Vol. 80/No. 16 25 de abril de 2016
Este ataque es parte de una serie de agresiones físicas, destrucción de sedes, “desapariciones” de miembros del PC y de los esfuerzos gubernamentales para no permitirle al partido ejercer su derecho a participar en la política.
Estos ataques son una amenaza mortal para la clase trabajadora y el movimiento obrero. Son precedentes que serán utilizados contra quienes luchan para defender a la clase trabajadora en Ucrania.
Al momento del ataque el PC y la Juventud Comunista estaban tratando de remplazar una placa en memoria del ex dirigente estalinista Volodymyr Shcherbytsky, miembro del Buró Político del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1971 a 1989, fallecido en 1990. Los matones derechistas quemaron y pisotearon su pancarta.
Shcherbytsky es conocido por tratar de ocultar y minimizar la gravedad del desastre nuclear de Chernóbil en 1986. Él ordenó que los trabajadores salieran a las calles para la celebración del Primero de Mayo en Kiev cinco días después de la explosión de la planta nuclear cuando todavía la radiación llovía sobre la ciudad.
El 27 de febrero el Servicio de Seguridad Ucraniano acusó a Kononovych y a su hermano Alexander, secretario del comité regional del Partido Comunista en Volyn, de apoyar a las fuerzas separatistas pro-Moscú en Donetsk y Luhansk, en Ucrania oriental. Alexander Kononovych fue secuestrado el 12 de marzo.
El gobierno del presidente Petro Poroshenko ha fomentado los ataques físicos. Poroshenko ha entablado una demanda para ilegalizar al Partido Comunista y ha promulgado una serie de leyes de “descomunización” que prohíben los materiales escritos y “símbolos comunistas” y sientan la base para encarcelar a los miembros del PC.
Hace dos años las movilizaciones populares conocidas como el “Maidán” derrocaron al gobierno pro-Moscú de Víktor Yanukóvich. Los meses siguientes, los gobernantes capitalistas intentaron sacar de las calles a trabajadores y jóvenes que se habían movilizado.
Desde que asumió la presidencia en mayo de 2014 Poroshenko ha tomado medidas contra los derechos políticos y ha impuesto despidos y recortes en los gastos sociales. Él acusa a los que se oponen a su régimen de ser una “quinta columna”, sugiriendo que cualquier desacuerdo con las políticas gubernamentales constituye un respaldo a la rebelión en el oriente del país.
El 29 de febrero el Partido Comunista de Ucrania solicitó el apoyo internacional a sus esfuerzos de contrarrestar la prohibición del partido.
A la vez los dirigentes de las llamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk, que cuentan con el respaldo de Moscú, prohibieron al PC en esas regiones, impidiendo que participara en las elecciones locales en octubre de 2014 y 2015.
Varias organizaciones dentro del movimiento obrero que luchan contra los ataques gubernamentales a los derechos políticos han tomado diversas posiciones. “Para mi que la prohibición del PCU no tiene un impacto negativo en los derechos democráticos en Ucrania”, dijo a la Campaña de Solidaridad con Ucrania Volodymyr Sotnyk, un miembro del Sindicato Libre de Trabajadores Ferroviarios de Ucrania en Kiev. “De hecho la clase trabajadora nunca ha sido protegida por el PCU”.
“Las agresiones contra el Partido Comunista de Ucrania son parte de los ataques más amplios del gobierno capitalista contra los sindicatos y los partidos de izquierda”, dijo al Militante Ivan Ovcharenko, dirigente del sindicato Defensa del Trabajo de Toda Ucrania en Kiev, el 20 de marzo. “Las medidas gubernamentales de ‘descomunización’ han hecho más difícil las actividades de socialistas como nosotros”.
“Los trabajadores y todos los defensores de los derechos políticos deben solidarizarse con el Partido Comunista ucraniano, su organización juvenil y sus miembros contra los ataques físicos y los legislativos”, dijo el Militante en un editorial en julio del año pasado.
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto