Vol. 80/No. 9 7 de marzo de 2016
Estos actos son una amenaza mortal al amplio espacio para la discusión, que la clase trabajadora necesita para trazar una vía de lucha para enfrentar las agobiantes condiciones de la depresión del sistema capitalista. La oposición a estos ataques está creciendo aquí.
El 19 de enero Ami Ayalon, ex jefe de la policía secreta Shin Bet, habló en una reunión auspiciada conjuntamente por la Sociedad Israelí de King’s College y la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres. Ahora Ayalon aboga por la congelación de los asentamientos israelíes en la Ribera Occidental y a favor de negociaciones basadas en “el concepto de dos estados, usando las fronteras de 1967 y con intercambios territoriales basados en criterios de seguridad, demografía y contigüidad”.
Alrededor de 100 personas se congregaron frente al edificio coreando consignas que incluían “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre”, lo que es un eufemismo para decir eliminar el estado de Israel, que se encuentra entre el río Jordán y el mar Mediterráneo.
Un puñado de manifestantes lograron evadir al personal de seguridad. Cuando los detuvieron antes de poder entrar al salón, se pusieron a golpear las paredes y a activar las alarmas de incendios, mientras que los manifestantes que se quedaron fuera seguían coreando y golpeando las ventanas. La reunión fue interrumpida y los guardias de seguridad llamaron a la policía.
Un evento sobre la paz fue “acogido con violencia e intimidación”, dijo la Unión de Estudiantes Judíos. “Solo 25 personas lograron alterar un evento al que asistían 60 personas, mientras que más de otros 100 que quisieron escuchar al orador y participar en la reunión no pudieron entrar porque no había espacio”.
La organización Acción Palestina de King’s College se había opuesto a que se celebrara la reunión, diciendo que la responsabilidad de Ayalon en la tortura de los detenidos por Shin Bet durante los cinco años que él había dirigido la agencia en los años 90 significaba que había perdido el derecho de hablar.
“Creemos que la interrupción pacífica de eventos que presenten a personas que han participado en crímenes de guerra, incluyendo la tortura, es una forma legítima de protesta”, dijo el grupo en una declaración el 24 de enero.
Acción Palestina también ha instado a los estudiantes a que “apoyen el movimiento de BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) y el boicoteo académico de instituciones israelíes hasta que Israel conceda a los palestinos sus derechos básicos y ponga fin a la ocupación ilegal y sitio de Gaza”. Aunque el grupo dice que se opone al antisemitismo “como cuestión de principios”, callar a oradores y artistas solo porque son de Israel contradice esta afirmación.
Los estudiantes estaban interesados en discutir la cuestión con miembros de la Liga Comunista, quienes habían montado una mesa de libros frente al King’s College el 28 de enero. Cuatro personas se suscribieron al Militante y una compró La cuestión judía por Abram Leon.
El programa ‘Prevenir’ del gobierno
Robert Andrews, estudiante, dijo que el gobierno aprovecha de esta atmósfera para socavar la libertad de expresión, señalando como ejemplo su políticas conocida como “Prevenir”.“Prevenir” es parte de la “Ley de contraterrorismo y seguridad” de 2015. Ésta requiere que los centros docentes “evalúen el riesgo de que los alumnos sean atraídos al terrorismo y a apoyar ideas extremistas”. Además, que “promuevan valores británicos fundamentales” y que creen “espacios seguros”, y recuerda a los centros docentes que tienen el deber de “prohibir el adoctrinamiento político”.
“Bajo ‘Prevenir’, si alguien dice algo ‘radical’ en una conferencia, el instructor debe denunciarlo”, dijo Andrews. “¿Pero quién es el que decide qué es ‘radical’?”
“Hay personas encargadas de vigilar el ‘espacio seguro’ que denuncian cualquier cosa que sea ‘ofensiva’”, dijo. “A veces me encuentro censurándome a mí mismo”.
El gobierno del Partido Conservador afirma que Prevenir permite que se prohíban presentaciones de oradores que se consideren “extremistas” en los recintos escolares.
Un estudio de 115 universidades de la revista electrónica Spiked informa que hay restricciones a la libertad de expresión en el 90 por ciento de ellas. En nombre del “espacio seguro” y la “dignidad”, varios oradores, periódicos, grupos, tipos de conducta, canciones e incluso gestos han sido prohibidos en más de la mitad de esas escuelas el año pasado. Las uniones estudiantiles imponen cuatro veces más prohibiciones que las autoridades universitarias, reportó la revista.
El pasado noviembre la escritora feminista Germaine Greer decidió no cancelar una conferencia en la universidad de Cardiff, a pesar de una petición con más de 3 mil firmas exigiendo que la prohibieran por sus supuestos puntos de vista “transfóbicos”.
“Lo que están diciendo es que porque yo no creo que la cirugía puede convertir a un hombre en mujer, no se me debe permitir hablar en ninguna parte”, dijo Greer.
En la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, una de los universidades más propensas a imponer restricciones, están debatiendo una propuesta para prohibir a la recién fundada Sociedad por la Libertad de Expresión antes de que celebre su primera reunión. El grupo quiere invitar a oradores que han sido prohibidos en otros lugares y debatir temas polémicos.
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