuntos exteriores ruso Sergei Lavrov, está proyectado a entrar en efecto el 27 de febrero. Assad dijo que lo cumpliría, pero que continuará atacando a “terroristas”. El Consejo de Negociaciones Avanzadas de las fuerzas de oposición dijo el 22 de febrero que aceptaba el acuerdo.
Washington cambió el curso de su política en el Oriente Medio hacia un bloque con Moscú y Teherán, apartándose de sus aliados tradicionales en Ankara, Riad y Tel Aviv, cuando el viejo “orden mundial” en la región, creado por los vencedores imperialistas en la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, se hace añicos.
Buscando maneras de reafirmar sus intereses, los gobernantes de Arabia Saudita y Turquía han propuesto la apertura de operaciones terrestres en Siria contra el régimen de Assad. Pero reconocen que tienen poco poder sin el acuerdo de Washington. Los saudís comenzaron ejercicios militares esta semana con aliados del Golfo Pérsico, Egipto, Sudán, Marruecos, Jordania, Nigeria, Paquistán y Malasia.
El pueblo de Siria ha pagado un precio enorme por las décadas de brutalidad del régimen de Assad y las recientes maniobras del imperialismo y Moscú. Cerca de medio millón de sirios han muerto. Más de la mitad de la población ha sido desplazada de sus hogares.
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