Vol. 80/No. 19 16 de mayo de 2016
El candidato presidencial republicano Donald Trump dice que va a “hacer que Estados Unidos sea grandioso de nuevo”. La candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, dice que Estados Unidos ya es grandioso.
Ambos quieren que los trabajadores nos consideremos como “americanos” y que veamos a los trabajadores de otros países como nuestros enemigos. Nosotros debemos considerarnos como parte de una clase trabajadora mundial con intereses en común y un enemigo común: el capitalismo.
Clinton está a favor de utilizar la fuerza militar de Washington para defender los intereses estadounidenses y argumenta a favor de una intervención más “robusta” que la del presidente Barack Obama. Trump se llama el candidato de la “paz” que va a poner a América primero forjando un ejercito fuerte y hacerle saber a las naciones del mundo que tienen que venir a la mesa a negociar o aguantar las consequencias.
¿De qué ‘América’ están hablando? ¿La América de los trabajadores de Verizon, forzados a salir en huelga por patrones que quieren cortar la cobertura médica, subcontratar sus empleos a salarios más bajos y cerrar los centros para hacer llamadas? ¿O la ‘América’ de los patrones de Verizon? ¿La ‘América’ de los trabajadores de comida rápida que luchan por 15 dólares y un sindicato? ¿O la ‘América’ de los acaudalados capitalistas que no tienen más que desprecio para el pueblo trabajador aquí y en el extranjero?
El capitalismo está en una profunda crisis mundial. Incapaz de obtener las altas ganancias que desean mediante la inversión en fábricas que resultarían en la expansión de la producción, en su lugar la clase capitalista está especulando en cualquier cosa desde los bonos y acciones hasta los precios futuros del petróleo y otras mercancías.
En las fábricas, talleres y minas aceleran el ritmo de trabajo con un total desprecio por la seguridad y las vidas de los trabajadores, reducen salarios y beneficios y atacan nuestros sindicatos.
La política exterior de los patrones es una extensión de su curso doméstico.
Washington salió victorioso de la Segunda Guerra Mundial como la potencia imperialista dominante. Hoy en día, el orden mundial que ellos establecieron se está desbaratando. Desde el Medio Oriente a Europa hasta el Mar del Sur de China, Washington enfrenta retos, conflictos y desorden.
Todo esto es la raíz de las disputas entre Trump, Clinton y Obama.
Más o menos drones, más o menos diplomacia, más o menos fuerzas especiales, o infantería, o dinero para la OTAN, pacto comercial o ningún pacto comercial —todo lo que Washington hace, sea quien sea el ocupante de la Casa Blanca, tiene como propósito defender los intereses de los capitalistas estadounidenses alrededor del mundo, no los de los trabajadores en ninguna parte.
Las diferencias tácticas entre Clinton y Trump son sobre cómo defender mejor los intereses de los imperialistas.
El pueblo trabajador necesita nuestra propia política exterior independiente de los patrones.
Cuba revolucionaria demuestra que esto es posible. Los revolucionarios cubanos no dicen, “Cuba primero”. Empiezan con el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de todas las naciones y ofrecen solidaridad a todos los que luchan contra la dominación imperialista.
El Partido Socialista de los Trabajadores se pone hombro a hombro con los trabajadores de Verizon que resisten a los patrones en este país. Estamos con los trabajadores y agricultores en Siria que sufren los golpes del régimen dictatorial de Bashar al-Assad y sus aliados en Moscú y Teherán, del reaccionario Estado Islámico y de los esfuerzos de Washington para defender sus intereses imperialistas en la región. Exigimos la retirada de todas las tropas estadounidenses en el extranjero, desde Corea a Siria y América Latina.
Bajo el capitalismo no hay paz.
Forjar un movimiento capaz de reemplazar a la dictadura de los capitalistas con un gobierno de los trabajadores y agricultores es decisivo para el futuro de toda la humanidad.
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