Vol. 80/No. 16 25 de abril de 2016
INDIANAPOLIS—“¡No regresaremos al pasado!” y “¡Mi cuerpo, mi decisión!” corearon los casi 3 000 manifestantes, en su mayoría jóvenes, que se reunieron aquí el 9 de abril para exigir la revocación de la ley estatal contra el aborto.
La HEA 1337 prohibe los abortos hechos por un “diagnóstico de síndrome de Down o cualquier otra discapacidad”. Presentada cínicamente como una medida por los derechos civiles, la ley también prohibe el aborto basado en la “raza, color, sexo, nacionalidad o ascendencia” del feto. También exige que los restos fetales sean enterrados o incinerados, agregando gastos para la mujer.
La ley exige que los médicos que realizan abortos tengan privilegios de admisión en un hospital local. Restricciones como estas ya han reducido el número de proveedores de aborto en el estado a seis, cuando en 2011 eran 12.
“El embarazo debe ser la decisión de la mujer y de nadie más”, dijo Courtenay Graham.
“Hemos hablado sobre esta ley y las protestas contra la misma la semana pasada en nuestro mitin de Mujeres del Acero”, dijo Rosa María Rodriguez, una obrera del acero en Chicago y funcionaria del Local 1010 del sindicato de obreros del acero USWA. “Luego lo presentamos directamente en el mitin del sindicato”, y ganamos apoyo, incluyendo de los hombres. “No hay otra voz que sea más fuerte que la del sindicato para que seamos escuchados”.